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La empresa y la economía socialista, un asunto de utopías

Fuentes: Rebelión

El aparato ideológico capitalista tiene la misión de convencer a los trabajadores que tanto las empresas como la economía socialista son una utopía. Y ciertamente, bajo la ideología capitalista esto es una utopía. Pero, frente al nacimiento y desarrollo de una ideología socialista, y más aún comunista, esta expresión es totalmente falsa, por cuanto bajo […]

El aparato ideológico capitalista tiene la misión de convencer a los trabajadores que tanto las empresas como la economía socialista son una utopía. Y ciertamente, bajo la ideología capitalista esto es una utopía. Pero, frente al nacimiento y desarrollo de una ideología socialista, y más aún comunista, esta expresión es totalmente falsa, por cuanto bajo la ideología socialista es perfectamente posible desarrollar empresas y economía socialista.

Ahora bien, ¿a partir de qué herramientas se desarrolla una economía socialista? Evidentemente no nace a partir de empresas capitalistas. Solo el desarrollo sistemático y generalizado de empresas socialistas, en todos los sectores económicos, puede dar nacimiento a una economía y a un sistema financiero socialista o comunista. La eficacia y eficiencia de estas empresas socialistas para suministrar bienes y servicios de calidad a su clase trabajadora constituye el paso inicial; pero, fundamental para que se desarrollen prácticas comerciales que impongan relaciones económicas y financieras distintas a las capitalistas. Prácticas que de hecho resultan de la negación de las prácticas comerciales capitalista, y que, por otra parte, proponen formas de distribución de mercancías basada en las necesidades humanas y no en la acumulación de capital y dinero en unos pocos. Sin embargo, para construir una economía socialista no solo se trata de cambiar, de forma puntual, la forma de distribución de mercancías por parte de una empresa; de lo que realmente se trata es de crecer (de acumular capital) a todo lo largo y ancho de todos los sectores de economía nacional para que la mayoría de las empresas (ahora socialistas) distribuyan sus mercancía a la sociedad en forma socialista. La sociedad será socialista cuando la economía socialista sea hegemónica.

La acumulación de capital como forma de exclusión social es reemplazada, en el socialismo, por otra forma de acumulación de capital orientada a la provisión de bienes y servicios a la clase trabajadora y campesina. Dicha acumulación basada en la optimización de recursos para proveer más y mejor mercancías a la clase trabajadora no solo trae felicitada al ser humano; sino que, esta felicidad nace del rompimiento con la forma en que se distribuye la mercancía en la sociedad: nace del rompimiento de la relación capital- trabajo como entes separados y en contradicción. Ya no es la tenencia o no de dinero la que determina si se cubren las necesidades humanas (su calidad de vida); ahora, es la necesidad humana, junto al trabajo, la que determina la producción de mercancía y el consumo. En ese sentido, la economía no solo se convierte en un instrumento que equilibra y compensa los desequilibrios provocados por el capitalismo; sino, que equilibra los distintos sectores económicos socialistas que requieren de capital para su crecimiento. No es imponiendo sino compitiendo con el capitalismo como el socialismo terminará hegemonizando la economía nacional. No es ocultando la ineficiencias a través de la imposición como podemos avanzar; sino por el contrario, es demostrando mayor eficiencia económica como podemos derrotar al capitalismo

La economía socialista requiere para su desarrollo de una dinámica caracterizada por una rápida circulación de capital. En otras palabras, el socialismo se caracteriza por una inmensa cantidad de capital circulando rápidamente por todo el sistema económico a fin de proveer de recursos a los distintos sectores, iniciativas o emprendimientos que los requieran. En el socialismo no existen las limitaciones de capital impuestas por el capitalismo. Esta dinámica resulta, en la fase superior del socialismo, el comunismo en un equilibrio económico estable y eficaz que no acumula capital en forma ineficiente en ningún sector ni en ningún individuo en particular; sino que permite su flujo permanente, por todos los sectores económicos, para crear las mercancías que garantizan la felicidad de todos los trabajadores.

De aquí se desprende que el socialismo requiere del máximo esfuerzo de todos, en cuanto a compromiso, conocimiento, capacidad de acción y esfuerzo teórico. El socialismo, no es sólo un asunto de distribuir el valor creado por el trabajador; el socialismo, involucra un esfuerzo sostenido en cuanto a conocimiento y acción revolucionaria para convertir en realidad lo que el capitalismo con sus utopías no quieren negar. Crear ese o esos núcleos generadores de capital para desarrollar y estimular la creación y desarrollo de empresas socialistas a lo largo y ancho de la economía no es tarea fácil ni simple. He allí el gran reto revolucionario. Viviremos y venceremos, que viva el socialismo, Carajo!

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.