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Tan lejos, tan cerca (1993), de Wim Wenders

Buscar la luz en la oscuridad

Fuentes: Rebelión

Nacemos solos, vivimos solos, morimos solos. Únicamente a través del amor y la amistad podemos crear la ilusión momentánea de que no estamos solos. ORSON WELLES

Las personas ven en el mundo lo que llevan en su corazón. JOHANN W. VON GOETHE

El tiempo no es ni más ni menos que el reloj de la muerte. LUCAS MUSAR

Desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños, vía Cine-Club Al Filo del Tiempo, continúa el II Ciclo sobre vida y obra de WW con el filme In Weiter Ferne, So Nah! (1993) o ¡Tan lejos, tan cerca!, del que se habla como continuación o secuela de El cielo sobre Berlín. La expresión tan lejos y tan cerca se usa para referirse, entre otras cosas, a que a veces la persona que esté más lejos de alguien puede estar más cerca de su corazón, y al revés: la que esté más cercana, puede estar más lejos. En el filme, se refiere a lo que piensan estar los ángeles, esos seres inciertos a veces palpables/perceptibles por verdaderos, respecto a los hombres: más cerca de lo que éstos creen. El cielo sobre Berlín ocurre antes de la caída del Muro y ¡Tan lejos, tan cerca!,después. Aquel, acerca de ángeles como pretexto para hablar sobre humanos; este, una larga reflexión sobre la luz y la oscuridad que habita en ellos, el pasado nazi, el tiempo, la guerra, por qué puede o no ser bueno c/u de los seres humanos…

Si en El cielo sobre Berlín el protagonista era Damiel y no se prestaba sino para hacer el bien, ahora en Tan lejos, tan cerca el personaje/eje es Cassiel, quien casi todo el tiempo se pone al servicio del mal, el alcohol, las armas. El filme parte de un epígrafe/leitmotiv a lo largo del metraje, del cual hay tres versiones: 1. La del filme original: “La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero, si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!” 2. La del doblaje: “La luz de tu cuerpo es tu mirada. Si tu mirada es pura, todo tu cuerpo se inundará de luz. Si tu mirada es maligna, todo tu cuerpo quedará en tinieblas”. 3. Otra versión del alemán: “La luz de tu cuerpo es tu ojo; si tus ojos son puros, todo tu cuerpo estará en la luz; pero, si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas” (Mateo, 6:22 y 23), la versión que más se ajusta al sentido y a la dialéctica de luz y tinieblas.

Cassiel y Raphaela son ángeles de visita a la Tierra. El filme va y viene en el tiempo. Ahora Damiel, ya casado con Marion, la trapecista y su amor de El cielo sobre Berlín, es ahora chef de la pizzería San Ángelo. En el Berlín de la falsa Reunificación, que derivaría del Milagro Económico Alemán de la Era Adenauer, los dos primeros observan a las personas, pero no pueden intervenirlas. Sin embargo, Cassiel transgrede la norma cuando salva a una niña que se desploma del balcón de una unidad de apartamentos y, como efecto inmediato, deriva en humano para luego ser víctima de lo que él mismo hizo parte: un entorno de violencia, basado en películas porno y tráfico de armas, renglón que, curioso, dirige un alemán casi gringo: Tony Baker, quien practica con soltura lo que pregona el viejo Conrad: que todo es apto para la guerra, en todo tiempo y en todo lugar. Porque sí, pese a las sempiternas promesas de los políticos, de todos los gobiernos en distintas épocas, la guerra es lo único que no se termina.

Pero, cada vez, no obstante, vuelven a decirle a sus pueblos que ya viene la paz, pero esta no llega en modo alguno. Ante el reparo de Raphaela, acerca de que no contaban con el tiempo y que observar es difícil, Cassiel sostiene que todos los hombres construyeron con su vista y su oído su propio mundo, están presos en él y desde la celda de uno se ve la celda del otro y claro que es así porque de la cárcel cerrada, el panóptico, el mundo pasó a la cárcel abierta, o a la autopista, al hipermercado, al Metro o a Transmilenio, y miles de cámaras vigilan los movimientos en falso de millones de seres humanos y eso sin contar con Internet, Facebook, Telegram (la del ruso Pavel Durov, ahora apresado en París por orden de Elon Musk, el FBI y Biden), Instagram y demás redes sociales, diseñadas para polarizar a la Humanidad: la que al mismo tiempo debe creer que es ella la culpable, no la víctima, de dicha polarización (1). Los humanos sólo creen en lo visible, mientras lo invisible no es esencial para los gobiernos.

