1. La primera pregunta es sobre el propio título de tu libro, que ya es toda una declaración de intenciones: El capitalismo no existe. ¿A qué te refieres con esto?
Lo que defiendo en el libro es que el capitalismo no existe si por tal se entiende un sistema económico en el que individuos libres intercambian pacíficamente bienes y servicios en igualdad de oportunidades, promoviendo de este modo la propiedad privada. En realidad, el capitalismo es una economía de antimercado, en la medida en que tiende a generar sistemáticamente monopolios y no libre concurrencia competitiva. Problema este del que son conscientes los teóricos liberales y cuya solución es conocida: si la realidad no se ajusta a su marco teórico, es entonces la realidad la que se equivoca. Los principios librecambistas fueron, de hecho, un dispositivo con el que Gran Bretaña, una vez consolidó su economía, buscó mantener estacionaria la industria competidora del resto de países. No hay capitalismo (francés, estadounidense, etcétera) sin imposición de aranceles y restricciones aduaneras, porque los mercados no flotan al margen de los estados, sino que son estos su condición de existencia y fuente nutricia. En este sentido puede decirse, como hiciera Lenin, que el capitalismo es enemigo de la propiedad privada, pues priva de propiedad a la mayoría. No es de extrañar que los propios capitalistas consideren que “la competencia es para los perdedores”, como ha afirmado literalmente Peter Thiel, entre otros, y documento en el libro.