Presentación del libroLAS FINANZAS Y LA CRISIS DEL EUROColapso de la eurozonaJuan Pablo Mateo y Alberto MonteroMadrid: Ed. Popular, 138 págs. Lugar: librería LA MARABUNTAC/ Torrecilla del Leal, 32 (esq. c/ Buenavista)Metro Lavapiés / Antón Martín (Madrid)Hora: 19:30 Interviene Xabier Arrizabalo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y director del Diploma «Análisis crítico de […]
LAS FINANZAS Y LA CRISIS DEL EURO
Colapso de la eurozona
Juan Pablo Mateo y Alberto Montero
Madrid: Ed. Popular, 138 págs.
Lugar: librería LA MARABUNTA
C/ Torrecilla del Leal, 32 (esq. c/ Buenavista)
Metro Lavapiés / Antón Martín (Madrid)
Hora: 19:30
Interviene Xabier Arrizabalo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y director del Diploma «Análisis crítico de la economía capitalista»
Y los autores,
Alberto Montero, profesor de la Universidad de Málaga y presidente de la Fundación CEPS
Juan Pablo Mateo, profesor en la Universidad Pontificia Comillas (ICADE)
Contenido del libro:
I. Introducción
II. Economía Política de las finanzas
III. Finanzas, reestructuración neoliberal y crisis
IV. Las finanzas y la crisis del euro
V. Bibliografía
Introducción (extractos)
En este libro abordamos la dimensión financiera de la crisis, con un énfasis en la zona del euro, y desde un enfoque crítico o de economía política. Ahora bien, como este enunciado contiene muchos elementos a precisar, esta introducción servirá para explicar algunas cuestiones que consideramos indispensables.
En primer lugar, tenemos la vocación de que este libro se abra, más que literalmente, a todos aquellos interesados en la economía, la crisis, las finanzas y/o el euro, o bien simplemente a quienes tienen interés en una cuestión: tratar de entender el capitalismo. En estas líneas, pues, esperamos contribuir a que el lector se aproxime al conocimiento del funcionamiento del sistema económico en el que vivimos todos y que determina nuestras condiciones de vida aunque la palabra «capitalismo» no suele ser pronunciada. Y para acotar, nos centramos en la dimensión financiera de la crisis en un área, el de la eurozona en el que se incluye España.
(…)
En este sentido, analizamos la crisis desde una perspectiva crítica, o de economía política, porque pensamos que este sistema económico tiene un carácter histórico y no natural, lo que exige llamarle por su nombre correcto, capitalismo, y no el de pila, porque informa poco y mal («economía de mercado»); porque a su vez creemos que la sociedad no es una suma de individuos, sino que existen clases sociales con intereses antagónicos, y este reconocimiento es el punto de partida para poder hablar de cualquier individuo y analizar cualquier medida de política económica. Pensamos además que este sistema es uno más de la historia en el que existe explotación, pues unos grupos sociales viven a costa de otros, y la producción de un excedente y su apropiación constituye un elemento de estudio imprescindible para poder entenderlo. Y en el que debemos adoptar un enfoque dinámico y no estático para poder explicarlo, porque no tiende a ningún equilibrio, sino a un desequilibrio en el que el desempleo y la precariedad son aspectos funcionales y necesarios para su reproducción, la cual, asimismo, genera contradicciones ineludibles que de manera inevitable le conducen a crisis. En definitiva, la experiencia histórica nos muestra serias dudas respecto de que sea eficaz para proporcionar los medios de una vida digna al conjunto de la población. Otra economía y otra sociedad son verdaderamente posibles y merecen la pena nuestro esfuerzo, tanto intelectual como práctico.
(…)
Por otra parte, la dimensión financiera de la crisis es un aspecto fundamental por el protagonismo que las finanzas han adquirido en las últimas décadas, lo que no significa caracterizar la crisis como financiera. Supone éste, en cualquier caso, un campo de análisis sumamente complejo. En particular, si puede resultar obvio que no compartimos los diagnósticos que ofrece la economía convencional sobre el papel de las finanzas en la economía y la crisis, no lo es tanto que, a su vez, muchos de los análisis efectuados por economistas críticos tampoco nos resultan convincentes. Las finanzas suelen ser alzadas al umbral de la maldad y consideradas como la causa de la crisis económica, sea aludiendo al comportamiento irresponsable de los agentes en los que se personifica el capital financiero o por el carácter eminentemente especulativo de esta actividad. Nos encontramos así en demasiadas ocasiones que se sitúa a las finanzas al margen del sistema económico capitalista a la hora de señalar las causas de la crisis, como si fuera posible separar los ámbitos financiero y productivo dentro de lo que después denominaremos «el ciclo de valorización del capital». De esta forma, y mientras que en términos políticos se llevan a cabo críticas que apuntan al núcleo del sistema, pareciera que al adentrarse en los vericuetos grisáceos de la economía muchos se tropiezan con las finanzas y, para evitar caerse, acaban apuntando con su arsenal analítico sólo a los banqueros, dejando indemnes al resto de la manada.
(…)
Se puede comprobar que el discurso oficial ha construido una explicación en nuestra opinión absolutamente distorsionada de lo que está ocurriendo. Si al principio de la crisis la palabra capitalismo gozó de cierta presencia, con el paso del tiempo una correlación de fuerzas en beneficio del capital se ha hecho patente al situar los términos del debate en torno a los políticos, el gasto estatal, las rigideces del mercado laboral, y en definitiva el conjunto de fenómenos que señalan los límites del terreno de juego de acuerdo a sus intereses. En este sentido, John Weeks (2011) comenta recientemente con acierto que «la crisis de la zona de la moneda euro es un excelente ejemplo cómo se pueden convertir mentiras flagrantes en sabiduría aceptada. Casi toda generalización sobre la crisis que se encuentra en los medios dominantes es falsa». Y efectivamente, es falso que la crisis de los países de la periferia europea como España, Portugal, Irlanda, Italia y Grecia, se derive del elevado gasto público social, en lo que se conoce como el Estado del bienestar, como si los trabajadores de estas economías tuvieran elevados derechos sociales, trabajaran pocas horas y recibieran elevados salarios y pensiones. Como ejemplo de lo que posteriormente se analizará, la jornada laboral anual (en número de horas) en Portugal, Italia, Grecia y España era en 2007, cuando estalló la crisis, entre 17 y 48 puntos porcentuales superior a la de Alemania, sus gobiernos destinaron entre 2,3 y 5,6 puntos porcentuales del PIB menos a gasto social; y España tenía una deuda respecto del ingreso nacional inferior a la mitad que la mencionada Alemania (19 frente a 44%), la cual coincidía con Portugal, e inferior a Grecia e Italia. España, además, tuvo un superávit fiscal en 2007 de casi el 2% del PIB, mientras que Alemania sólo tuvo el menor nivel de déficit en 2000, y en 2002-04 fue superior a los de España, Portugal e Italia; si bien esta situación se ha revertido en 2011, pero por la razón de que Alemania es el único de estos países que tenía un ingreso nacional real superior al de 2009. Como veremos, los superávit comerciales que Alemania ha acumulado en los años posteriores a la adopción del euro prácticamente coinciden con los déficit de estos denominados PIGS (Portugal, Irlanda/Italia, Grecia y España), lo que permite adivinar los intereses subyacentes en este proyecto europeo.