En este artículo el autor sostiene que la extrema derecha neopentecostal falsamente cristiana representa, sobre todo, «la propagación de una ideología enteramente al servicio de los intereses del gran capital imperialista radicado en Estados Unidos y sus cómplices del sionismo israelí».
Acaba de realizarse otra «Marcha por Jesús», encabezada por los empresarios de la fe que son los dueños del neopentecostalismo en Brasil. El nombre más apropiado para un evento de este tipo sería «Marcha por el Diablo», ya que es el Señor de las Tinieblas quien verdaderamente expresa el nivel de maldad que esos empresarios encarnan y promueven.
Sin embargo, no podemos echarle la culpa a Jesús de perversidades que han sido practicadas por personas que manipulan con su nombre para actuar en oposición a las prioridades y preocupaciones estampadas en el legado de su vida en los Evangelios. A decir verdad, Jesús es la principal víctima de la banda de malhechores que manejan el negocio del neopentecostalismo. Por lo tanto, estoy convencido de que las enseñanzas de Jesús también pueden convertirse en el instrumento más eficaz para la derrota de las huestes proimperialistas del neonazismo neopentecostal.
Esta extrema derecha falsamente cristiana representa, sobre todo, la propagación de una ideología enteramente al servicio de los intereses del gran capital imperialista radicado en Estados Unidos y sus cómplices del sionismo israelí. Basta tener en cuenta que los establecimientos neopentecostales constituyen la columna vertebral de la corriente neofascista más reaccionaria de nuestro país en todos los tiempos, o sea, el bolsonarismo. Como sabemos, el bolsonarismo sólo pasó a tener relevancia en términos numéricos debido al apoyo que ha recibido de los seguidores de esas empresas-iglesias.
Es a través de una nefasta manipulación religiosa que los típicos pastores del diablo logran inducir a enormes contingentes de gente humilde y bienintencionada a ser cómplices de crímenes tan atroces como los que se están cometiendo contra niños, mujeres y toda la población civil de Palestina. ¿Cómo es posible aceptar que Jesús concordaría con el despedazamiento de niños inocentes por las bombas lanzadas por una de las más grandes potencias militares de nuestro tiempo? Para quiénes todavía lo ignoraban, las fuerzas armadas del sionismo israelí se encuentran entre las tres más poderosas del planeta. Ya el pueblo palestino está completamente desarmado.
No es posible aceptar que la figura de un ser que simboliza el bien supremo siga siendo utilizada para justificar un genocidio, para apoyar atrocidades muy similares a las que cometió el nazismo hitleriano en la primera mitad del siglo pasado. Esta postura, indudablemente, estaría mucho más en conformidad con aquellos que tienen al Diablo como su gran inspirador. Pero, sostener tal posicionamiento aferrado al nombre de Jesús llega a ser un crimen aún más abominable.
Evidentemente, no hay ningún problema en que las personas opten por cultivar la religión evangélica. Debemos siempre defender el derecho de que cada uno pueda tener o no tener la religión que le parezca más de acuerdo con sus creencias. Lo que no podemos tolerar de ninguna manera es que se haga uso de una ideología presuntamente religiosa para llevar adelante las políticas de la muerte, las políticas de la perversidad, las políticas de las atrocidades, las políticas del imperialismo, las políticas contrarias a Jesús, en resumen, las políticas del Diablo.
Traducido del portugués para Rebelión por el propio autor.
Fuente: https://www.brasil247.com/blog/neopentecostalismo-a-quinta-coluna-do-imperialismo-no-brasil
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