Ni importante para los hombres, dice Cassiel (que sólo pueden ver bien con el corazón, según El principito): ‘Sólo lo que se puede palpar existe realmente para nosotros’. Y Raphaela escucha muda el silencio que de ahí deriva, el que Jairo A. Niño define en su poema Lección: “¿Qué es el silencio? El silencio son seis cuerdas sin guitarra” (2). Un silencio, eso sí, nada parecido al que se desprende de la C(a)ca-Cola, cuya fórmula es hoy el algoritmo de Google: las emociones, alentadas con mayor facilidad y énfasis no tanto en los extremos como por los fascistas de hoy, incitan a la acción mucho más que el raciocinio, Carles Senso dixit en su libro Fascismo Mainstream (3). Y cita a Roger Stone, asesor político de ultraderecha: “El odio motiva más que el amor”. En otras palabras, al polarizar a la sociedad se consigue más engagement, interacción y beneficios pues la nueva política digitalizada que tanto atrae a las plataformas tecnológicas, por su capacidad de crear ganancias pulpas, se basa en el conflicto.

Conflicto que se promociona y por el que luchan a cuchillo en boca, en una guerra que sólo pretende captar la atención de los usuarios, haciéndoles creer de paso que son ellos la causa del conflicto. A Facebook, Google o [YouTube] les importa un pimiento quien gobierne. Sus dirigentes tendrán sus posicionamientos ideológicos, pero no son relevantes en el negocio. Lo único relevante es que para obtener más réditos económicos necesitan enfrentar a la sociedad. Es decir, el mismo rol incendiario que cumple Tony Baker, el alemán cuasi nazi cuasi gringo, en ¡Tan lejos, tan cerca! al convocar a Cassiel para que lo secunde en sus planes de porno, armas y violencia que acabarán en el secuestro temporal de todos sus amigos en un barco, así como el adiós definitivo del nuevo ex ángel Cassiel, ya probado con creces en el vicio del alcohol, el tremedal de la violencia y la mendicidad, la tristeza del desamparo y el reloj sin tiempo de la muerte. Los humanos olvidaron que la luz pasa por los ojos al corazón.

Y del corazón otra vez a través de los ojos, sostiene Raphaela. Lo que lleva al narrador a decir que ustedes, a los que amamos, dicen los ángeles, no nos ven, no nos oyen. Nos encuentran lejos y, sin embargo, ¡estamos tan cerca! ‘Somos los mensajeros, que acercan a los que están lejos, no somos el mensaje, sólo los mensajeros. El mensaje es el amor, nosotros no somos nada. Ustedes son todo para nosotros. Dejen que veamos en sus ojos. Miren el mundo, a través de nosotros. Reconquisten con nosotros su mirada amorosa. Entonces, estaremos cerca de ustedes. Y ustedes cerca de él… de Cassiel, cuando éste ya ha muerto. Al estar inmerso en el mundo del caos, antes, asistió al concierto del Ángel Negro del Rock de los 70, Lou Reed, líder de Velvet Underground, al llamado concierto Why Can’t I Bee Good o ¿Por qué no puedo ser bueno?, la pregunta con la que ha venido delirando y castigándose Cassiel por las calles y los suburbios de Berlín, con su combate entre lo visible y lo invisible.

