Denunciamos la semana que acaba de concluir en Cayendo y Corriendo las reuniones secretas entre Capriles y Uribe. También denunciamos la participación de JJ Rendón en la campaña del candidato opositor. Inmediatamente salió Capriles a desmentir dicha reunión con Uribe, al tiempo que Rendón afirmaba que no tenía nada que ver con la campaña del […]
Denunciamos la semana que acaba de concluir en Cayendo y Corriendo las reuniones secretas entre Capriles y Uribe. También denunciamos la participación de JJ Rendón en la campaña del candidato opositor.
Inmediatamente salió Capriles a desmentir dicha reunión con Uribe, al tiempo que Rendón afirmaba que no tenía nada que ver con la campaña del mal llamado Comando Tricolor.
Nos extrañó mucho la celeridad con la que Capriles negó a Uribe y Rendón a Capriles. Pero nuestra sorpresa pasó al recordar que estamos en abril, mes donde la oposición venezolana niega todo, absolutamente todo: niega golpes, masacres y hasta Carmonas.
El día de ayer José Vicente Rangel confirma en sus Confidenciales las reuniones de Capriles con Uribe, pero también con Rendón y oscuros empresarios colombianos durante su viaje secretamente público a Colombia.
De estas reuniones, ya más que confirmadas, comenzamos a entender el matiz de guerra sucia de la campaña presidencial opositora.
Reunirse con Álvaro Uribe Vélez quiere decir estrechar lazos con el padre del narcotráfico latinoamericano, así como también con el paradigma de la narcopolítica y, sobre todo, del paramilitarismo como forma de presión social para coartar libertades ciudadanas.
Por otra parte, reunirse con JJ Rendón manifiesta una voluntad inquebrantable por direccionar su campaña electoral hacia el terrorismo sicológico contra el pueblo venezolano.
Ya comenzamos a entender pues ciertos fenómenos políticos, sociales y mediáticos que se están dando en Venezuela, incluso antes del inicio oficial de la campaña presidencial.
Por ejemplo, esa operación de guerra sucia sin precedente que usa el agua como excusa para aterrorizar a la población venezolana. O más aún, aquella campaña típica de los métodos de JJ Rendón que, desde medios de comunicación del interior, posiciona a Venezuela como un país forajido que secuestra niños para vender sus órganos.
¿Tendrán estas operaciones psicológicas que ver con las reuniones supuestamente secretas y, por cierto, negadas entre Capriles y JJ Rendón?
Pero las preocupaciones no terminan ahí.
Otro de los amigos negados por Capriles es Álvaro Uribe uno de los narcotraficantes más peligroso y activistas en la región ¿Cómo interpretar las reuniones que están teniendo Capriles y Leopoldo López con ese Uribe que ocupaba en 1991 el puesto número 82 en la narcolista del Departamento de Estado de Estados Unidos?
¿Tendrán estas reuniones que ver con los índices desatados de violencia en estados como Miranda, Zulia, Carabobo o Táchira, donde la vinculación de las policías regionales con el paramilitarismo debería ser investigada?
La respuesta a la anterior pregunta da miedo.
Sobre todo a la luz de los asesinatos selectivos que comienzan a empañar la campaña electoral en Venezuela. Todavía más preocupante resulta que todo este ambiente de guerra sucia y violencia premeditada ocurre apenas en marzo ¿Cómo será el ambiente a mediados de julio o agosto en Venezuela, por ejemplo?
Lo cierto es que las reuniones de Capriles con Uribe y su ex asesor Rendón vislumbran para la Venezuela electoral malas noticias: esperemos que no estén pensando en ensuciar nuestro país con el gusano de la narcopolítica y el paramilitarismo como formas de tortura social para lograr sus fines políticos el próximo 7 de octubre.
Si Capriles negó a Uribe al tercer día según las escrituras del Departamento de Estado y Rendón negó a la oposición al cuarto, algo está tramando la derecha en esas oscuras reuniones en oficinas secretas de Bogotá.
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