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No es Trump, idiota, es un proyecto

Fuentes: El tábano economista

Los cuchillos están a la caza del patrimonio

El 20 de enero, con la asunción de Donald Trump al poder, se pondrá en marcha la recalibración de las prioridades de política exterior de Estados Unidos y la ejecución de objetivos estratégicos nacionales e internacionales más amplios. Esta transición no se trata de un liderazgo excéntrico ni de decisiones erráticas, sino de la ejecución de un proyecto político de largo alcance.

Para algunos defensores del realismo político, la llegada de Trump al poder es un cambio bienvenido, ya que prioriza una política exterior pragmática donde la máxima de «la paz a través de la fuerza» predomina sobre el moralismo ideológico. Sin embargo, para los internacionalistas liberales, la agenda del «Hagamos a Estados Unidos grande otra vez» genera temores legítimos de que las alianzas multilaterales, el comercio global y los compromisos climáticos sean relegados o directamente desmantelados.

En este contexto, emerge un plan clave que da forma al trumpismo como un fenómeno más amplio que la figura del expresidente: el Proyecto 2025, impulsado por la Heritage Foundation, uno de los think tanks más influyentes del movimiento conservador. Este proyecto es mucho más que un conjunto de recomendaciones políticas. Se trata de una hoja de ruta ambiciosa y radical para reconfigurar el Gobierno federal de Estados Unidos bajo una agenda conservadora, nacionalista y desregulatoria.

Aunque no existen pruebas públicas de una conexión explícita entre el Proyecto 2025 y lo que algunos llaman el «Deep State», es evidente que grandes corporaciones y actores económicos estratégicos están alineados con esta agenda, promoviendo políticas que priorizan sus intereses financieros y económicos. Estas organizaciones operan tras bambalinas, influenciando las decisiones políticas a través de financiamiento de campañas, presión legislativa y difusión de ideas en los medios.

El Proyecto 2025 es un enfoque estructurado para rediseñar el Gobierno federal estadounidense y garantizar que cualquier Administración republicana entrante pueda implementar reformas rápidas y profundas desde el primer día en el poder. No es una simple transición de gobierno, sino un plan estratégico para transformar permanentemente la burocracia federal, asegurando que las instituciones del Estado funcionen como herramientas eficientes para la agenda conservadora.

Este plan se inspira en precedentes históricos, como las reformas implementadas por Ronald Reagan en los años 80, cuando se impulsó la desregulación de la economía y se promovieron los valores tradicionales. Sin embargo, el Proyecto 2025 va mucho más allá: amplifica esas reformas para enfrentar los desafíos contemporáneos y reconfigurar el papel de Estados Unidos en un mundo multipolar.

Los elementos fundamentales del Proyecto 2025 son: reorganización del Gobierno federal reduciendo el tamaño del Estado y delegando competencias al sector privado, desregulación masiva, es decir, derogar regulaciones en sectores clave como medio ambiente, energía, educación y tecnología, bajo el argumento de fomentar la «libertad económica». Control ideológico a través de redes sociales, a las cuales ya adhirieron X, Facebook, Instagram eliminando el sistema de verificación de datos. Reforma energética y climática, políticas sociales que trasformen la educación, entre otras. Frenar avances en temas como el aborto, la igualdad de género y los derechos LGBTQ+, regresando a un enfoque basado en «valores familiares tradicionales». En cuanto a la inmigración, endurecer las políticas fronterizas y reforzar la deportación de inmigrantes indocumentados, priorizando la construcción de infraestructura fronteriza, como el muro con México.

La política exterior promoverá una política exterior de «América primero», enfocada en reducir la participación de Estados Unidos en conflictos internacionales, renegociar acuerdos comerciales y priorizar los intereses nacionales. Limitar los fondos destinados a alianzas multilaterales como la OTAN y los compromisos climáticos internacionales.

Para esto hay un plan de transición gubernamental con un manual operativo detallado con pasos prácticos para implementar estos cambios desde el primer día de una Administración republicana, acelerando la sustitución de funcionarios clave en el Gobierno federal. El manual no solo contempla los primeros días de gobierno sino también una estrategia sostenida para consolidar las reformas durante todo el mandato presidencial.

