El reciente jueves, por la noche, los líderes de la Unión Europea NO se pusieron de acuerdo sobre cómo proporcionar un apoyo fiscal adecuado a los Estados miembros más afectados, para hacer frente a los costes sanitarios de la pandemia del coronavirus y al colapso de sus economías a causa de los cierres.
Los dirigentes de la Eurozona ya habían acordado un paquete de medidas de emergencia de 540.000 millones de euros. Esto suena mucho dinero pero en realidad es sólo un montón de préstamos del llamado «Mecanismo de Estabilidad Europeo», que presta sólo con condiciones muy estrictas sobre el gasto y exige el reembolso por parte de los estados que piden prestado. Sólo se han ofrecido 38.000 millones de euros sin condiciones para el apoyo al sistema de salud en toda la Eurozona. El llamado vínculo mutuo por el coronavirus, donde la deuda es compartida por todos, es hoy día un «ave muerta».
En la reunión del jueves, los países más afectados, respaldados por Francia, exigieron un estímulo fiscal directo masivo. Pero los «cuatro frugales»(Alemania, Austria, Holanda y Finlandia) de nuevo rechazaron las subvenciones directas a cualquier tipo de «fondo de recuperación» .
Mientras la presidenta de la Comisión de la UE, Úrsula von der Leyen, habla de un fondo compuesto en su mayor parte sólo de más préstamos, el ex primer ministro belga, Guy Verhofstadt, , explica que «Amontonar más préstamos a los países en emergencia podría causar una nueva crisis de la deuda soberana. Las subvenciones son como el agua en un incendio, pero los préstamos son combustible para aumentar la crisis»
Para Lucas Guttenberg, del Centro Jacques Delors, la UE habla de grandes cifras, pero que estas declaraciones no están respaldadas con transferencias de efectivo a los países más afectados: «La pregunta clave, dice Guttenberg, es si de verdad la UE quiere crear un instrumento que dé a Italia y España un espacio y respiro fiscal significativamente mayor, porque esto requiere mucho más dinero real sobre la mesa»
Frau Merkel fue lapidaria
La alemana Merkel en la reunión insistió que cualquier financiación que presten los mercados debe ser devuelta. A los líderes de la eurozona les dijo sin ambages que hay «límites» en el tipo de ayuda que se puede ofrecer y añadió: “las subvenciones no pertenecen a la categoría de lo que se puede acordar».
Así que el plan de recuperación parece ofrecer sólo más préstamos con más garantías, a cambio de un aumento de la inversión en las empresas del sector privado. Pero «estamos en un momento en el que las empresas no van a invertir porque hay mucha incertidumbre, lo que las economías necesitaban es mayor gasto público directo, porque el sector privado hará muy poco” ha escrito al respecto Grégory Claeys, investigador del think tank europeo Brueghel.
La Comisión de la UE va a financiar su plan duplicando el presupuesto anual de la Unión, que pasará del 1% del PIB al 2%, utilizando préstamos obtenidos en los mercados de capital.
Pero, como sostuve en un post anterior, esto será muy poco para dar un giro a las economías más débiles, una vez que se terminen los cierres. Lo que Europa necesita es un programa de inversión pública directa, con un presupuesto de alrededor del 20% del PIB de la UE. Este programa debe poner en marcha proyectos públicos de empleo directo en salud, educación, energías renovables y tecnología en toda Europa. Pero, por sobretodo todo debería evitar a la banca privada. Sin embargo no hay ninguna posibilidad de que ocurra esto.
Mientras la Comisión de la UE “reflexiona” sobre lo que hay que hacer los países europeos en su conjunto, y las economías más débiles del sur en particular, están entrando en una espiral de depresión que superará la Gran Recesión de 2008-2009.
Se ha hablado mucho sobre el impacto en economías relativamente grandes como Italia y España. Pero, hoy se habla mucho menos de Grecia, el país que fue aplastado por la Gran Recesión, la crisis de la deuda del euro y las acciones de la Troika (la UE, el BCE y el FMI) –
He seguido el drama griego desde 2012. Ahora la tragedia de Grecia se ha convertido en un drama de tres actos. El primero fue la crisis financiera mundial y la subsiguiente colapso que puso al descubierto las fallas del llamado boom de la pertenencia de Grecia a la eurozona. El segundo fue el terrible período de austeridad impuesto por la Troika que acabó con la capitulación del gobierno de la “izquierda populista” de Syriza , a pesar que el pueblo griego votó en un referéndum rechazar las medidas draconianas de la Troika.
Desde entonces, la economía capitalista griega ha luchado por recuperarse. En 2017, la profunda depresión terminó y hubo un crecimiento limitado, pero el nivel del PIB real sigue estando un 25% por debajo del nivel de 2010. Y el crecimiento del PIB real comenzó a disminuir de nuevo (como sucedió en muchos países) justo antes de que se produjera la pandemia.
La inversión productiva se ha mantenido estable durante siete años, mientras que el empleo ha disminuido en un tercio debido a que muchos griegos instruidos (medio millón) han emigrado para encontrar trabajo. Gran parte del sector capitalista se encuentra en un estado zombi: más de un tercio de los préstamos realizados por los bancos griegos NO están siendo atendidos y los bancos griegos tienen el nivel más alto de préstamos improductivos de Europa.
