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El peligro de rescatar sin proteger

Fuentes: La Vanguardia

«Euro zona: ¿Ser o no ser?» era la pregunta de rigor la semana pasada en el banquete de despedida a Josef Ackermann, presidente de Deutschebank que sale de la dirección del lobby bancario del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). La cena de honor se celebró en el castillo de Kronborg a 45 kilómetros de Copenhague […]

«Euro zona: ¿Ser o no ser?» era la pregunta de rigor la semana pasada en el banquete de despedida a Josef Ackermann, presidente de Deutschebank que sale de la dirección del lobby bancario del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). La cena de honor se celebró en el castillo de Kronborg a 45 kilómetros de Copenhague cuyos muros encerraron a Hamlet en la obra maestra de Shakespeare. Y, reunidos en un momento culminante de la crisis europea, los 500 ejecutivos bancarios, gestores de fondos  y políticos parecían mas hamletianos con cada canapé y cada copa de champán.

La cuestión que determinará la próxima fase de la crisis en la unión monetaria y posiblemente la supervivencia del euro es la siguiente: ¿el novedoso paquete de apoyo a la banca española será el prólogo de una unión bancaria europea? ¿O será una peligrosa medida parcial que, al subordinar acreedores privados a los oficiales, aumente el miedo en los mercados?

El ministro de finanzas polaco, Jacek Rostowski, hizo la lectura mas positiva del drama shakesperiano de la zona euro: «El rescate a la banca española será el primer paso hacia la unión bancaria en Europa … cuando leamos los libros de historia el verano del 2012 se recordará como el momento en el que Europa empezó a superar su crisis», dijo.

Parece un pronóstico muy optimista. Pero Rostowksi se basa en la lógica inapelable de que no hay alternativas. Sin un compromiso de avanzar hacia un sistema mutualizado de supervisión bancaria, garantía de depósitos y rescates compartidos con la posibilidad de nacionalizar bancos quebrados desde Europa y no desde estados nacionales, la unión monetaria no es viable.

Es más, sin garantías de que se va a romper definitivamente los lazos perversos entre la deuda soberana y la banca mediante la mutualización bancaria europea,-advirtieron algunos de los comensales en el banquete del castillo de Kronborg- un rescate a España puede resultar arriesgado.

Ahora que se ha hecho público la fórmula de rescate, sin embargo, no queda nada claro que vaya a lograr ese fin. Más bien parece que los 100.000 millones de euros faciltados a España van a apretar aún más el abrazo de oso entre la banca y el estado español. En primer lugar porque los créditos europeos al FROB se sumarán a la deuda del estado español. Segundo porque, en cuanto entran acreedores oficiales en una operación de rescate -en este caso, el Mecanismo de Estabilidad Europeo que se, á el principal vehiculo de apoyo a partir del 1 de julio-, los privados se ven subordinados. Esto genera un riesgo -según explicaron fuentes del IIF- de que si hay un deterioro de la crisis tras, por ejemplo, una salida griega de la zona euro, se acelere la fuga de los acreedores privados desde la deuda española. Esto se debe al temor de los inversores privados a quedarse subordinados en caso de una reestructuración (impago) de la deuda española. Puede parecer una posibilidad remota pero en los neuróticos mercados financieros el futuro hipotético tiende a convertirse en realidad actual.

En caso de que «el FROB no pudiera devolver el dinero a los fondos europeos (debido a quiebras bancarias) , el gobierno español tendría que pagar», advierte Peter Tchir de TF market advisors en Nueva York. Y si estos fondos europeos son acreedores preferenciales, serán reembolsados antes que los acreedores privados.

Ya se quejaba en las tertulias de Copenhague del trato preferencial que recibieron los acreedores oficiales en la reestructuración de la deuda griega. «Hay que tratar a todos los acreedores de manera justa», dijo Charles Dallara director gerente del IIF. Así son los financieros de descarados. Pero, por el momento, más vale no asustarlos más sin proteger a la deuda soberana.

Por eso, era tan importante que un rescate a la banca española fuese avalada por la zona euro colectivamente, como el primer paso hacia la unión bancaria. Pero todo indica que eso era un paso que los países acreedores del norte no quisieron dar. Desde luego, los banqueros alemanes en el castillo de Kronborg -entre ellos Ackermann- se mostraron muy reticentes ante cualquier plan que permitiese que -según comentó un periodista veterano de Handelsblatt,- «otros países se afiancen en los depósitos bancarios alemanes».

El problema de subordinación de acreedores privados siempre ocurre en rescates, según explicó la semana pasada Barry Eichengreen de Berkeley. Por eso, cuando un país se somete a un programa de rescate, lo normal es retirarlo de los mercados durante meses o años, hasta que su deuda sea sostenible. Eso ocurrió con Grecia, Irlanda y Portugal. En el caso español se ha diseñado un curioso rescate  que ni protege a los inversores privados del efecto subordinación (mediante, por ejemplo una garantía del BCE de toda la deuda española y europa , en general) ni protege a España de los mercados.

Es obvio por qué se opta por esta formula original. A diferencia de Irlanda, Portugal o Grecia, «España es muy grande», dijo Jean Pisani-Ferry del Instituto Bruegel, otro conferenciante en Bruselas. O sea, se está rescatando a un país que es demasiado grande para rescatar. La diferencia respecto a los demás países intervenidos es que «se considera que España solo tiene problemas de liquidez y no de solvencia», dice Pisani-Ferry. Pero en esta crisis muchos economistas creen que una crisis de liquidez puede transformarse en crisis de solvencia.

De ahi la importancia de que, en los próximos meses, se den claras señales de que el rescate a España forma parte de una evolución general hacia una unión bancaria en el que los estados soberanos ya no tendrán responsabilidad de rescatar a sus propios bancos. Para algunos en Copenhage es un asunto urgente. Para salvar el euro, esto debería ocurrir «en cuestión de meses» , advirtió Jean Lemierre, asesor la dirección BNP Paribas.

Una unión bancaria con una garantía de depósitos de los bancos más importantes, supondría el inicio de la unión fiscal. «Evidentemente supone comprometer fondos para la eventualidad de una crisis pero es más fácil de digerir políticamente en Alemania que euro bonos», dijo Pier Francesco Gaggi, de la Asociación Bancaria Italiana. Pero otros en Copenhague se mostraron incrédulos ante la idea de la  a la unión bancaria europea. Frederic Oudea cosnejero delegado del banco francés Societe Generale y Stefan Ingves del banco sueco Riksbank lo descartaron como un «proyecto muy a largo plazo».

Son las dudas eternas de la zona euro ante su épica crisis. Pero hay indcios de que se acerca el desenlace de la obra y cómo dijo Dallara : «Europa ya debería ser un poco menos hamletiano».

http://blogs.lavanguardia.com/diario-itinerante/?p=1039