Este enfoque priorizaría una redefinición del papel de Estados Unidos en el mundo, basada en una combinación de pragmatismo económico, aislacionismo selectivo y un intento de reposicionar estratégicamente el poder estadounidense en regiones clave. Aun así, El Proyecto 2025 no sería posible sin el apoyo y financiamiento de corporaciones influyentes que buscan beneficiarse directamente de estas políticas. Estas empresas, que operan en sectores clave como la energía, la tecnología y las finanzas, son las grandes ganadoras de este proyecto.

Entre los actores corporativos más relevantes se encuentran:

– Koch Industries, una de las mayores corporaciones privadas del mundo, controlada por la familia Koch, que ha sido un pilar fundamental en la promoción de políticas de desregulación energética y ambiental.

– ExxonMobil y Chevron, que se benefician de la eliminación de restricciones ambientales y la explotación de recursos en regiones estratégicas como el Ártico (Groenlandia) y Venezuela.

– Rio Tinto y Freeport-McMoRan, empresas mineras interesadas en tierras raras y minerales estratégicos, especialmente en Groenlandia y Canadá, dos regiones ricas en estos recursos.

– Amazon Web Services (AWS) y Microsoft, que controlan una gran parte de la infraestructura de almacenamiento de datos del Gobierno estadounidense y se benefician de la digitalización y modernización de los sistemas estatales.

Además, think tanks como la Heritage Foundation, que lidera el Proyecto 2025, y otros organismos como la Federalist Society, juegan un papel clave en el diseño y promoción de estas políticas.

Uno de los aspectos más preocupantes del Proyecto 2025 es su impacto geoestratégico en regiones clave del mundo. Las políticas promovidas por esta agenda conservadora no solo buscan reforzar el poder económico y militar de Estados Unidos, sino también reposicionar estratégicamente su influencia en regiones con alta importancia geopolítica y económica.

Las cuatro regiones mencionadas en el plan —Groenlandia, Panamá, Canadá y Taiwán— tienen algo en común: el desafío de China como rival estratégico de Estados Unidos.

– Groenlandia representa un interés geopolítico por sus vastos recursos minerales y su posición estratégica en el Ártico.

– El Canal de Panamá sigue siendo un punto clave en el comercio global, y su control es fundamental para la seguridad marítima estadounidense.

– Canadá, pese a ser un aliado tradicional, ha generado tensiones comerciales que se exacerbarían bajo una política proteccionista como la que propone el Proyecto 2025.

– Taiwán, por su rol en la disputa de poder con China, es un eje clave de la política exterior estadounidense.

El Proyecto 2025 plantea una estrategia para consolidar la hegemonía estadounidense en estas regiones mediante alianzas selectivas, proteccionismo económico y un enfoque militarista, todo bajo una agenda nacionalista y conservadora.

Pensar que el fenómeno Trump es un accidente o producto de su personalidad excéntrica es un error de análisis. Lo que está en juego es un proyecto político y económico bien estructurado, que busca redefinir el papel de Estados Unidos en el mundo y consolidar el poder de ciertas élites económicas.

El Proyecto 2025 no es un simple manual de gobierno, es una hoja de ruta para una transformación radical y permanente de las instituciones estadounidenses. El verdadero poder detrás de este proyecto no radica en Trump como individuo, sino en las corporaciones, think tanks y actores económicos que lo impulsan. Beneficios directos de políticas conservadoras del Proyecto 2025 son: desregulación ambiental y energética; reforma fiscal y reducción de impuestos corporativos; apoyo al desarrollo de combustibles fósiles; política comercial favorable; renegociaciones de acuerdos como el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) aseguran términos más favorables para exportaciones energéticas y productos manufacturados.

¿Realmente creen que esto es solo Trump?

Fuente: https://eltabanoeconomista.wordpress.com/2025/01/15/no-es-trump-idiota-es-un-proyecto/