Según los datos del Banco Mundial, explayados en su informe “Perspectivas de los mercados de productos básicos”, la oferta global de petróleo va a superar la demanda promedio: 1,2 millones de barriles diarios, un excedente solo superado por lo ocurrido en la pandemia1 del 2020 y por el colapso del precio del crudo en 1998 cuando el precio medio del barril de petróleo Brent en diciembre de 1998 cayó hasta los 9,82 $, desde los 11,04 $ del mes de noviembre, un 11,05%.
Este nuevo escenario de sobreoferta y excedente, que por ahora se muestra relativo a un poco menos de la mitad habitual, es decir 700.000 barriles diarios (lo normal), no tiene perspectivas de cambiar. China es su principal protagonista por dos razones: la primera, por su acertada política de reconversión en el uso de energías fósiles, con lo cual ha desacelerado su producción industrial basada en el uso de la fósil energías.
Segundo, porque el gigante asiático supo sobreponerse más rápidamente a la debacle energética que supuso la crisis de la pandemia, debido a que viene experimentando una transición energética desde los años 90 en adelante, eso ha hecho que sea más fácil para la gran nación enfrentar escenarios energéticos complejos.2
La demanda china de petróleo para combustible de automóviles, aviones, buques o calefacción ha llegado a su meseta más prominente. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE) el consumo de crudo en China aumentará todavía este 2025, pero será todo gracias a la industria química y petroquímica, es en este sector donde la demanda de crudo es mayor. Las perspectivas de la AIE prospectan que la demanda se estancaría aún más este año marcando un prematuro principio del fin de la era del crudo en China.
Pero esto que parece trágico para Occidente, para China es la confirmación de una acertada política de reconversión y de una imparable transición de los fósiles hacia las energías de bajo impacto ambiental.
China ya está caminando hacia una transición energética que pretende ser lo suficientemente efectiva y duradera. Es decir, China sigue demandando energías fósiles, pero esos valores de demanda están estancados desde 2023, ha alcanzado lo que el gigante Sinecop y la AIE auguran, un techo efectivo o lo que los norteamericanos le llaman sweetspot, lo que traducido significa punto dulce del consumo, para el 2027.
Aunque el gigante asiático lidera la demanda global, esta ha descendido del 60% de la década pasada al 19% actual. China solo ha tenido un aumento de solo 150.000 barriles diarios, en incremento interanual, lo que en comparación con el incremento anual promedio de 600.000 barriles diarios registrado en la década anterior es una baja considerable y que, prospectada, es aún mayor. El centro, el punto en disputa que responde a por qué los EEUU principalmente, pero en una gran medida Europa también (Merz ha dicho en una entrevista de DW que está dispuesto con otros lideres europeos de independizar a Europa de los EEUU y ha remarcado su preocupación por la seguridad energética de Europa) están interesados en los recursos naturales de los países dependientes. Lo cual en la práctica significa más colonialismo y expansionismo.
En el medio, dos escenarios se proyectan como posibles en términos inmediatos; primero, la gran volatilidad a principios de año de los precios internacionales en los mercados del petróleo, en los cuales se experimentó en el primer momento un aumento considerable, 82 dólares el barril, debido principalmente a las sanciones impuestas a Rusia e Irán, como las más importantes, tampoco las únicas, es más, de hecho, en el nuevo aniversario del comienzo de la guerra de Ucrania la UE ha impuesto nuevas sanciones a Rusia, las que incluyen restricciones comerciales, sanciones financieras y una ampliación de la lista de entidades y personas sujetas a prohibiciones, la importación de aluminio primario desde Rusia, un sector que, según la UE, genera ingresos significativos para el país.
Los cinco meses de estabilidad del Brent a 82 dólares por barril, han retrocedido a los 74 actuales, remarcado por las tensiones comerciales internacionales, como también el posible final de la guerra en Ucrania.
Y segundo, la demanda global aún crece (en medio de un escenario de volatilización de los precios internacionales del crudo), las proyecciones para este año sitúan un aumento poco significativo de 1,1 millones de barriles diarios (Mb/d), un aumento superior al crecimiento de los 870.000 barriles diarios de 2024, pero que aun así es bajo.
El desequilibrio entre oferta y demanda se incrementará para este año; esa brecha será aún mayor, en la medida que las contradicciones y tensiones a escala global crezcan, que el cerco proteccionista de Trump, el cierre del suministro ruso hacia Europa y el encarecimiento del transporte del petróleo y gas norteamericano hacia el viejo continente, las nuevas sanciones a Rusia, las nuevas necesidades de seguridad de Europa sin EEUU, cambiarán el escenario inmediato.
Argentina petrolera
Frente al desarrollo de más de 20 años en el sector upstream y la capacidad de articulación de nuevas exploraciones (claro, con el incentivo para las empresas de más producción más exportaciones) el descubrimiento y el afinamiento de nuevas dinámicas exploratorias, la capacidad del Estado argentino, a través de YPF, de mejorar la gestión logística, del mantenimiento y de los costes de dimensionamiento, una efectiva y acertada evaluación geológica de las reservas de petróleo, como también la construcción del troncal Néstor Kirchner, Vaca Muerta como una formación geológica de alta performance tecnológica, y por ende el sobrevuelo de los grandes interesados, los países como EEUU, que siguen poniendo la mirada sobre estas reservas (Vaca muerta) y su desarrollo, el cierre del grifo de gas de Ucrania a Rusia al vencer el proyecto que se inició en la era soviética, que continuó proveyendo de gas al Este de Europa a pesar de la guerra, las dificultades que promete el nuevo proteccionismo norteamericano, el costo del GNL de EEUU hacia Europa, como también la licuefacción de gas hacia el viejo continente, ponen a la Argentina en un lugar de extremo interés.
Para Matías Togni, de Next Barrel, nada “…impidió a Argentina alcanzar niveles de producción y exportación de crudo no vistos en los últimos 20 años, lo que augura un buen 2025 con proyecciones de duplicar las exportaciones y diversificar los destinos. El sector de energía sigue siendo el más atractivo en esta nueva economía…”Claro está que la renta obtenida está fijada para que ganen las grandes transnacionales.
El interés es duplicar las exportaciones y diversificar los destinos frente a los nuevos y viejos conflictos del capitalismo contemporáneo.
Notas:
1) Ver:https://rebelion.org/sideral-deuda-publica-global-y-caida-estrepitosa-del-precio-del-crudo/)
2) https://www.ucm.es/data/cont/docs/430-2013-10-27-2007%20WP%2005-07.pdf
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.