Le dice a Raphaela que los humanos sólo creen en lo visible, lo que ven, mientras lo invisible no tiene valor y sólo lo que puede palparse existe realmente para nosotros. Cassiel se topa con Lou Reed en la calle y le dice que vio su concierto ¿Por qué no puedo ser bueno? Éste, le contesta que si supiera cómo, se lo diría. ¿Por qué no puedo ser bueno? ¿Por qué no puedo actuar como un hombre? Y hacer lo que otros pueden, algo de esta vida. No quiero ser débil. Quiero ser fuerte. No un gordo y feliz debilucho. Con dos brazos inútiles, una boca que se mueve, sin nada que decir, un bebé eterno, que nunca se alejó. ¿Por qué no puedo ser bueno? Quiero ser como el viento, cuando arranque un árbol, llevarlo a través de un mar, y plantarlo en un valle. Quiero ser como el sol, eso hace que florezca y crezca, no quiero ser, lo que soy ya. ¿Por qué no puedo ser bueno? Pensaba en algún tipo de síncopa loca, eso ayudaría a mejorar esta canción, a algunos los tumba el ritmo. ¿Por qué…? ¿Why Can’t I Be Good? (4)

Cassiel pasa por la esquina donde dice: Zeit ist Kunst o El tiempo es arte, lo que pese a las apariencias va en consonancia con lo que dice el bajosfondos Emit Flesti acerca de que el tiempo ya no es oro, sino que ahora es la ausencia de oro. Y no es que se refiera a teletrabajo o a los tiempos de uberización laboral de los que habla Ken Loach en Sorry We Missed You (2019) o Lo sentimos, te extrañamos (5), a la sociedad del precariato y la aporofobia, al falso mito de la meritocracia o en fin al darwinismo social y su aplicación sin límites ni compasión. En todo caso, a Cassiel el tiempo se le escapa, cuando voltea a ver a Flesti ya no está y es como si previera lo que viene. En tal sentido, para Damiel, el ahora chef pizzero, el tiempo apremia. Y Cassiel, como quien olvida en lo que anda, señala que en servir está el camino correcto y anuncia que va a empezar de nuevo. La amistad es el mejor negocio, el mejor de todos, le dice Tony a Cassiel o Karl Engel, como ahora se llama y dice en su nuevo pasaporte.

El que justo le compró Tony Baker para involucrarlo en el que será su último y fugaz empleo como humano o ex ángel. Pero, al realzar la amistad como el mejor negocio, aquél olvida decirle a Cassiel que los gringos, y él es casi…, se reitera, no tienen amigos, sino intereses, como lo han demostrado siempre, siendo de contera EE.UU el peor de los vecinos; y en efecto, cuando Cassiel se postula para hacer parte del negocio, Baker le recuerda a su padre: ‘No te fíes de nadie, pero si encuentras a alguien del cual fiarte, cómpralo enseguida’. Y agrega que todo lo que antes era el Este, la RDA, quiere de repente películas porno. Tony, dicho sea de paso, tiene un perro al que llama Gaddafi. Como si, a nivel simbólico, el líder libio hubiera sido un canino. No lo fue, nunca, y por eso, fuera de quitarle los 247 mil millones de euros depositados en los bancos europeos, lo mataron. Aquí hay suficientes armas como para volarles el culo a todos los que están ahí arriba, dice con jactancia Tony Baker…

Y piensa que todos quieren sexo y violencia y pagan con armas: ‘¿qué puedo hacer? Ese es el juego’. Karl le dice que está loco y Tony le responde que no, que ese es su negocio y ‘si no lo hacemos, algún otro lo hará’. Karl Engel le dice que puede hacerlo sin él y se va. ¡Tan lejos, tan cerca! es un filme sobre el querer salir de la oscuridad e ir de nuevo hacia la luz. La prueba implícita de que por medio del amor y la amistad es posible acceder a la ilusión fugaz de que no se está solo en el mundo, que todo es cuestión de cooperar y no de excluir, de incluir y no de expulsar. Para ello, invoca a Raphaela y le pide ayuda. Ahora, aprovechará cada segundo, cada minuto, nada debe distraerlo, nada se lo impedirá. Sólo que ignora la avidez, la avaricia y la soberbia con que los otros actúan y de ahí no saldrá bien librado. Karl ha encontrado que con voluntad de poder se puede ser bueno. Karl visita a Winter, a su vez víctima deFlesti, quien le dice que son los creadores del tiempo, sus víctimas y sus asesinos.

