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El gran secreto del otro paraíso

Fuentes: El Telégrafo

¿Qué diríamos si un asesino escondiera su arma en una embajada?  Sería una ofensa contra nuestro país. Sin embargo, eso es lo que a diario hacen en el mundo los evasores de impuestos o, peor aún, los malversadores de fondos públicos. Esconden el dinero robado a los programas sociales que salvan y mejoran la vida […]

¿Qué diríamos si un asesino escondiera su arma en una embajada?  Sería una ofensa contra nuestro país. Sin embargo, eso es lo que a diario hacen en el mundo los evasores de impuestos o, peor aún, los malversadores de fondos públicos. Esconden el dinero robado a los programas sociales que salvan y mejoran la vida de los pueblos. ¿Dónde? En los paraísos fiscales, cuyos gobiernos anteponen su codicia a la solidaridad entre naciones.

Aunque conocemos cuáles son esos paraísos, el club de los países ricos pretende ser el jurado calificador de esta categoría. Y pensar que algunos de esos mismos países fueron paraísos fiscales en el pasado. El mundo da sus vueltas.

Reconocemos como paraísos fiscales a aquellos lugares donde la información bancaria y societaria se mantiene en secreto y donde el pago del impuesto a la renta es casi inexistente. Son los paraísos de la información oculta y, al mismo tiempo, los refugios del dinero ilícito.

Y ahora, en nuestra era digital, se filtran nuevos ‘leaks’ con los nombres de los bienaventurados vacacionistas de los paraísos fiscales y estalla la guerra de interferencias en el internet. No hay libertad de información.

Hago estos comentarios a propósito de la divulgación internacional de los «Offshore Leaks», que son cables revelados -una analogía de los famosos WikiLeaks, o sea, de los informes anónimos y documentos filtrados, cuyo contenido es sensible, y que se han hecho públicos por intermedio de una organización sin fines de lucro- por iniciativa de un Consorcio Internacional de Periodistas que investiga los movimientos en los paraísos fiscales de cerca de 120 mil empresas y de depósitos de miles de personas a lo largo y ancho del mundo.

Aparecen ya los primeros nombres… Se revelan los números premiados.

Será muy interesante ver la resonancia que le darán al descubrimiento de este gran secreto el Financial Times, el Wall Street Journal, el Washington Post, el New York Times, The Economist. Veamos. Simplemente veamos. 

Se trata de una nueva ocasión para medir el poder y la trascendencia real que tienen los «leaks» del sistema, en una «sociedad de la información» que parece heredera de sus taras más viles. Ojalá hagan algo de ruido o al menos sientan un poco de vergüenza porque, como se sabe, en este caso, el robo también se convertiría en un acto legal ante los ojos del mundo.

Los paraísos, con los que toda gente de buena voluntad sueña, deberían ser aquellos jardines hermosos y mágicos donde coexistan en paz los seres humanos y la naturaleza, y no el lugar vergonzoso donde el capital esconde otro de sus aberrantes secretos.

http://www.telegrafo.com.ec/opinion/columnistas/item/el-gran-secreto-del-otro-paraiso.html