Allende los choques exógenos, los errores de previsión en economía provienen también de que el comportamiento de los agentes -familias y empresas– no corresponde al que cabría esperar en absoluta coherencia con las hipótesis del modelo canónico que, aun perfeccionado, se aparta poco del modelo básico del «homo economicus» asentado en la racionalidad y egoísmo. […]
Allende los choques exógenos, los errores de previsión en economía provienen también de que el comportamiento de los agentes -familias y empresas– no corresponde al que cabría esperar en absoluta coherencia con las hipótesis del modelo canónico que, aun perfeccionado, se aparta poco del modelo básico del «homo economicus» asentado en la racionalidad y egoísmo. Y dado que los agentes no actúan siempre -ni siquiera habitualmente– en conformidad con las decisiones supuestas por las hipótesis de base -anticipaciones racionales, entre otras– las previsiones alumbradas por dichos modelos fallan.
Uno de los principales objetivos de la economía conductual es explicar por qué en ciertas situaciones los seres humanos adoptan comportamientos que pueden parecer paradójicos bajo el criterio de racionalidad, es decir, contrarios a lo que predice la teoría del «homo economicus». Esta corriente de investigación se apoya en la experimentación en laboratorio (economía experimental) almacenando y procesando datos a la luz de la sicología (Daniel Kahneman, Nobel 2002) pero no tiene un carácter clínico como la neuroeconomía.
La neuroeconomía es un campo de investigación en la intersección de la ciencia económica y las ciencias cognitivas. Su finalidad es estudiar la influencia de los factores cognitivos y emocionales en las decisiones económicas, sean inversiones, consumo, tomas de posición ante el riesgo, etc. La neuroeconomía tiene un lejano parentesco con la economía conductual de la que se diferencia fundamentalmente por centrarse esta, como su nombre indica, en los comportamientos individuales y colectivos de los agentes económicos al tiempo que la neuroeconomía examina las bases neurobiológicas de dichos comportamientos amparada en las técnicas de resonancia cerebral.
La imagen por resonancia magnética funcional (fMRI por sus siglas en inglés, Functional Magnetic Resonance Imaging) es un procedimiento clínico de investigación que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada. Como los aparatos son cada vez más potentes y perfeccionados, la tecnología de la imagen por resonancia magnética (MRI), que permitía la observación de imágenes aisladas ha dado paso, gracias a la fMRI, a la observación del desarrollo de acciones completas (funcionales). Verbigracia, todo el proceso correspondiente a una decisión de compra de una casa o un jersey.
Una de las consecuencias de las hipótesis básicas inherentes al «homo economicus» es que las emociones no se toman en cuenta en la modelización básica de la ciencia económica. Sin embargo, el análisis clínico por resonancia magnética de la actividad cerebral ha demostrado que durante el proceso de la toma de decisiones en materia económica las zonas activas son más frecuentemente las habitualmente solicitadas en el tratamiento de las emociones que en las que se supone se sitúa la racionalidad. Por esta y otras razones, sin restarles méritos técnicos a los galardonados, me parece excesivo que el Nobel de Economía (en realidad «Premio de ciencias económicas en memoria de Alfred Nobel») recayera -otra vez y van tres– en proponentes del paradigma económico de las «anticipaciones racionales» aunque tanto Christopher A. Sims como Thomas J. Sargent hayan investigado -sin demasiado énfasis, es cierto– situaciones en las que la racionalidad es limitada.
Ambos economistas han suministrado parte de las herramientas empíricas y justificaciones teóricas de modelos macro-econométricos que se emplean para predecir -y, en un segundo tiempo, ajustar– los efectos de las políticas monetarias de los bancos centrales, las presupuestarias o fiscales de los gobiernos, los efectos sobre el PIB mundial de un aumento del precio del petróleo, etc. La generación más sofisticada y reciente de estos modelos se conoce como DSGE (del inglés Dynamic Stochastic General Equilibrium). Habida cuenta de la complejidad creciente de estos modelos hay quien los saca sin sonrojo en procesión como los instrumentos más apropiados para pilotar las distintas economías e incluso arreglar sus desastrosas disfuncionalidades. Por lo que se me alcanza, ya dije en alguna ocasión que la parafernalia de las ecuaciones diferenciales estocásticas de los modelos macro-econométricos -especialmente en el caso de la Unión Europea– es pura ideología amparada en la violencia simbólica de las matemáticas al servicio de «expertos» que justifican intervenciones cuyo único objetivo es mantener la inflación y demás «fundamentales» por debajo de un determinado nivel. A pesar de la que está cayendo el desempleo no es de su negociado.
Los modelos DSGE son incapaces de fundamentar adecuadamente situaciones de equilibrios múltiples ni anticipar cambios en los comportamientos de los agentes y en las asimetrías de información. Pasarán muchos años, si es que alguna vez se consigue, antes de construir modelos que tomen en cuenta los cambios de estrategia de los agentes y las variaciones y asimetrías informativas y conductuales corrientes y futuras.
El marco de reflexión que ofrece la ciencia económica a partir de las anticipaciones racionales sólo es válido en situaciones normales, cuando la linealidad es la tónica dominante de manera que el pasado se prolonga en el futuro sin saltos ni discontinuidades. Las previsiones funcionan, siempre con un intervalo de error, cuando hay cierta continuidad o linealidad. Hoy día, con la globalización/mundialización y los contagios de mercados que impulsa, en lugar de evolucionar suavemente de un equilibrio a otro el entorno económico exhibe situaciones de equilibrios múltiples: se puede saltar brutalmente de un equilibrio económico, real y financiero, a otro distinto simplemente porque ha habido modificaciones en las anticipaciones. Ex post, este nuevo equilibrio confirma la anticipación autorrealizable.
Lo cierto es que las economías globalizadas muestran escasas regularidades y notable heterogeneidad de los elementos que se precisa manipular en los modelos. En este sentido, la noción de «agregado» macroeconómico es intelectualmente insatisfactoria y prácticamente letal. La heterogeneidad de agentes -sus anticipaciones y comportamientos- no puede sintetizarse por agregación. El caso más simple es el comportamiento de mujeres y hombres. Las investigaciones llevadas a cabo con la tecnología fMRI cuestionan la hipótesis de uniformidad de comportamientos , homogeneidad, toda vez que la actividad cerebral comparada de hombres y mujeres difiere ante un mismo estimulo o situación de carácter económico.
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