Y le agrega a Cassiel: ‘El tiempo es atemporal. Tú eres el reloj’. Pero, pasa por alto que a la vez el tiempo es el reloj de la muerte y que ésta es la única para la cual aquél no importa. Otra sentencia asegura que el tiempo es precioso, además de apremiante, y que hay que asegurarse de pasarlo con las personas correctas, antes que adecuadas o pertinentes, como pensaría Alvin Straight, el inolvidable protagonista de The Straight Story (1999) o Una historia sencilla que es, más bien, La historia correcta, porque esa es la crónica de aquél que visita a su hermano Lyle y para ello debe recorrer más de 500 Km en una podadora John Deere a poco más de 5 Km/hora, para al final sentarse juntos a ver las estrellas. Cassiel, por su parte, antes de su caída final le enseña al mundo que los seres humanos ven en el mundo, apenas lo que llevan en su corazón antes que en la cabeza y ni se diga en los bolsillos. Sólo resta decir que el amor es el mensaje y no los ángeles, que son los mensajeros y a la vez nada.

En conclusión, ¡Tan lejos, tan cerca! es un filme sobre el conflicto que para los hombres representa la lucha entre salir de la oscuridad y acceder a la luz, dejar de ser mala persona y pasar a ser buen ser humano, olvidarse de la guerra y entrar en la paz, sin dejarse tentar por el vil metal que entrañan los negocios turbios, como los del cine porno, la violencia fascista, el comercio de armas: a los que puede sumarse, el turismo sexual y de drogas que hoy campea por el mundo y, en particular, por Colombia. El filme gira en torno a un tópico que a la vez es leitmotiv (en El cielo sobre Berlín se trataba de Cuando el niño era un niño), esto es: “La luz de tu cuerpo es tu ojo; si tus ojos son puros, todo tu cuerpo estará en la luz; pero, si tu ojo es malo, todo tu cuerpo estará en tinieblas” (Mateo, 6:22). Un dispositivo bíblico para hacer caer al hombre en cuenta de que, si no cambia su modo de actuar, la vida le pasa factura antes de ir a su última morada, así crea o no en ángeles que le puedan ayudar a mejorar su proceder.

En mi caso de ateo, el único ángel que nos ha ayudado ya no está, pero lo ha hecho más que nadie: así, en vísperas de sus 32 septiembres me dictó el poema Una criatura del sueño y la libertad. Fuiste siempre una criatura del sueño y la libertad, / tu partida no interrumpió mi sueño sino me despertó, / un ser humano tan fuerte y tan parecido a la verdad / a quien basta recordar para que los sueños se realicen / y las fantasías retomen la forma de historia concreta. // Nadie como tú es capaz de renunciar a las vanidades / para dejar la semilla de una o dos nuevas familias, / las que hacen honor a tu sentir, tu pensar, tu mirada / esa misma mirada que tiene el poder de una batería / y que me hizo notar en ti a un ángel de carne y hueso. // Pero fuiste más allá de la figura abstracta del ángel / cuando sentí que descubrías lo que en mí palpitaba, / sabías lo que pensaba, soñaba, la alegría que me diste / la noche que aterrizaste con ternura en mi vientre / y al despertar del sueño entendí, no podía ser nadie más que tú. //

Desde entonces estás siempre conmigo y eres tú misma: / te levantas y te vas y de pronto dudo si eres tú, / pero es no querer ver al amor igualado al miedo / lo que me obliga a albergar dudas entre certezas / como la de sentir que te fuiste para darme luz y saber. // Sigo creyendo que la luz que hay en mí / y en los demás a los que ayudaste a reunir, / no significa haberte ido por ego o vanidad / sino que tu camino es ineluctable, sé que debes irte / y volver mientras sigo con esa esperanza sin la cual moriría.// Aun con todo, me queda la calma de que nunca / te preguntaste por qué no podías ser buena: / alguien tan puro y transparente no lo requiere, / basta con su existencia convertida en virtud porque sí / o de la vida una obra de arte en todo caso inmortal. // Tampoco te inquietó jamás si eras un auténtico ángel / porque nadie que sea algo similar debe preguntárselo, / no, tú apenas intentaste ser feliz con lo tuyo / y en esa lucha no importa si existencial o no, / ni un minuto dejaste de ser criatura del sueño y la libertad. //

