La oposición venezolana sufre una implosión en su potencial mejor momento político. Sin poder articular un discurso común, y en el instante en el cual su principal líder según Consultores 21 es Leopoldo López, por la única y exclusiva razón de estar impedido de declarar públicamente a causa de su detención, colocándolo por encima del […]
La oposición venezolana sufre una implosión en su potencial mejor momento político. Sin poder articular un discurso común, y en el instante en el cual su principal líder según Consultores 21 es Leopoldo López, por la única y exclusiva razón de estar impedido de declarar públicamente a causa de su detención, colocándolo por encima del eterno candidato Capriles, de María Corina y de Falcón, lo que se evidencia en la oposición es que prefieren a un candidato que no hable por el riesgo a «ponerla».
Si a lo supra mencionado le sumamos la nueva «novela» de Guillermo, pero no Davila, sino de Ramón Guillermo Aveledo, en torno a su «renuncia obligada» y la historia de imprescindibilidad que se empieza a gestar en torno a él, mientras Fernando Daló u Omar Barboza aspiran ser el relevo de una secretaría de una caja de cartón vacía, todo por cierto, a «dedazo limpio» y sin asomo de la posibilidad de una consulta a las bases opositores sobre cuál debe ser el destino de la MUD, podemos concluir que la oposición es peor de lo que critica.
A quienes me preguntan por las redes sociales por qué a pesar de mis posturas críticas ante algunas acciones del actual gobierno, sigo dentro del PSUV y defiendo el legado del Presidente Chávez, creo que con lo anterior queda claro uno de mis motivos, la oposición no es una opción, pero además, la izquierda en la que creo y el chavismo que práctico no podría encontrar un espacio coherente en esa tan paquidérmica oposición.
Sin embargo, dentro de ese Psuv distinto a sus bases, burocratizado, el institucional, aquel que coopta y sigue cooptando, aquel que establece un método de elección de delegados absolutamente conveniente a la cúpula, el Psuv que no diferencia entre el Partido y el Estado, el que reproduce la creencia de que las elecciones son exigencias de los que tienen complejos pequeño-burgueses, el partido de tendencias, que invisibiliza las corrientes, aquel que criminaliza la crítica propositiva, aquel que señala a sus aliados de «izquierda trasnochada» o «izquierdismo agonizante» o aquel partido que desde sus principales vocerías se burla de quienes reflexionan entre otras formas escribiendo (cosa que ellos no saben hacer) calificándolos de «guerreros del teclado», o ese partido donde al final a cualquiera que no se someta a «la línea» y sin ninguna prueba se le califica de «quinta columna», o «pagado por la Cia», sin duda es difícil ser coherente y hacer vida orgánica, a pesar de que se llame socialista.
Sin embargo, a diferencia de la Mud que no es un partido aunque se comporta como tal, el Psuv es un Partido Político que tiene un legado ideológico, histórico y de la praxis política venezolana que mantiene un compromiso con un proceso político que va más allá del mismo partido, que lo trasciende y lo desborda, el legado de Chávez que si no es socialista no es chavista, a pesar de algunos.
Es por ello que esta nueva etapa de una de las corrientes del Psuv, cobra aún más fuerza y sentido, esa corriente llamada Marea Socialista que no es más que el espacio dentro del Psuv donde el chavismo crítico se encuentra, dónde el debate se da libremente sin temor a que tu puesto de trabajo sea el mecanismo de extorsión para que aplaudas o apoyes incondicionalmente, donde las ideas son superiores a los intereses personalistas, un espacio con vocerías escogidas democráticamente, donde se construye y aporta colectivamente, donde a todos nos corresponde poner y quitar las sillas y ayudar con la logística de sus eventos sin distingo de rango o cargo, donde el valor de hacer las pancartas a mano aún tiene un importante significado, donde la austeridad es la medida, el espacio donde su existencia no depende de la permanencia de alguien en un cargo o de una partida presupuestaría mal manejada.
Agradezco la invitación a formar parte de la Corriente de Izquierda dentro del PSUV: Marea Socialista, corriente chavista y bolivariana, y mis más fraternos saludos a las otras corrientes dentro del PSUV: La Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora, Corriente Marxista Revolucionaria, La Corriente Clase Media Socialista, La Corriente Guevarista, Los Círculos Bolivarianos, el MBR-200, y mil disculpas a aquellas que no nombro, ya que no las conozca a todas. Valoro el esfuerzo por ser visibles a pesar del predominio de las tendencias personalistas de desplazar el espacio de las ideas y las propuestas colectivas. A pesar de las dificultades, estoy seguro que aún hay esperanza: La verdadera revolución dentro de la revolución.