Una tesis frecuentemente promovida por economistas de sensibilidad liberal que tienen grandes cajas de resonancia en los medios, como el economista Sala i Martín, es que, resultado de la aplicación de las políticas públicas de corte neoliberal (que incluyen todas ellas una gran desregulación de los mercados financieros, comerciales y laborales) el mundo ha experimentado […]
Una tesis frecuentemente promovida por economistas de sensibilidad liberal que tienen grandes cajas de resonancia en los medios, como el economista Sala i Martín, es que, resultado de la aplicación de las políticas públicas de corte neoliberal (que incluyen todas ellas una gran desregulación de los mercados financieros, comerciales y laborales) el mundo ha experimentado un gran crecimiento económico, con una disminución de las desigualdades sociales. A fin de apoyar tal tesis, dichos economistas señalan que el número de personas viviendo en países pobres ha disminuido, y ello como resultado de los supuestos «milagros» económicos de China e India (que suman juntos más de un tercio de la población mundial). Ni que decir tiene que tal «milagro» se atribuye a la aplicación de la doctrina neoliberal en estos dos países.
Tal teoría, sin embargo, tiene serios problemas por falta de evidencia que la sostenga. En primer lugar, las elevadas tasas de crecimiento de las economías china e india no pueden atribuirse a políticas neoliberales. En realidad, el Estado en ambos países juega el mayor protagonismo en la vida económica del país. El Estado, por ejemplo, controla la provisión de crédito en ambos países. Ver estas políticas como neoliberales es un exceso de subjetividad que no cubre la realidad objetiva que se muestra en los hechos. Los puntos claves del capital financiero y económico continúan en manos o bajo la dirección del Estado.
Pero el agujero más sustancial en este argumento de que las desigualdades están disminuyendo es que tal tesis toma la diferencia de ingresos promedios entre los países como el indicador de que las desigualdades han aumentado o disminuido. Tomar los promedios es, sin embargo, altamente insuficiente e incluso erróneo. Una persona se puede ahogar en un río que tiene sólo un palmo como promedio de profundidad. Tal río puede tener muchos tramos en que esté prácticamente seco, mientras que en otras puede llegar a tener más de tres metros, que es donde la gente se puede ahogar. Tomar el promedio como medida evita conocer la distribución de los ingresos, que es precisamente el indicador más importante para medir las desigualdades. Las desigualdades entre países pueden disminuir, y a la vez, las desigualdades dentro de cada país pueden aumentar, de manera que cuando consideramos las desigualdades totales, estas últimas pueden haber aumentado, que es precisamente lo que ha estado ocurriendo en los últimos treinta años, en parte, resultado de la aplicación de las políticas neoliberales.
Veamos los datos. En EEUU, según datos del Congressional Budget Office, la riqueza del 1% de la población con mayores ingresos (los súper ricos) es de 16,8 trillones (americanos) de dólares, que es 2 trillones (americanos) superior a la propiedad del 90% de la población. Es más, los súper ricos (este 1% de la población) han visto aumentadas sus rentas en los últimos treinta años un 229%, mientras que para la mitad de la población estadounidense, las rentas han aumentado sólo un 6%. Utilizar el promedio como indicador de la riqueza y del nivel de renta de un país, ignora la enorme concentración de la riqueza y de las rentas que ha ido ocurriendo en la mayoría de países como resultado de aquellas políticas neoliberales.
Otro dato. La distancia entre el salario del director delegado de una empresa y el de su empleado promedio, era 35 veces mayor en 1974, 42 veces en 1980, 84 veces en 1990, 135 veces en 1995, 400 veces en 1998 y 531 en el 2000. Los ingresos de las cúspides han crecido mucho más rápidamente que el resto de la población en aquellos países, dato que no aparece cuando comparamos la situación en varios países, tomando el promedio como el punto de referencia. No se toman en consideración las desigualdades dentro de cada país. En realidad, si se considerara a todo el mundo como un solo país, veríamos que las desigualdades a nivel mundial han crecido de una manera muy marcada. Y ello como resultado de la enorme concentración de rentas y de riqueza estimulada por tales políticas neoliberales.
Y la crisis actual ha empeorado todavía más esta situación. La crisis está beneficiando a los súper ricos de una manera muy notable. Según el World Institute for Development Economics basado en Helsinki, el 1% de la población con mayores rentas a nivel mundial (los súper, súper ricos) es 2.000 veces más rico que el 50% de la población mundial. Las desigualdades a nivel mundial están, pues, creciendo, no disminuyendo.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.