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De la gobernanza estatal a la gobernanza corporativa: TPP y TTIP

Fuentes: Rebelión

    La posibilidad de apertura de los mercados de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo fue el gran slogan de los tratados de libre comercio durante buena parte de los 90, etapa en la cual crecimos. Décadas después, la credibilidad se perdió, nunca se llegó a diversificar la industria en […]


 

 

La posibilidad de apertura de los mercados de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo fue el gran slogan de los tratados de libre comercio durante buena parte de los 90, etapa en la cual crecimos. Décadas después, la credibilidad se perdió, nunca se llegó a diversificar la industria en los países en vías de desarrollo y, por ende, la factibilidad económica jamás se hizo realidad; finalmente, las diferencias productivas entre países desarrollados y no desarrollados nunca se igualaron. El único resultado fue el ensanchamiento de la brecha social entre ricos y pobres, la cual no ha sido aminorada o resuelta por los Tratados de Libre Comercio (TLC). Sin embargo, y a pesar de la infinidad de negativos que en la balanza pesan más que los aspectos positivos, existe hoy en día un gran impulso abanderado por la diplomacia servil a los intereses corporativos por llevar adelante dos tratados comerciales de una envergadura jamás vista.

La Asociación Transpacífica (TPP [1] ) -acrónimos en inglés- y La Asociación de Inversión y Comercio (TTIP [2] ) -acrónimos en inglés-, son tratados que liderizan las agendas diplomáticas de varios países. El segundo se negocia entre la Unión Europea y EEUU, y el primero actualmente se negocia entre 11 países del entorno costero del océano Pacífico [3] , ambos de manera confidencial. La pregunta es ¿por qué se negocian de manera privada?, y ¿por qué existe una creciente ola de manifestaciones en varios países en contra de estos tratados comerciales? En el afán de responder a estas preguntas quizá lo más sorprendente, más allá de los diferentes puntos a tocar, es cómo los intereses soberanos de los países desaparecen y se sobreponen a ellos los intereses de las grandes corporaciones.

En sí, el TPP abarca una población que oscila entre los 800 millones de personas, casi un tercio del comercio mundial y el 40% de la economía global [4] . En el caso que dicho acuerdo se suscriba por los países involucrados, representaría el tratado comercial más grande de la historia después de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El TPP conjuntamente con el TTIP abarcarán más del 60% de PIB mundial; actualmente ambos tratados excluyen a China. [5]

El TTIP, no deja de ser intrigante, involucra a la Unión Europea (UE) y EEUU. Considerando que ya existen tarifas arancelarias bajas entre los dos, no parece ser esta la razón para el tratado. El TTIP apunta a limar las «asperezas» regulatorias que contiene la UE que son consideradas como «irritantes al comercio» [6] por los diplomáticos de TTIP. Una vez más vemos cómo puestos de negociación clave, específicamente el jefe de negociación en asuntos agrícolas de EEUU y previo colaborador de cabildeo de Monsanto, Islam Siddique [7] , lidera las negociaciones con la UE en cuanto a medidas fito-sanitarias, las cuales se regulan a través de sistemas totalmente incompatibles en ambas partes. De hecho, existe una larga trayectoria de encuentros diplomáticos encontrados en cuanto a la temática. Por ejemplo, en los EEUU, según el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, 48 millones de personas se enferman por alimentos contaminados (1 de cada 6 personas en EEUU) y 3000 personas mueren al año. Mientras tanto en la UE, según la Autoridad Europea de Sanidad Alimenticia y el Centro de Prevención y Control de Enfermedades, el 2011 sólo se reportaron 70,000 personas enfermas por alimentos contaminados y 93 murieron a causa de las mismas. Otra gran diferencia recae en el hecho de que la UE practica de manera general el Principio Precautorio que se encuentra en su carta magna; además, cuenta con procesos de seguimiento desde las granjas hasta el cubierto o durante toda la cadena de producción hasta el consumidor, a diferencia de la práctica de EEUU que consiste en revisar sólo el producto final. Esto, a su vez, se refleja en cómo la UE, a diferencia de EEUU, maneja a los alimentos genéticamente modificados prohibiendo su comercialización, regulando de manera enérgica ciertos embalajes alimenticios que han sido observados por contener disruptores endocrinos y la prohibición de productos agrícolas que contengan ciertos pesticidas que actúan de manera acumulativa en nuestros cuerpos generando una amplia gama de problemas de salud. Todos estos elementos son sólo parte de una diáspora de medidas regulatorias que diferencian de manera considerable al marco regulatorio de EEUU del de la UE. Otro tema esencial es que la legislación de EEUU requiere que sea el gobierno quien compruebe qué químicos o aditivos contenidos en los alimentos son dañinos, mientras tanto la U.E. hace lo contrario, obligando a las empresas a comprobar su inocuidad. [8]

