El jefe de Acnur ha ordenado recortes del gasto, incluido un retraso de 90 días en el pedido de nuevos suministros y congelar todas las contrataciones, mientras se teme que la medida de la Casa Blanca afecte a millones de personas, revela ‘The Guardian’ en exclusiva
Las agencias de la ONU ya han comenzado a recortar sus operaciones en todo el mundo tras la decisión de la Administración Trump de dejar en suspenso la ayuda exterior de Estados Unidos durante un plazo de 90 días.
Filippo Grandi, director de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) ha enviado un correo electrónico a los empleados de la agencia de la ONU para los refugiados ordenando una restricción inmediata del gasto. La agencia, de cuya asistencia vital dependen 122 millones de personas forzosamente desplazadas de sus hogares en 136 países, retrasará en 90 días los pedidos de suministros, salvo en casos de emergencias, congelará los contratos y las incorporaciones de personal, y prohibirá todos los viajes internacionales por avión para tratar de adaptarse a la congelación del aporte de EEUU.
Marco Rubio, secretario de Estado de Trump, dijo que la congelación de los fondos estadounidenses no afectará a la asistencia vital de la ONU, definida como “medicinas básicas, servicios médicos, alimentos, alojamiento, ayuda para subsistir y suministros”. Según Rubio, las contribuciones que se suspenden se centrarán en programas de ayuda relacionados con el aborto, con la planificación familiar, o con la “ideología de género”.
Pero lo cierto es que el impacto inicial de la congelación ha supuesto un recorte inmediato y generalizado en ayuda humanitaria por todo el mundo. La mayoría de las agencias de la ONU y otras organizaciones internacionales se han visto afectadas, según Grandi.
Despidos y operaciones ralentizadas
Tras la inédita suspensión en las contribuciones estadounidenses ordenada por Trump, programas de asistencia humanitaria de todo el mundo han tenido que despedir a empleados y ralentizar sus operaciones, a la espera de que se produzca una evaluación de todos los programas de ayuda. Los únicos programas que han quedado exentos son los relacionados con asistencia alimentaria de emergencia y con la ayuda militar a Israel y Egipto, aliados de EEUU.
“En estas próximas semanas debemos proceder con mucha cautela para mitigar el impacto que la incertidumbre sobre la financiación puede generar sobre los refugiados y los desplazados, sobre nuestras operaciones y sobre nuestros equipos”, escribió Grandi en el correo electrónico al personal de Acnur. “Estas medidas nos ayudarán a gestionar los recursos mientras atravesamos este periodo difícil (…) Lo que está claro es que debemos seguir demostrando el impacto y la eficacia de nuestro trabajo, ahora más que nunca”.
En 2024, Estados Unidos aportó 2.490 millones de dólares a Acnur [unos 2.390 millones de euros], una quinta parte del presupuesto total de la agencia.
Ordenada por Rubio, la suspensión de fondos de la Administración Trump llega en un momento en el que hay más gente desplazada forzosamente por guerras o inestabilidad desde la Segunda Guerra Mundial, entre los refugiados que cruzan fronteras y los desplazados a la fuerza dentro de su propio país.
“La industria y la burocracia de la ayuda exterior de Estados Unidos llevan demasiado tiempo sin alinearse con los intereses de EEUU; y en muchos casos han ido en contra de los valores de EEUU”, dijo Tammy Bruce, portavoz del Departamento de Estado. “Sirven para desestabilizar la paz mundial promoviendo en países extranjeros ideas que van directamente en contra de unas relaciones armoniosas y estables dentro de los países y entre ellos”.
“El pueblo estadounidense ha exigido ponerle fin a unas políticas que durante demasiado tiempo han perjudicado a nuestra nación, y espera el regreso a iniciativas y prioridades de sentido común”, añadió Bruce. “Ha llegado el momento de hacerlo”.