A Valentina en sus 32 septiembres, en cuyas alamedas siempre estaré. Bogotá, 4. sept.2024.Como en nuestro caso con ella, en ¡Tan lejos, tan cerca!es posible sentir la impotencia, aquí, qué paradoja, no de forma tan negativa pues permite inferir que, si bien la distancia física es imposible de superar, desde la parcela emocional sentimos muy próxima a la persona ausente. Ello a su vez invita a reflexionar sobre lo complejas que son las relaciones, el significado y efectos de asuntos como la soledad, el bienestar personal o grupal, los vínculos entre seres humanos. Si bien en El cielo sobre Berlín, el ex ángel Damiel termina enamorándose de Marion y ambos a la postre se casan y tienen una hija, en ¡Tan lejos, tan cerca!, otra cosa bien distinta es el caso de Cassiel, quien termina íngrimo solo, no sin antes haber pasado por el calvario del alcohol, el hambre y la mendicidad, para luego caer asesinado tras su incursión en los terrenos del hampa del cine porno, la violencia y el comercio de armas internacional…

Antes del fin, es clave señalar que, aunque el filme presenta una visión desalentadora tras la caída del Muro y una reflexión en tonos grises sobre la condición humana, al mismo tiempo rechaza cualquier postura maniquea y, por contraste, asume otra abierta, ecléctica y tolerante frente a la esperanza. Cassiel va de aquí para allá, siguiendo a los hombres, sin entender mucho lo que pasa y piensa en ayudar, pero no sabe cómo hacerlo: su rol es ante todo de mensajero y observador, no de quien puede decidir por otros, caso idéntico al de Raphaela. Si bien aquél salva la vida de la niña a la vez ve condenada la suya al convertirse en hombre. Cassiel se pregunta, como Lou Reed, ¿por qué no puedo ser bueno?, pero eso no significa que sea difícil actuar de forma correcta, ética, decente. No, lo que pasa es que su desubique le impide ir por el camino del bien y opta por el del mal: es, guardadas proporciones, lo que le pasa a Alex de Large en Una naranja mecánica (6): desdeña la opción de actuar éticamente.

El que WW sea cristiano no quiere decir que su filme sea por antonomasia religioso, sino que va más por la vía seglar, mundana, ecléctica, se reitera. Por lo mismo, Cassiel resulta un hombre más de la vida cotidiana que un ángel caído y en desgracia. Si bien está muy cerca de la trascendencia metafísica de Bresson, eso no implica de suyo una complicidad de fondo pues el abordaje de tópicos como la intimidad, el silencio, la ausencia de música, en nada se parece al de WW con su postura abierta al mundo y al caos, a los diálogos extensos, a la elocuencia del rock: esto, por grupos como Credence Clearwater Revival, The Kinks, Crime and the City Solution, Nick Cave and the bad Seeds, Improved Sound Limited. El hecho de que el filme sostenga que no es el hombre el que ha conquistado al mundo, sino el mundo al hombre, palabras más, palabras menos, ello no obliga a reivindicar religión alguna. Igual, se condena el consumo de imágenes en exceso, a la vez que el comercio de video porno y armas.

Para terminar, aun con las muchas virtudes del filme, como todo hay que decirlo, se citan tres desaciertos notables: 1. La inclusión de Mikhail Gorbachev, el hombre que, junto a los gringos, le dijo Kaputt a la URSS. 2. La nota necrológica sobre Willy Brandt, el político que dio continuidad a la farsa del Milagro Económico de Adenauer. 3. El implícito desprestigio de la gimnasia artística y, en particular, de la acrobacia, con el vaivén de las maletas con armas en el barco: barco, en el que, además, matan a Cassiel. Con todo esto, lo que se quiere decir es que WW no es siempre muy acertado en términos de enfoque político, por su tono conservador, e incluso religioso, por su tinte cristiano. En todo caso, que esto no impida reconocer que ¡Tan lejos, tan cerca! aparte de una continuación o secuela de El cielo sobre Berlín, es una obra que pinta con sobrados méritos una sociedad en crisis, el declive de un ex ángel ya humano, la caída del Muro, el pasado nazi, la soledad diaria, el extravío existencial.

