Eolas apeló a la decisión tomada por una corte el año pasado. Ahora ya no podrá demandar a empresas ni sitios web interactivos. Eolas es una empresa que llegó a ser famosa como uno de los mayores trolls de Internet, afirmando ser poseedora de una patente que lo hacía «dueño» de la interactividad en Internet. […]
Eolas apeló a la decisión tomada por una corte el año pasado. Ahora ya no podrá demandar a empresas ni sitios web interactivos.
Eolas es una empresa que llegó a ser famosa como uno de los mayores trolls de Internet, afirmando ser poseedora de una patente que lo hacía «dueño» de la interactividad en Internet. Con ese documento y ayuda de abogados, la compañía se dedicó a demandar a cualquiera que hiciese algo interactivo en la web.
Ahora, tras una larga apelación, fueron definitivamente invalidadas las polémicas patentes, con lo que Eolas debería desaparecer del mapa.
Troll millonario
La historia comenzó en 1993, cuando Michael Doyle era el director de un laboratorio de computación en la Universidad de California en San Francisco. Él estuvo a cargo de un programa que permitía visualizar un embrión en Internet, y que luego calificó como el primer uso «interactivo» de la World Wide Web (creada en 1989 por Tim Berners-Lee). En 1994, Doyle se asesoró con abogados de la universidad y creó su patente.
Con ese papel, creó la empresa Eolas, que nunca fabricó ningún producto, pero que convirtió a Doyle de todos modos en un hombre rico. En 1999, Eolas demandó a Microsoft porque Internet Explorer violaba su patente de características «interactivas» en la web, buscando USD$540 millones. El juicio terminó con un acuerdo en que la firma de Redmond pagó USD$100 millones, de los cuales USD$30 millones fueron a la Universidad de California y el resto a Doyle.
El caso hizo que la patente llamara la atención de varios organismos, que la denunciaron y provocaron que ésta fuera reexaminada por la oficina de patentes de Estados Unidos en 2003, sin embargo, no hubo cambios.
Según la interpretación de Doyle de su «invención», prácticamente todo sitio web que existe hoy le debería pagar – reproducir un video, rotar una imagen, comprar por internet son sólo algunos ejemplos de características «interactivas» cubiertas por la patente. Doyle tenía la ventaja de haber solicitado la patente muy al principio de la era de la web.
Eolas se reubicó en Texas y obtuvo una segunda patente en 2009, que incorporaba a la primera. El negocio de «trollear» había crecido y la empresa demandó a Apple, eBay, Adobe, Google, Yahoo, Amazon, Blockbuster y otras compañías, buscando más de USD$600 millones. La mayoría llegó a un acuerdo para evitar el juicio y le pagaron a Eolas. Para fines de 2012, sólo Google, Yahoo y JC Penney se habían rehusado a cerrar un acuerdo.
El año pasado, Eolas fue llevado a juicio, donde testificó el propio creador de la web, Berners-Lee, quien logró convencer al jurado que la interactividad es una característica inherente de la web y que no corresponde que esté patentada. Aunque ese juicio lo perdió la empresa troll, la apelación alargó su vida hasta hoy. Finalmente, la web está libre de Eolas – aunque la compañía logró embolsarse mucho dinero sin mucho esfuerzo durante años.
Link: The web’s longest nightmare ends: Eolas patents are dead on appeal (Ars Technica)