La Administración Trump trató de usar como ejemplo de despilfarro un programa de ayuda no especificado que enviaba “condones a Gaza”. “Estuvieron a punto de salir por la puerta 50 millones de dólares [unos 48 millones de euros] del contribuyente para comprar preservativos en Gaza”, dijo Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, sin aportar evidencias sobre el programa en cuestión durante una rueda de prensa el martes. “Es un despilfarro absurdo del dinero del contribuyente, en eso es en lo que se centra esta suspensión, en administrar bien el dinero del contribuyente, tanto el que afecta a [los programas de ayuda] Meals on Wheels, Head Start, o a [los programas de] ayuda para desastres”.
Embestida a la agencia de desarrollo
El lunes, la Administración Trump ordenó dar de baja temporalmente a casi 60 altos cargos de USAid, la Agencia de Desarrollo Internacional de EEUU, ante la sospecha de que podían haber estado ayudando a organismos de ayuda humanitaria a capear la suspensión en los fondos.
“Hemos identificado varias acciones dentro de USAid aparentemente pensadas para eludir las órdenes ejecutivas del presidente y el mandato del pueblo estadounidense”, escribió Jason Gray, que ha pasado de ser el director de sistemas de información de la agencia a ocupar el cargo de administrador en funciones, en un correo electrónico al que tuvo acceso Devex, medio especializado en desarrollo. “Por ello, varios empleados de USAid han sido dados de baja hasta nuevo aviso, con su sueldo completo y sus prestaciones, mientras terminamos de analizar estas acciones”.
The Guardian ha tenido acceso a la copia de una orden estadounidense de suspensión de labores en la que se dice a un beneficiario europeo que debe “detener todos los trabajos del programa y no incurrir en nuevos costes a partir de la fecha efectiva [del 24 de enero]”. “El beneficiario debe cancelar tantas obligaciones pendientes como sea posible”, se especifica.
Millones de personas afectadas
Responsables de USAid en activo y exempleados han advertido de que las órdenes de suspensión de labores que se han emitido por todo el mundo ponen en peligro de muerte a millones de personas, especialmente a las afectadas por desastres naturales como terremotos o inundaciones.
“Si un ciclón tropical azota mañana a Cox’s Bazar, ¿cómo vas a salvar a toda esa gente? ¿Y cómo vas a reconstruir cuando hay una orden de suspensión de labores?”, se pregunta un ex alto cargo de USAid en referencia a la ciudad de Bangladesh donde viven más de un millón de refugiados rohinyás. “Podrías tener a gente allí sentada durante 90 días, ¿sentada y esperando qué? Eso es lo que más me preocupa”.
El Departamento de Estado comunicó el martes que entre los casos de “financiación atroz” que investigaría se incluyen 102.236.000 dólares para el Cuerpo Médico Internacional en Gaza [unos 98,2 millones de euros]; 16.840.876 dólares para contratistas institucionales en la oficina de desarrollo de género [unos 16,1 millones de euros]; y 612.000 dólares para la asistencia técnica de programas de planificación familiar en América Latina [unos 588.013 euros].
Las medidas radicales en los primeros días de la Administración Trump están generando cada vez más fricciones con los aliados de Estados Unidos. Nicolas de Rivière, enviado francés en el Consejo de Seguridad de la ONU, cargó este martes contra la decisión del Gobierno israelí, apoyada con entusiasmo por la Administración Trump, de prohibir las operaciones de la Unrwa, la agencia de ayuda de la ONU para los refugiados palestinos.
“No hay alternativa creíble a la Unrwa; la Unrwa desempeña un papel humanitario esencial, pero también proporciona servicios públicos; y lo hace a un tercio del coste de otras agencias de la ONU”, dijo De Rivière. “La Franja de Gaza debe formar parte de un futuro Estado palestino”, añadió un día después de que Trump planteara la posibilidad de transferir la población palestina de Gaza a Egipto o Jordania. De Rivière también aseguró que Francia y Arabia Saudí organizarían en junio una conferencia internacional en Nueva York para buscar una solución de dos Estados al conflicto palestino-israelí.
Traducción de Francisco de Zárate.