Recomiendo:
1

Decandencia de un Imperio: invasión a Venezuela

Fuentes: Rebelión

El Siglo XXI viene cargado de desilusión y alejamiento de los valores que quedaron asentados en sendos tratados del derecho internacional después de las lecciones históricas de las devastadoras guerras mundiales que finalizaron en 1918 y 1945. Sin embargo, pese a los más de ciento cincuenta millones de muertos, el cinismo nuevamente reaparece como la forma más característica de las grandes potencias en el ejercicio de sus políticas diplomáticas. Por otro lado, el colonialismo de despojo parece ser que retorna a sus andanzas como expresión más preclara del poder de los fuertes sobre los principios internacionales de respeto a las soberanías nacionales y autodeterminación de los pueblos vulnerables.

El fascismo retorna con ADN reciclado y la supremacía racial toma carta de ciudadanía y es remarcada con ferviente ímpetu, mientras que se trata a los marginados latinos como sub humanos y parias, no aptos para conservar sus estatus migratorios en los países donde se han arraigado por años en trabajos humildes. Y es que el discurso de campaña del presidente Trump que le hizo ganar la presidencia fue dirigido a la burguesía de los blanquitos que encontraron la explicación de sus precariedades económicas en la presencia de los latinos que no solamente se han quedado con sus puestos de trabajos, sino que su sola existencia en aquel país ha afectado su convivencia humana y sus formas de vida. Esta explicación todavía no refrendada con la realidad, le redituó votos a Trump y este ha actuado en consonancia para hacerle un guiño a sus votantes, incluso a costa de expulsar latinos que contribuyeron a su triunfo.

Sin embargo, ello no basta porque Estados Unidos arrastra una deuda que superó los 37 billones de Dólares según reporte de agosto de 2025 del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la expulsión de latinos no le causa nada bien a la economía estadounidense, en cambio la precariza, porque los blanquitos consumistas por lo demás, cargan con cuerpos mórbidos y son incapaces de realizar las labores manuales de los latinos y únicamente pueden ocupar puestos signados por el sedentarismo. Por otra parte, el gasto militar de Estados Unidos y su liderazgo en la OTAN en la guerra de Ucrania por mucho que le haya servido para extorsionar a los países europeos para la compra de petróleo y el gas natural a precios exorbitantes para aquellos, cuya aceptación solamente es explicada por el precio diminuto de sus dignidades nacionales, tampoco basta para acortar la gran distancia de su postración económica.

Los ademanes mundiales de Estados Unidos son propios de un monstruo envenenado por su propio elixir. Son sin variar las mismas expresiones que han mostrado a lo largo de la historia los imperios mundiales en su propia decadencia: 1. El inicio de guerras en otros países. 2.La recurrencia al despojo colonial; y 3. el uso de su hegemonía militar. Estas formas no ortodoxas de moral democrática únicamente alargan su agonía. Además, en un pasado reciente este país ha experimentado a lo largo de sus guerras de invasión, las terribles reacciones de los ciudadanos que han forjado resistencias permanentes y devastadoras que han herido de muerte la moral de los combatientes estadounidenses.

Las guerras de conquista le han pasado factura a Estados Unidos en Vietnam, en Laos y Camboya, en Afganistán, en Corea del Norte, en Nicaragua, en Irak, y en Irán en donde tuvo reveses significativos y derrotas tangibles a sus primigenios objetivos militares. No es garantía que en Venezuela le irá bien, tomando en cuenta que países como Rusia y China han suscrito acuerdos de relaciones e intercambios comerciales con Venezuela para la compra de su petróleo; y no estarían contentos en renunciar porque sí a ellos, atendiendo a un capricho de un país que se intenta recuperar a fuerza del despojo descarado. El mismo Trump fustigó a Biden señalando que: “al término de su primer mandato dejó la mesa servida para quitarle el petróleo a Venezuela”. Pero el mayor Talón de Aquiles en este escenario troyano en que tres embarcaciones de grueso calibre están estacionadas frente a las costas venezolanas, es que Venezuela cuenta con arsenal militar y misiles soviéticos capaces de llegar a las ciudades de Estados Unidos en tan solo 15 minutos y estos tienen la implacabilidad que tuvieron los misiles enviados por Irán que horadaron el sistema de defensa “inexpugnable” de Israel. Algo inusual en las guerras de Estados Unidos cuyos escenarios de combate están a millones tras millones de kilómetros de su geografía.

La generación de zoomers internautas despojados de memoria histórica e inyectados con el síndrome apátrida y persuadidos por los discursos manidos del maniqueísmo estadounidense se burlan de la resistencia venezolana constituida por pescadores, mujeres, ancianos y un ejército que aún no ha mostrado sus verdaderas armas. Pero estos ignoran que la mejor resistencia es la dignidad permanente y si Estados Unidos no encuentra en su camino una correlación de fuerzas populares significativas que represente un mayúsculo rechazo al régimen de Maduro, su discurso de democracia mundial en pos de salvar a una democracia cautiva a fuerza de misiles quedará vacío y deslegitimado.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.