Las implicancias de un tratado

Un tratado internacional, de acuerdo al derecho internacional, es un contrato entre países de cumplimiento obligatorio, el cual, una vez aprobado, se posiciona justo por debajo de la constitución de cada Estado; en otras palabras, modifica las leyes nacionales de ámbito específico, convirtiéndose en un medio para encaminar políticas internas y ajustar leyes nacionales aplicables al ámbito de los tratados [9] . Acorde a este principio es usual que tratados de amplio espectro como el TPP sean difundidos y evaluados por amplios sectores sociales en cada país antes de la puesta en vigencia de los mismos. En este sentido, es sumamente preocupante que hasta ahora el congreso de EEUU no ha sido parte activa de las negociaciones del tratado de comercio TPP. No es malo puntualizar que según la constitución política americana, el congreso de EEUU debe legislar y definir tratados. Este hecho se da por razones obvias. Aunque no siempre es tema aplicable o real, el congreso en teoría tiende a contemplar un mayor número de intereses, además de representar los intereses de una amplia gama de constituyentes pertenecientes a la región electoral. Aunque existe una creciente disminución a nivel internacional del rol del poder legislativo, la importancia de instrumentos jurídicos que afectan un gran número de intereses sociales, ambientales y económicos debe, por principio, no depender de un poder político vertical y homogéneo como lo es el poder ejecutivo. Aun así, y desde la presidencia de Richard Nixon, existe un mecanismo denominado Fast Track (Vía rápida) que faculta al poder ejecutivo a prescindir del congreso en el ámbito de tratados internacionales. Debido a este contexto es importante puntualizar que actualmente 173 miembros del congreso de EEUU, incluyendo 150 demócratas, se han opuesto a que Obama ratifique el tratado por el método Fast Track [10] .

El tratado en sí

Ahora en cuanto al tratado TPP, abarca 29 capítulos de los cuales sólo 5 tratan sobre comercio. Los 24 capítulos restantes inhabilitan mecanismos gubernamentales que regulan estándares alimenticios, ambientales, financieros, energéticos y un largo etc., permitiendo y «resguardando» el marco jurídico por el cual grandes conglomerados empresariales pueden actuar, «invertir» y seguir adelante con su business as usual.

Según la página de Wikileaks, el capítulo más controversial viene a ser el que trata el tema de propiedad intelectual, inclusive «los miembros del congreso norteamericano únicamente pueden ver porciones selectas de documentos relacionados al tratado bajo condiciones altamente restrictivas y bajo supervisión estricta. Se ha revelado anteriormente que solo tres individuos de cada nación TPP tienen acceso al texto completo del acuerdo, mientras que a 600 asesores de comercio’ -cabildeadores, protegiendo los intereses de corporaciones estadounidenses tales como Chevron, Halliburton, Monsanto y Walmart-, se les concede acceso privilegiado a secciones cruciales del texto del tratado» [11] . Según la misma página, el Presidente Obama indica que su intención era de firmar y ratificar el TPP antes del final del 2013.

Aunque el texto es casi imposible de encontrar de manera completa, ciertas partes e intercambios diplomáticos entre países negociantes han sido difundidas de manera clandestina. Esto por lo general ha permitido tener una orientación bastante comprensiva del objetivo de los tratados en análisis. En este sentido, remarcamos el mecanismo sobre disputas entre inversores y estados, el cual es recurrente en los tratados entre países en vías de desarrollo y países desarrollados. Sin embargo, ahora ya están ampliamente difundidos varios casos en países desarrollados, como por ejemplo tenemos el caso del Estado Alemán, el cual ha sido demandado por una empresa nuclear que cuestiona las razones por las cuáles Alemania ha decidido descontinuar la fusión atómica para la producción de energía [12] en su país, y existen otros cuantos ejemplos de demandas similares documentadas por George Monbiot del periódico The Guardian [13] . Dichos ejemplos son un claro patrón de la deconstrucción del Estado en sí.

