Se ha anunciado que se llevará a cabo un proceso de ajustes tarifarios, con el propósito de reducir el denominado «rezago tarifario» que padece Unión Fenosa, que puede medirse por la diferencia entre lo que Unión Fenosa paga a las empresas generadoras de electricidad, y lo que logra recuperar a través de las facturas que […]
Se ha anunciado que se llevará a cabo un proceso de ajustes tarifarios, con el propósito de reducir el denominado «rezago tarifario» que padece Unión Fenosa, que puede medirse por la diferencia entre lo que Unión Fenosa paga a las empresas generadoras de electricidad, y lo que logra recuperar a través de las facturas que cobra a los consumidores. Vale la pena preguntarse a que se debe, en lo fundamental, esa diferencia. En la factura que Unión Fenosa cobra a los consumidores, se reconoce:
i) Los costos en que incurren las empresas generadoras para producir la energía que le venden a Unión Fenosa, que en gran medida dependen del precio del petróleo.
ii) Los elevados pagos fijos por potencia instalada que se hacen a las generadoras, establecidos en los contratos de compra de potencia (PPA): estos pagos se hacen por la potencia instalada, no por la energía generada, y se efectúan ya sea que las empresas generen energía o no. Estos pagos fijos por potencia instalada, son el doble o más que el promedio internacional.
iii) El costo del peaje por la transmisión, que debería cubrir los costos operativos y las necesidades de inversión de la empresa estatal de transmisión (ENTRESA), pero no lo hacen (este es un subsidio implícito a Fenosa).
iv) El elevado margen de distribución (o valor agregado de distribución) establecido para Unión Fenosa, que cubre una rentabilidad garantizada, los costos de operación y un nivel mínimo de costos de inversión, que son elaborados según los costos de una operadora eficiente. En el «Documento del Punto de Culminación de la Iniciativa HIPC» se encuentra el reconocimiento de que, para atraer a los inversionistas a participar en la privatización de las empresas de distribución de energía, se estableció márgenes de distribución muy elevada:
«Siguiendo las recomendaciones del banco de inversión que asesoró al gobierno en la privatización en el sector de la energía, el gobierno estableció un alto margen de valor agregado (margen de comercialización) para las empresas distribuidoras de electricidad (DISNORTE y DISSUR) para tornar atractivas estas empresas a los inversionistas extranjeros, a pesar del pequeño tamaño del mercado y las elevadas pérdidas de electricidad que afligen al sistema (estimadas actualmente en alrededor del 33 por ciento».
v) Se reconoce el costo de una parte de las perdidas de energía que se producen en las distribución (se reconoce el 14% de las perdidas de energía, del 27% de la energía generada que se pierde en la distribución)
Cuando uno analiza esta lista de elementos que integran la tarifa, es evidente que existe un costo en que incurre Unión Fenosa, que no es reconocido por esta: en la distribución de energía se pierde el 27% de la energía generada. Unión Fenosa paga a las generadoras por el 100% de la energía generada, pero debido a las pérdidas, solo queda un 73% de dicha energía disponible para la venta. Por tanto Unión Fenosa solo logra vender el 73% de la energía que pago a las empresas generadoras.
La tarifa le reconoce a Unión Fenosa (es decir, le traslada a los consumidores) un 14% de perdidas de distribución. Por tanto, Unión Fenosa no logra recuperar, a través de la tarifa, el restante 13% de perdidas de distribución. Es decir, a través de la tarifa Unión Fenosa solo logra recuperar el 87% del costo de la energía que le compra a las generadoras.
Si asumimos que en 2006 se vendió energía a los usuarios por un monto de US$ 300 Millones, y si estimamos las perdidas de distribución no reconocidas por la tarifa en 13%, entonces Unión Fenosa no recuperaría a través de la tarifa un monto de US$ 45 Millones. Por tanto, mientras no se eliminen dichas perdidas, Unión Fenosa padecerá, permanentemente, una diferencia significativa entre los montos que paga a las empresas generadoras, y los montos que logra recuperar a través de los montos que la tarifa reconoce por el consumo de energía.
