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El escritor y activista del movimiento libertario, Antonio Pérez Collado, publica el libro Papá, ¿tú crees que somos clase media?

Hedonismo, integración y consumo: una vía para desactivar la lucha de clases

Fuentes: Rebelión

¿A qué clase social se pertenece? A esta pregunta planteada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el barómetro de septiembre de 2025, el 38% de las 4.122 personas entrevistadas respondía que se consideraba clase media-media; el 13% clase media-baja, mientras que el 15% se incluía en la clase trabajadora/obrera; en cuanto a la situación laboral, el 54% de los encuestados trabajaba y el 22% eran jubilados o pensionistas.

Otra interrogación titula el último libro del miembro del Ateneo Libertario Al Margen (Valencia) y militante de CGT, Antonio Pérez Collado: Papá, ¿tú crees que somos clase media?, publicado en 2024 por Ed. Osadía y Ed. Al Margen.

En la presentación se explicita el punto de partida del texto, de 106 páginas: “Últimamente se viene insistiendo mucho en clasificar a la gran mayoría de la población occidental en una ambigua clase media, simplemente por tener un trabajo estable, un piso, aunque sea con hipoteca, y un coche -con unos cuantos años ya- para salir de puente cuando lo haga el resto de afortunados domingueros”.

El hecho de que el 51% de las personas entrevistadas por el CIS se declare clase media resulta compatible, sin embargo, con otros resultados de la encuesta: el 30% piensa que la vivienda figura entre los principales problemas del estado español; el 20% opina esto mismo sobre la inmigración y el 17% respecto a la calidad del empleo.

El texto tiene un punto de subjetividad; el autor vivió, hace más de medio siglo, la infancia en un pueblo donde las casas no tenían los electrodomésticos (hoy) habituales; con una clase trabajadora de la que formaban parte hombres de campo que laboraban de sol a sol; y mujeres que, además de desempeñarse en la agricultura, cuidaban a los numerosos hijos y se ocupaban de las tareas domésticas.

“Lo duro que ha sido siempre ganarse el pan”, resume Antonio Pérez Collado, autor de libros como El anarquismo paso a paso (2022); Palabras mayores (2019); Cartas desde más abajo (2017) y Votar o decidir (2014).

Otra de las preguntas planteadas revela un punto de sarcasmo: “¿Clase obrera, clase turista, clase de pilates…?”; el sentido de la mofa se explica, en buena medida, según el autor, por la renuncia de la izquierda y los sindicatos clásicos a la lucha emancipadora; en otros términos, “los trabajadores nos íbamos conformando con entrar en la sociedad de consumo”.

El militante anarcosindicalista añade que, con excepciones, ya no es habitual que los conflictos obreros se promuevan en Estados Unidos, el norte de Europa o Japón, en sectores como el automóvil, la siderurgia y el transporte; una muestra reciente de esta crisis es la quiebra -a finales de septiembre- de la empresa estadounidense de componentes de automóvil, First Brands.

Por el contrario, es más frecuente que las huelgas y movilizaciones tengan lugar en países hacia los que se ha deslocalizado la industria del Norte global; estas empresas buscan, a menudo, una legislación laboral y ambiental favorable; ejemplos de la conflictividad son las protestas en enero de 2025 de los trabajadores del sector público de Pakistán; la huelga general convocada en julio por los sindicatos en la India; en septiembre de 2023, más de un centenar de mineros turcos iniciaron una huelga de hambre -por el impago de salarios- a 500 metros de profundidad.

Además de la materialidad, Antonio Pérez Collado señala la importancia de las ideas; así, no sólo se trata de la posición que se ocupe dentro del proceso productivo (condición de asalariado o proletario), sino que asimismo influyen otros factores:

“Nuestro entorno familiar y social, la educación que hayamos recibido, las creencias religiosas, la cultura dominante y el lugar donde cada uno vive también determinan nuestras ideas y posibles acciones”.

En consecuencia, tal vez no tengan un peso sociológico decisivo las nociones de ascensor social, el self-made man (hombre hecho a sí mismo) o el talento, entendidas como formas de escapar de la clase social originaria.

El informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) Tener y no tener: cómo superar la brecha de oportunidades (septiembre de 2025) apunta que -en los países de la OCDE- más de un 25% de de la desigualdad total en los ingresos se debe al género, el lugar de nacimiento o el entorno social de la familia; la cuestión es, por tanto, “más complicada de lo que nos vende el cine de Hollywood”, subraya el autor.

También según la OCDE, los ingresos de clase media en el estado español, en 2025, han de situarse entre 1.343 euros y 3.581 euros mensuales; sin embargo, Pérez Collado cuestiona este criterio por aspectos como el precio de alquilar una vivienda (13,5 euros/metro cuadrado de media en el estado español en 2024, según el portal Idealista), a lo que se añaden los gastos de la canasta básica.

Papá, ¿tú crees que somos clase media? hace referencia asimismo a los valores; en concreto, a la mutación axiológica que se ha producido entre la clase obrera tradicional (honradez, integridad o generosidad) y -por otra parte- los estratos pudientes e instalados en su pujanza económica: joyas, automóviles de lujo, chalés, grandes viajes o ropa de marca.

Pero la transformación del modelo social no sólo implica intervenir en la economía y el sistema productivo; Pérez Collado resalta la importancia de otras luchas como las feministas, las ecologistas, el antirracismo, por las diferentes maneras de vivir la sexualidad o el antimilitarismo (medio millón de personas -según la organización- se manifestaron el 4 de octubre en Madrid contra el genocidio de Gaza).

El libro concluye con una apelación al lector que persista en clasificarse como clase media, pese a que su contrato indefinido pueda rescindirse en cualquier momento; posea un sencillo coche utilitario o esté pagando la cuota de la hipoteca por una vivienda:

“Mucho antes que tú, personajes que sin lugar a dudas formaban parte de las clases altas de su tiempo, como Bakunin, Tolstoi o Kropotkin (por poner algún ejemplo) acabaron por renunciar a la vida regalada que les permitía su nivel económico y social y se pusieron al lado del pueblo exprimido y explotado”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.