Los impactos devastadores del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) están a la vista en pueblo tras pueblo, país tras país, la naturaleza y el clima. A través de la miseria planificada y el austericidio, golpes de Estado y el sostén de gobiernos dictatoriales y represivos, desde hace ya más de 80 años impulsan un verdadero anti-desarrollo basado en la apropiación, el extractivismo y el endeudamiento neocolonial e imperialista de nuestros territorios, cuerpos y bienes comunes.
Imponen y aseguran la cobranza de una asfixiante e ilegítima deuda financiera, aumentando impunemente las deudas socioecológica y climática, económica, política, cultural y de género con los pueblos y el equilibrio ecosistémico en general.
Detrás de un discurso aparentemente “técnico” y plagado de buenas intenciones, el FMI y el BM son pilares fundamentales de una arquitectura financiera internacional al servicio de los intereses del gran capital y la globalización corporativa y financiarizada. Fomentan la mercantilización y la privatización de los procesos de producción y reproducción de la vida y profundizan la dependencia y la desigualdad. Mientras contribuyen a la acumulación de cada vez más riqueza en cada vez menos manos, aumentando la explotación y el empobrecimiento de las grandes mayorías, sobre todo del Sur global.
El avance de la crisis ecológica y climática mundial no es ajeno a las políticas que promueven e imponen estas instituciones financieras internacionales (IFIs) y sus contrapartes regionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La contaminación, la pérdida de la biodiversidad, el aumento descontrolado del calentamiento global – con sus múltiples secuelas de inundaciones, sequías y otros eventos climáticos extremos -, la pérdida de vidas y de las fuentes de sostén de comunidades enteras, los desplazamientos poblacionales forzosos, el acaparamiento de tierras y la violación grave y sistemática de los derechos humanos y de la naturaleza, son consecuencias directas de sus programas, préstamos y condiciones.
No obstante, en vez de cambiar sus políticas, redoblan la apuesta. Continúan financiando la extracción de combustibles fósiles y el control corporativo de la llamada “transición energética”. Promueven el mercadeo de carbono y otras falsas soluciones a la emergencia climática, incluyendo el engañoso canje de deuda por conservación, clima o naturaleza – como mecanismo de financiarización y control territorial de las zonas más biodiversas de bosques, mares y océanos. El FMI agrega a su recetario tradicional de condiciones, la búsqueda de “resiliencia”, tras la cual se pintan de verde los intereses capitalistas de siempre. Fingen contribuir a las urgentes necesidades de adaptación y mitigación con más préstamos. Y para colmo, el BM se hace cargo del fondo creado supuestamente para resarcir los “daños y pérdidas” provocados por las mismas políticas que fomenta.
¿No será hora de poner fin a la acción del FMI y el BM, cerrándolos y exigiendo la sanción y reparación de sus crímenes contra los pueblos y la naturaleza?
Desde la Campaña ¡ALTO al FMI-BM! ¡Reparación YA!, llamamos a fortalecer las resistencias populares, impulsando acciones y denuncias y articulando esfuerzos en ese sentido en la región y el mundo. Llamamos a unir fuerzas para exigir y construir alternativas reales, de buen vivir, basadas en la participación y el protagonismo popular, el reconocimiento y respeto de los derechos y necesidades de los pueblos y de la naturaleza y el ejercicio de nuestra soberanía y autodeterminación.
El FMI y el BM fueron creados hacia el final de la II Guerra Mundial a través de los Acuerdos de Bretton Woods para promover la liberalización comercial, la estabilización monetaria y la inversión extranjera, vinculadas todas a la valorización del dólar estadounidense como moneda de transacción y reserva de valor. Junto a la expansión militar de EE.UU., jugaron un papel central en la consolidación de la “Pax Americana” y el posterior avance de la especulación y la financiarización económica.
Al cumplirse un nuevo aniversario de su creación, y mientras se experimenta
con cada vez mayor sufrimiento, incertidumbre y violencia, el derrumbe de ese
ordenamiento y poder, precisamos fortalecer el ¡Nunca Más! y asegurar la
consolidación de otras relaciones e instituciones.
Llamamos entonces a seguir animando iniciativas colectivas en todos los
escenarios locales, regionales y mundiales – incluyendo la Semana de Acción en
octubre frente a las reuniones del FMI y el BM, la campaña de Jubileo 2025, los
Encuentros Ecosocialistas, la COP30 y las Cumbres de los Pueblos en Belém y
frente al G20 en
Johannesburgo -, multiplicando las acciones que contribuyen a:
– visibilizar los impactos de la acción criminal del FMI, el BM y sus beneficiarios, en relación sobre todo a la crisis climática y los derechos al agua y la energía;
– ejercer nuestro derecho a juzgar y a sancionar a los responsables de las políticas de austericidio y despojo, realizando sesiones del Tribunal de los Pueblos y la Naturaleza contra el FMI-BM;
– lograr la anulación y no pago de las deudas ilegítimas y odiosas promovidas y garantizadas por estas IFIs y la restitución y reparación de lo cobrado injustamente;
– fortalecer las resistencias a sus préstamos y programas, incluyendo sobre todo los relacionados con los megaproyectos, el extractivismo y las falsas soluciones climáticas; y
– apoyar los esfuerzos para cerrar el FMI y el BM y construir alternativas ancladas en el protagonismo popular, la soberanía y la autodeterminación, los derechos de los pueblos y de la naturaleza y el Buen Vivir.
¡ALTO al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial!
¡Anulación y no pago de las deudas ilegítimas y odiosas!
¡Cierre del FMI-BM y Reparación YA de la miseria, devastación y deudas provocadas!
CAMPAÑA ¡ALTO AL FMI-BM! ¡REPARACIÓN YA!