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A tres años del 11 de septiembre: crece y se generaliza la resistencia en Irak

Fuentes: Rebelión

En el tercer aniversario de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y a año y medio de la toma de Bagdad por las tropas invasoras, el jefe de los halcones del imperialismo norteamericano, George Bush, reconoció que Estados Unidos es «más seguro que nunca», pero, al mismo tiempo confesó que aún «no está […]

En el tercer aniversario de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y a año y medio de la toma de Bagdad por las tropas invasoras, el jefe de los halcones del imperialismo norteamericano, George Bush, reconoció que Estados Unidos es «más seguro que nunca», pero, al mismo tiempo confesó que aún «no está totalmente a salvo», pero no dijo de quién.

Seguramente que se trata de un doble juego. Por un lado, el de brindar seguridad internamente a sus potenciales electores en el sentido de que la «casa está segura y a salvo», con miras a las mediáticas elecciones de noviembre de este año en Estados Unidos y, por otro lado, de ganarle la jugada a Kerry, el candidato demócrata (también bélico) a la presidencia de ese país, ocultando la verdadera realidad que se vive en el suroeste asiático, particularmente, en Afganistán y en Irak, donde es secreto a voces que la heroica resistencia del pueblo y de las guerrillas chiítas y sunitas, en este último país, crece y se generaliza día con día poniendo en jaque las intenciones del imperio de apoderarse del país, de sus recursos petroleros y, de esta forma, continuar con la estrategia de apoderamiento neocolonial de esa región estratégica del mundo.

Ante la opinión pública internacional y los personeros de la «coalición» invasora, los representantes del Pentágono no tienen otra cantinela más que la de justificar la guerra contra el «terrorismo» y proclamar presuntamente que la «van ganando», ocultando, por ejemplo, el verdadero terrorismo que el ejército sionista, al mando del siniestro Sharon, ejerce todos los días en contra del pueblo y los patriotas palestinos. Ante este genocidio, ni una palabra por parte de los dirigentes imperiales.

La encrucijada en que está metido Estados Unidos hoy en día consiste en que a la par que no puede ganar la «guerra imperialista» contra Irak ―como se aprecia todos los días en los medios de (des) comunicación que (medio) informan de bajas entre los ejércitos de este país y los de la coalición (que superan más de mil bajas en la actualidad); de la destrucción de material bélico como helicópteros artillados, captura de armas y hombres al enemigo, ataques a embajadas extranjeras instaladas ilegítimamente en el país y a oficinas de la ONU que, por cierto, ha hecho su papel de comparsa de Estados Unidos― un retiro unilateral tendría enormes costos para Estados Unidos y su estrategia global neocolonialista de contrainsurgencia. Significaría para todo el mundo el efecto demostración de que ¡sí se puede derrotar al enemigo!; que no es invencible (como en las películas de superman); por el contrario, es vulnerable a pesar de su terrible y poderoso aparato de destrucción masiva y de muerte especializado en la guerra contra los pueblos y las naciones de todo el mundo.

La dos estrategias implementadas por Estados Unidos en Irak hasta ahora, o sean: a) la de la ocupación directa y los intentos de instaurar una dictadura de los gringos con el «administrador civil estadounidense de Irak», Paul Bremen, a la cabeza y luego, b) el simulacro de «traspaso de poder a los iraquíes» (el 28 de junio 2004, tras 14 meses de ocupación y en un acto al que asistieron no más de 30 personas) para imponer un títere estadounidense ―el presunto «presidente interino» de Irak, Ghasi al Yawar― no parecen haber dado los resultados deseados por el imperialismo de «pacificar la casa» y apropiarse fácilmente del territorio para continuar su aventura neocolonialista y anexionista.

El crecimiento de la resistencia y el asedio constante a las tropas invasoras, parecen haber impulsado una nueva estrategia por parte del bloque imperialista mediante el incremento del activismo diplomático de las «autoridades» irakíes nombradas y manipuladas por Estados Unidos, como atestigua, por ejemplo, la reciente visita del «primer ministro» del «gobierno interino» de Irak, Iyad Allawi, quien ante el Congreso de Estados Unidos, a la par que agradeció a este país haber «liberado a Irak» de Sadam Hussein, afirmó que «estamos teniendo éxito en Irak en establecer la libertad y la democracia» (23 de septiembre de 2004) en medio de los constantes bombardeos de la aviación norteamericana contra ciudades irakíes «sospechosas» de albergar a «terroristas». Así, ejemplarmente, en una muestra de ¡patriotismo árabe!, Allawi alabó las operaciones contrainsurgentes del ejército norteamericano en ciudades como Nayaf y Kufa matando mujeres, ancianos y niños.

Por otro lado, la ONU (que más que un «gobierno mundial» como dicen los globalifílicos, es una dócil bisagra de la política exterior de Estados Unidos que echa por tierra esa tesis dominante), parece entrar en enredaderas. En efecto, recientemente, con motivo de la inauguración de la 59 Asamblea General del organismo mundial, Kofi Annan aseguró que «el imperio de la ley está en peligro» y, cínicamente, sin empacho el secretario general de la ONU, después de haber apoyado incondicionalmente a Bush en su ataque y ocupación de Irak, «denunció» «las violaciones de la ley en el país árabe» calificando de ilegal la ocupación, mientras que, obviamente, Bush defendió la intervención militar de Estados Unidos con la bandera de la lucha contra el «terrorismo».

En fin, tres estrategias que hasta la fecha no han dado los resultados esperados por Estados Unidos, la coalición y el gobierno títere, aunque ya se práctica una cuarta que consiste en activar la participación de la OTAN a través de la creación de un centro de entrenamiento militar en las afueras de Bagdad para entrenar a las «fuerzas de seguridad» del gobierno afín a la ocupación.

Pero las cosas no son tan sencillas y seguramente ante está nueva oleada contrainsurgente la resistencia iraquí, que se extiende y fortifica todos los días a lo largo y ancho del territorio (todavía) nacional, tendrá que recapitular y ensayar nuevas estrategias de lucha frente a esta nueva ofensiva del imperialismo coaligado en la OTAN.