¿A que se deben las elevadas pérdidas de energía, que se producen en la distribución? Una parte de estas perdidas, alrededor de la mitad, son perdidas técnicas. En todo sistema de distribución de energía que utilice alambres de cobre, es inevitable que se produzca un determinado nivel de perdidas técnicas, pero en Nicaragua esas perdidas son excesivas, lo cual obedece a la elevada obsolescencia de las redes de distribución. Esta elevada obsolescencia y deterioro de las redes de distribución se debe a que Unión Fenosa no ha invertido en renovarlas y modernizarlas.
La otra parte de las perdidas de distribución, la otra mitad, se debe a las conexiones ilegales que efectúan, por una parte grandes consumidores, y por otra parte pobladores de muy bajos ingresos que recurren a este medio como la única vía posible para obtener acceso a la energía eléctrica, porque no podrían obtenerlo por las vías «normales» del mercado. Mientras más aumentan las tarifas, mas aumenta la proporción de pobladores que recurren a las conexiones ilegales.
Si asumimos que la tarifa cubre el costo de las perdidas de energía derivadas de las conexiones ilegales. Entonces el costo no reconocido por la tarifa se debería exclusivamente a las perdidas técnicas. Si Unión Fenosa invirtiese para renovar y modernizar la red y redujese significativamente las perdidas técnicas, y se lograse reducir el costo de las perdidas derivadas de las conexiones ilegales de los grandes consumidores, es evidente que el costo de las perdidas se reduciría drásticamente, y no serian necesarios aumentos de tarifa para intentar cubrir la brecha entre lo que Unión Fenosa paga a las generadoras y lo que recupera por lo que cobra por consumo de energía, debida a las perdidas de distribución no reconocidas por la tarifa.
Incluso, es preciso analizar en que medida dichas pérdidas no reconocidas no logran ser recuperadas por Unión Fenosa. El hecho de que Hidrogesa se vea forzada a vender a Unión Fenosa la energía que genera muy por debajo de los precios del mercado, representa un subsidio implícito de Hidrogesa a la empresa distribuidora, que le compensa en parte por las pérdidas de energía no reconocidas por la tarifa.
Además, en un intento por recuperar el costo de estas perdidas, Unión Fenosa recurre a efectuar una serie de cobros irregulares, adicionales al costo del consumo de energía. Por ejemplo, aplica un cargo por comercialización. Es decir por la lectura del medidor, por el envío de la factura y por la emisión de la misma. Estos costos ya están cubiertos por la tarifa como costo operativo, y por tanto están tomados en cuenta en el Valor Agregado o Margen de Distribución. No debe olvidarse que Unión Fenosa, en la tarifa, ya tiene incluido un Margen de Distribución muy alto, a través del cual debe cubrir el costo operativo de los servicios que presta.
En el caso de don Francisco Erasmo Mercado, que habita en el Barrio San Judas (NIS 2017407), le están cobrando C$ 88 al mes. Si le cobran lo mismo a cada abonado, esto daría, en 600,000 abonados, en 12 meses, C$ 633,600,000 al año (equivalentes a US$ 34.3 Millones).
Por supuesto, este no es el único cobro irregular que Unión Fenosa incluye en la tarifa, sino un listado muy largo, que no examinaremos aquí.
Es evidente que las pérdidas de distribución no reconocidas por la tarifase constituyen en un «Talón de Aquiles» financiero fundamental del sistema eléctrico descrito. Mientras el problema de las grandes perdidas no reconocidas por la tarifa no se resuelva, se producirán problemas financieros en el sector, presiones incesantes por aumentos adicionales de la tarifa, demanda por mayores subsidios para FENOSA, y se producirá todo tipo de cobros arbitrarios adicionales al cargo por consumo, en un intento de la distribuidora por recuperar este enorme «peso muerto».