Estamos pasando de una etapa de gobernanza estatal a una supra-estructura corporativa que utiliza el amparo de lo estatal para seguir cooptando impuestos, acaparando subsidios y legitimando actuaciones internacionales de orden diplomáticas. Sin lugar a dudas, esta etapa seguirá promoviendo el colapso de este modelo de sociedad regido por estados nación y el surgimiento de un modelo más cínico y capaz de defender sus intereses por medios para estatales [14] . En sí, lo que ahora vemos es un sinfín de actuaciones diplomáticas dentro del espectro de negociaciones internacionales protagonizadas por empleados de corporaciones privadas y no así representantes gubernamentales, otorgando ad hoc el status de Estado a la corporación.

De la mano de lo anteriormente mencionado, la propuesta de Estados Unidos en el TPP permitiría que empresas extranjeras impugnen leyes o reglamentos de orden nacional en un tribunal privado. Sin duda, las actuaciones de estos tribunales ampararán sus resoluciones en los TLC ratificados. Estas cláusulas con anterioridad sólo existían en tratados de la Organización Mundial del Comercio (OMC) pero únicamente para tratar temas entre Estados, y no así entre corporaciones tal como acontece ahora. Aunque existen pautas similares en el Tratado de libre Comercio de Norte América (NAFTA, acrónimos en inglés) y otros tratados similares con países en vías de desarrollo, las negociaciones del TPP aparentemente exceden los límites de tratados similares [15] .

Ya son más de dos décadas de promesas que no se han cumplido y que han derivado en el aumento de las desigualdades sociales y económicas, así como el deterioro del medio ambiente. Todos estos problemas se han profundizado junto al surgimiento de un nuevo modelo económico dominado por corporaciones Las balanzas comerciales negativas demuestran que es más fácil acceder a información privilegiada siendo parte de una multinacional como Haliburton o Monsanto que como representante de un país. Lo más preocupante es la sistemática degradación de la representatividad estatal pues se convierte en una fachada diplomática a través de la cual actúan las corporaciones que hoy manejan los mayores monopolios de la historia de la humanidad para sus propios beneficios, atentando de esta manera contra los intereses de los conciudadanos del mundo. ¿Acaso impulsar la competitividad entre países para ver quién puede brindar las peores condiciones laborales y por ende los menores sueldos es un avance en materia económica? ¿Quizá así lo creen algunos? Seguimos pensando que es un adelanto de lo venidero, un futuro cercano gobernado ya no por naciones sino por corporaciones.

Para más información, búscanos en: thunhupha.blogspot.com



[1] Trans-Pacific Partnership

[2] Transatlantic Trade and Investment Partnership

[3] Australia, Brunei, Canada, Chile, Japan, Malaysia, Mexico, New Zealand, Peru, Singapore, and Vietnam

[4] Democracy Now. «A Corporate Trojan Horse»: Obama Pushes Secretive TPP Trade Pact, Would Rewrite Swath of U.S. Laws. http://www.democracynow.org/2013/10/4/a_corporate_trojan_horse_obama_pushes

[5] WikiLeaks. Secret Trans-Pacific Partnership Agreement (TPP). http://wikileaks.org/tpp/

[6] GRAIN. Food Safety in the EU-US Trade Agreement. December 2013

[7] Brown, Ellen (Common Dreams). Monsanto, the TPP, and Global Food Dominance.

[8] Ibíd. GRAIN.

[9] Public Citizen. About Public Citizen’s Global Trade Watch. http://www.citizen.org/Page.aspx?pid=3147

[10] A lot of people have been asking me about the Trans-Pacific Partnership. http://www.thrivemovement.com/trans-pacific-partnership-trade-liberation-or-global-domination.blog

[11] Ob cit. WikiLeaks.

[12] Trade and Investment. Nuclear Phase-Out put to the test. http://www.tni.org/briefing/nuclear-phase-out-put-test

[13] Monbiot, George. «Managing Transparency». http://www.monbiot.com/2013/12/02/managing-transparency/

[14] Leer nuestros artículo sobre la alianza Monsanto, Blackwater y Gates en thunhupha.blogspot.com

[15] Huffington Post. Obama Faces Backlash Over New Corporate Powers In Secret Trade Deal. http://www.huffingtonpost.com/2013/12/08/tpp-trade-agreement_n_4409211.html

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.