Recomiendo:
1

La decadencia de Europa y las sombras del pacto económico UE-EE.UU.

Fuentes: Rebelión

La reciente firma del acuerdo económico-comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea ha sido presentada por sus impulsores como un avance estratégico en tiempos de incertidumbre y crisis global. Sin embargo, una lectura más crítica y profunda revela que este tratado podría convertirse en una amenaza y humillación seria para la cohesión interna del bloque europeo y un punto de inflexión que debilite su soberanía industrial, democrática y social.

El pacto afecta de manera desigual a todos los Estados miembros, con economías industriales como Alemania, Francia y Suecia, con fuertes sectores armamentísticos y tecnológicos, ven amenazada su producción por la posible entrada masiva de empresas estadounidenses altamente competitivas, favorecidas y subsidiadas por el Gobierno de Trump. Mientras tanto, los países del sur y este de Europa, más vulnerables económicamente, podrían ser persuadidos por inversiones a corto plazo, cediendo terreno a costa de su independencia económica.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha impulsado este acuerdo con escasa participación del Parlamento Europeo, por no decir ninguna, generando preocupación sobre la deriva tecnocrática del bloque. Este vacío de deliberación democrática no solo erosiona la legitimidad institucional, sino que alimenta la percepción de una Unión Europea desconectada de sus ciudadanos, lo que ya es un gran desastre, en términos económicos como comerciales.

Uno de los sectores más sensibles es el armamentístico. El acuerdo refuerza la dependencia europea de tecnología y equipamiento militar estadounidense, en detrimento de fabricantes europeos como Dassault, Saab o Airbus Defence. Esto debilita los intentos de crear una política de defensa europea autónoma, convirtiendo a la UE en un consumidor estratégico subordinado a las prioridades de Washington, lo que refleja su decadencia.

La promesa de un presunto crecimiento económico puede sonar atractiva, pero la realidad para muchos ciudadanos europeos será distinta. Los sectores sociales con menor poder adquisitivo podrían enfrentarse a subidas de impuestos indirectos, recortes en servicios públicos y pérdida de empleos en industrias locales. En suma, el acuerdo podría acentuar la desigualdad y dar oxígeno a movimientos euroescépticos y populistas.

Este acuerdo podría no solo dividir a la Unión, sino también sentar las bases para su futura desintegración. Sin mecanismos de protección para sectores estratégicos, sin participación democrática real y sin una visión común que defienda el modelo social europeo, la UE corre el riesgo de perder su razón de ser.

Europa necesita acuerdos, pero no a cualquier precio. Un verdadero pacto transatlántico debería priorizar la protección de sus ciudadanos, su soberanía regulatoria, y su independencia estratégica. Para ello, es imprescindible reforzar la voz del Parlamento, transparentar las negociaciones y salvaguardar el equilibrio entre apertura comercial y justicia social.

El futuro de Europa no puede decidirse a puerta cerrada. La opinión pública debe estar informada y movilizada. El tiempo de la ingenuidad ha terminado. Ha llegado la hora de elegir entre ser un actor global o un satélite más del poder dominante de los Estados Unidos.

El acuerdo entre Von Der Leyen y Donald Trump va en contra de los intereses del conjunto de Europa. Lo acordado perjudica los intereses de la UE y ha sido una negociación vergonzosa y sin precedentes, según diversos analistas económicos europeos.

La percepción de que el acuerdo «parece más bien negativo» no está fuera de lugar. Todo dependerá de los términos concretos del tratado. Si no se cuidan elementos como la protección del medio ambiente, los derechos laborales, la privacidad digital y la defensa de los sectores sociales más vulnerables, lo que queda al descubierto es la mayor pérdida de soberanía económica y estratégica para el conjunto de la Unión Europea.

Eduardo Andrade Bone. Analista Político/ Comunicador Social                                                                              

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.