La fuerte suba de los precios del arroz y del frijol en Brasil ha provocado gran preocupación en uno de los países más golpeados por los efectos económicos y sanitarios de la pandemia. Algunos analistas lo atribuyen principalmente a la devaluación del real frente al dólar, al aumento de las exportaciones y a la falta de stock en la producción provocada por la política económica de los gobiernos de Michel Temer y Jair Bolsonaro. En consecuencia, se ha producido un desabastecimiento y encarecimiento de los productos esenciales poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas.
Denise Godoy.- ¿Qué relación existe entre la política económica del gobierno y el aumento en los precios del arroz y el frijol?
Ladislau Dowbor.- El problema de los precios del arroz y del frijol está directamente vinculado a las políticas económicas del gobierno. El arroz subió un 20% y el frijol alrededor de un 30%. La causa es que desde 2014 Brasil atraviesa una crisis de concentración del ingreso y de reducción de derechos de la masa de la población. En términos de alimentación, se liquidaron los stocks reguladores que el gobierno tenía. En los casos en que se dé una posible quiebra en la producción de arroz, frijol o de alimentos básicos, el gobierno podía vender esos stocks en el mercado para poder estabilizar los precios y asegurar que éstos sean razonables para el consumo y así proteger a la población. Por otra parte, había una política de garantía de precios mínimos que evitaba que estuvieran muy bajos y disminuía el riesgo de quiebra de los pequeños productores y familias de agricultores. Esto es: el gobierno compraba con precios mínimos garantizados y eso aseguraba la estabilidad de los productores, de la misma forma que los stocks reguladores aseguraban precios más accesibles para los consumidores.
Denise Godoy.- ¿Cómo impacta en la población el incremento de precios en los productos esenciales?
Ladislau Dowbor.- El impacto recae directamente en la población ya que estos productos son la base de la alimentación de la mayoría. Brasil consume aproximadamente 11 mil toneladas de arroz al año y un poco de stock de regulación aseguraba la estabilidad de precios antes de este gobierno. Lo que ha pasado recientemente es que ha habido un aumento de las exportaciones porque el dólar está muy alto e interesa más a los grandes productores de arroz. La comercialización secundaria en volúmenes grandes está en manos de grupos financieros que ven más lucrativo exportar que vender en el mercado interno. Entre la necesidad de la población y las ganancias resultantes de la exportación, los grandes grupos decidieron exportar generando así un desabastecimiento en el mercado interno.
De la forma en que esto se está dando, no se trata de una generalización de la inflación, pero sí es un impacto muy fuerte para la población y para la agricultura familiar.
Denise Godoy.- ¿Cuál es la situación de los pequeños productores?
Ladislau Dowbor.- De forma más general, este gobierno ha liquidado el Ministerio de Desarrollo Agrario, que era el que apoyaba a los pequeños agricultores. Destruyeron también el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA), por el cual los municipios compraban los alimentos para la merienda escolar y para garantizar el abastecimiento en los mercados locales. Fue también desechado prácticamente el Programa Nacional de Fortalecimiento a la Agricultura Familiar (PRONAF). De cierta forma se destrozó la capacidad de producción y lo que se produce está siendo exportado y los precios naturalmente se elevan en el mercado interno.
La ministra de Agricultura, Tereza Cristina, dice que no van a interferir en el mercado, lo cual es insensato porque todos los países que tienen algunas políticas decentes regulan los mercados para proteger a los consumidores y a los pequeños productores.