Pero, esto no obsta para decir que el sacrificio de Cassiel no fue en vano: su derrota final con la muerte, es a la vez el triunfo por haber luchado para desmantelar la red de películas porno y armas para la guerra. Aunque podría resentirse de la excesiva voz en off, el filme presenta variantes en su narrativa, sin que sea lineal ni tenga la dimensión cinematográfica/metafísica de El cielo... No, la obra avanza con flashbacks y elipsis, pasa del b/n al color y al revés, cuando Cassiel ingresa al mundo de los hombres; al ocurrir esto, retoma el color y regresa al b/n cuando WW vuelve a enfocar el orbe (ficticio) de los ángeles. La crítica a una sociedad saturada de imágenes, sería, por el camino de la dialéctica, el equivalente a buscar la luz en la oscuridad o a salir de la oscuridad enceguecido por la luz. Idea que, al mismo tiempo, y por necesario/beneficioso contraste, señalaría el afán de liberarse del mito de la caverna (7): que la gente por fin no crea más que las sombras reflejadas en la roca son la realidad concreta.

A Santiago y Carito, con la esperanza de que hallen la luz sin tener que pasar por la oscuridad.

A Valentina, el ángel que aun estando más lejos que cerca igual guiará mi vida hasta el fin.

A Marthica, la mujer/ángel más diestra que conozco para ayudar a otros a salir del túnel.

A Ma. del Rosario, el otro ángel que me ampara y que se merece lo mejor de/en la vida.

Notas, enlaces y bibliografía:

(1) SENSO VILA, Carles Xavier. Fascismo Mainstream. PDF, 222 pp.: 11.

(2) https://www.youtube.com/watch?v=5pq5oimRXMw

(3) Íbidem, Nota 1, PDF, 222 pp.: 11.

(4) https://www.letras.com/lou-reed/186387/traduccion.html

(5) https://rebelion.org/sorry-we-missed-you-una-familia-victima-de-la-uberizacion-laboral/

(6) https://milinviernos.org/2012/06/16/una-naranja-mecanica-la-posibilidad-de-cambio-que-niegan-los-politicos/

(7) https://www.youtube.com/watch?v=vi3zGrlcafs

FICHA TÉCNICA: Título original: ¡In Weiter Ferne, So Nah! En castellano: ¡Tan lejos, tan cerca! País: RFA / Francia / EE.UU / Rusia / Italia. Año: 1993. Gén.: Drama / Fantasía / Historia. For.: 35 mm; b/n /color; 145 min. Dir.: Wim Wenders. Prod.: WW. Guion: WW / Ulrich Zieger / Richard Reitinger. Mús.: Graeme Revell / David Darling / Laurent Petitgand. Fot.: Jürgen Jürges. Mon.: Peter Przygodda. Int.: Cassiel (Otto Sander); Damiel (Bruno Ganz); Peter Falk (él mismo); Tony Baker (Horst Buchholz); Mikhail Gorbachev (él mismo); Raphaela (Nastassja Kinski); Marion (Solveig Dommartin); Konrad (Heinz Rühmann); Phillip Winter (Rüdiger Vogler); Lou Reed (él mismo); Emit Flesti (Willem Dafoe); Hanna (Monika Hansen); Fälscher (Günter Meisner); Patzke (Ronald Nitschke); Dr. Becker (Hanns Zischler). Prod.: Road Movies Filmproduktion / Bioskop Film. Dist.: Sony Pictures Classics / Netflix. Premios: Festival de Cannes/93, Gran Premio del Jurado.

Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y jazz, catedrático, corrector de estilo, traductor y, sobre todo, lector. Colaborador de El Magazín EE, 2012; columnista, 2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao, 2017). Mención de Honor por MLK: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). El libro El estatuto (contra)colonial de la Humanidad, producto del III Congreso Int. Literatura y Revolución, con su ensayo sobre MZO y su novela Changó, el gran putas, lo lanzó UFES, el 20.feb.21. Invitado por Pijao Eds. al Encuentro Nal. de Narrativa vista desde las Regiones (Ibagué, 1º a 4 nov.23) Invitado por la UFES al Congreso Literatura, Soberanía Nacional y Multipolaridad (Vitória, 25.nov.23). Autor en ARC, Rebelión, Magazín de EE, Las2Orillas y traductor/coautor, con Luis E. Soares, en dichos medios. Director del Cine-Club Al Filo del Tiempo, que se emite desde la bóveda interdisciplinaria de La Fábrica de Sueños.

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