Sobre todo, el capital griego ha experimentado una baja y decreciente rentabilidad. Según las Tablas Mundiales “Penn”, la tasa interna de rentabilidad cayó un 23% de 1997 a 2012. Desde entonces hasta 2017, se recuperó sólo un 14%. Pero en 2017, la rentabilidad todavía estaba un 12% por debajo de 1997. Desde 2017, aunque la rentabilidad mejoró levemente, todavía está un 10% por debajo del nivel anterior a la crisis de 2007.
Pero ahora con la pandemia la tragedia de Grecia está en su tercer acto. La economía mundial ha entrado en una depresión de la producción, la inversión comercial y el empleo. Una depresión que superará la Gran Recesión de 2008-9, la más profunda caída desde la década de 1930. Y Grecia está justo en la línea de fuego. Alrededor del 25% de su economía está en el turismo y esta actividad está siendo diezmada por las consecuencias de la epidemia.
La posición financiera del gobierno griego le impide gastar para salvar la industria, los empleos y los ingresos. Durante años, bajo la imposición de la Troika primero, y más tarde de la UE, los gobiernos griegos se han visto obligados a ejecutar grandes superávits primarios en sus presupuestos – en otras palabras, el gobierno debe gravar a la gente mucho más que los gastos dedicados a los servicios públicos.
Los superávit han sido utilizados para pagar la creciente carga de intereses de una astronómica de deuda pública. Cada año, el 3,6% del PIB se destina a pagar los intereses de una deuda pública que ha aumentado hasta llegar al 180% del PIB.
Ahora la caída hará que el PIB real baje en un 10% y que el nivel de deuda llegue al 200% del PIB ( según el FMI). Este año, las necesidades financieras brutas del gobierno alcanzarán el 25% del PIB (este es el déficit presupuestario y los reembolsos de la deuda en curso de vencimiento). A menos que el apoyo fiscal venga del resto de la UE, el pueblo griego se verá sumido en otra larga ronda de austeridad, una vez que el bloqueo haya terminado.
Y hay pocos indicios de que Grecia vaya a recibir más ayuda de la que recibió en el segundo acto, excepto que debará aumentar aún más su deuda.
El fracaso de los líderes de la UE para dar apoyo fiscal produjo una aireada reacción del ex ministro de finanzas de Syriza, Yanis Varoufakis.
Elegido recientemente diputado, Varoufakis declaró que «La desintegración de la eurozona ha comenzado. La austeridad será peor que en 2011. Los estados del norte deben tener sentido común ya que es de su interés ayudar a Italia y a Grecia para salvar el euro. Pero si no lo hacen el Euro será un proyecto fallido y todo mi trabajo para salvar a Grecia y mantenerla en el Euro ha sido en vano”.
En 2015, Varoufakis, autodenominado «marxista errático», como Ministro de Finanzas trató de convencer a los dirigentes de la zona euro de la necesidad de la unidad. En sus reuniones argumentaba que la larga depresión de los últimos diez años «no es un ambiente para políticas socialistas radicales. El deber histórico de la izquierda, en esta coyuntura es estabilizar el capitalismo; salvar al capitalismo europeo de sí mismo y de los inútiles manipuladores de la crisis «.
También Varoufakis escribió : «no estamos listos para salvar el abismo que se abrirá con el colapso del capitalismo europeo. No estamos listos para crear un sistema socialista que funcione». Así que su solución en ese momento fue, «trabajar por crear una amplia coalición, incluso con la derecha, cuyo propósito debe ser la resolución de la crisis de la Eurozona y la estabilización de la Unión Europea… Irónicamente, nosotros que no queremos a la Eurozona, ahora tenemos la obligación moral de salvarla!»
En 2015, el papel de Tsipras y de Syriza fue aún peor. Varoufakis en cierto modo se opuso a la capitulación de Syriza en el segundo acto. En las memorias de Varoufakis (que cubren el período de sus negociaciones con los » estados derechistas» de la UE) dice que hasta el final trató de conseguir un acuerdo con la Troika para no arrojar a Grecia a “una penuria permanente” pero fracasó en su intento.
El cientista político Eric Toussaint en su libro, Capitulation between Adults , expone de forma mordaz el enfoque equivocado del «marxista errático». Toussaint, que en su momento actuó como consultor sobre la deuda del parlamento griego, argumenta que había una política económica alternativa que Syriza y Varoufakis no quisieron adoptar.
En una entrevista reciente, se le preguntó a Varoufakis: ¿qué habría hecho de forma diferente con la información que tiene en este momento?
Respondió: “Creo que debería haber sido mucho menos conciliador con la troika. Debería haber sido mucho más duro. No debería haber buscado un acuerdo provisional. Debería haberles dado un ultimátum: «una reestructuración de la deuda, o salimos del euro «.
Para el pueblo griego ha llegado demasiado tarde este cambio de opinión de Varoufakis. En su lugar, el tercer acto de la tragedia ha comenzado.
Michael Roberts, economista británico
Fuente: https://observatoriocrisis.com/2020/04/25/la-crisis-de-europa-y-la-tragedia-griega-tercer-acto/