«Antes, cuando los viejitos iban a reclamar por su pensión, les lanzaban bombas lacrimógenas y los bañaban con la ballena, cargada de agua sucia. Eso lo vi yo, cuando era joven, y me aterrorizaba la idea de que algún día yo podría pasar por eso. Gracias a Dios llegué a la tercera edad con Hugo […]
«Antes, cuando los viejitos iban a reclamar por su pensión, les lanzaban bombas lacrimógenas y los bañaban con la ballena, cargada de agua sucia. Eso lo vi yo, cuando era joven, y me aterrorizaba la idea de que algún día yo podría pasar por eso. Gracias a Dios llegué a la tercera edad con Hugo Chávez de Presidente».
Así lo dice Tomasa Linares, quien aspira a completar en un sólo pago las cotizaciones que le restan para empezar a recibir, mes a mes, la pensión que otorga el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) a mujeres y hombres mayores de 55 y 60 años, respectivamente.
A través de Decreto Presidencial 7.401, publicado en Gaceta Oficial número 39.414 de fecha 30 de abril de 2010, quedaron establecidas medidas que beneficiarán a miles de personas de la tercera edad, entre ellas quienes tengan menos de 700 cotizaciones, incluso sólo una, a través del pago de la cantidad equivalente a las cotizaciones que les falten.
Tal es el caso de Tomasa, quien a sus 75 años sólo acumula 150 cotizaciones. Con un crédito cancelará la diferencia, pues asegura necesitar una entrada mensual adicional a la pensión por discapacidad que recibe su esposo.
En 2006, cuando la medida entró en vigor por primera vez, esta abuela caraqueña no pudo tramitar su solicitud, pues la osteoporosis que padece comenzaba a generarle grandes dolencias.
«Yo hacía yogures para obtener una entradita extra, pero hasta eso tuve que dejar de hacer por mi enfermedad», relata.
El Instituto Nacional de Servicios y Asistencia al Adulto y Adulta Mayor (Inass) le procura a Tomasa algunas de sus medicinas, pero no todas las que necesita para mantener a tono sus huesos y su circulación. En tales circunstancias, sus ojos se empañan de alegría frente a la posibilidad concreta de acceder a la pensión del IVSS.
«Le agradezco mucho a mi Presidente esta ayuda, él nos ama mucho a nosotros los viejitos y yo por eso siempre estoy pendiente de él, le sigo los pasos por televisión y lo cuido con las oraciones. Siempre lo he apoyado y así lo haré mientras yo viva».
Cosas nunca antes vistas
Néstor Bravo, de 65 años, se alegra del decreto implementado por la Presidencia de la República. No lo hace por gloria propia -pues tiene cuatro años cobrando la pensión de vejez- sino por la satisfacción de ver concretarse reivindicaciones pendientes.
«Este gobierno toma en cuenta al adulto mayor y el adulto mayor se da cuenta de eso, se siente agradado. Estamos satisfechos y agradecidos de la inclusión que hemos alcanzado», dice.
Para Néstor, la realidad de los abuelos y abuelas venezolanas forma parte de esas cosas nunca antes vistas, implementadas con la llegada de la Revolución Bolivariana.
«Fui a la marcha chavista del 1 de mayo y me emocioné de ver tanto adulto mayor participando. Se me salieron las lágrimas, en mi vida había visto algo así, y eso es porque nos sentimos importantes para el Estado, tomados en cuenta», expresa.
El sentimiento lo comparte Benjamín Flores, quien sí ha resultado beneficiado con las nuevas medidas sobre la pensión de vejez.
Al igual que Tomasa, aprovechará la oportunidad para cancelar las 320 cotizaciones que le restan para alcanzar las 750 que se requieren. Padece de una discapacidad visual que desde hace 15 años lo mantiene desempleado, por lo que no puedo alcanzar la totalidad de las cotizaciones por la vía regular.
«Mi familia me va a ayudar a pagar lo que me falta, es un sacrificio pero para lograr un beneficio de por vida. Estoy muy contento, muy agradecido», comenta.
Como ellos, un importante número de adultos mayores se verá beneficiado a través de otros dos mecanismos contemplados vía decreto. Uno de ellos favorece a aquellas personas que cumplen con los requisitos de edad y el número de cotizaciones exigidas y que hasta el 1 de mayo de 2010 no habían sido beneficiadas.
El otro escenario otorga la posibilidad a todas aquellas personas que hayan cumplido con los requisitos de edad y que tengan acreditadas ante el IVSS al menos 700 cotizaciones. Las 50 restantes las asumirá el Estado venezolano.
Falta por hacer
Las políticas instrumentadas por el Gobierno Nacional en favor de los abuelos y abuelas no pasan desapercibidas por este sector; al contrario, el agradecimiento es explícito y la alegría puede verse en las caras de aquellos que consultan en el Seguro Social el procedimiento a seguir para acceder a la pensión.
Conscientes del trayecto avanzado, se mantienen en pie de lucha por las reivindicaciones que consideran materia pendiente, necesarias para alcanzar la plena inclusión social y las atenciones que precisan.
Tomasa Linares, quien pronto cancelará sus cotizaciones restantes, habla de la necesidad de mejorar el abastecimiento de medicinas para los adultos mayores, muchas de ellas de alto costo e imprescindible consumo para cierto tipo de enfermedades.
«Mis medicamentos son muy caros, yo no los puedo comprar. Quisiera que se ampliara la oferta, porque a veces en el Inass me dan algunos que no necesito y los que me urgen para tratar la osteoporosis y los problemas de circulación no los tienen», señala.
Por su parte, Néstor Bravo, quien recibe la pensión de vejez desde hace cuatro años, habla en nombre de aquellos abuelos que no tienen cómo cotizar, pues no cuentan con un empleo o carecen de los recursos para hacerlo estando cesantes.
«Algunas personas de la tercera edad sencillamente no pueden pagar y para ellas hay que diseñar mecanismos especiales», dice, a partir de lo que sostiene haber observado dentro del Comité de Derechos Humanos de los Adultos Mayores al cual pertenece.
Actualmente, el Gobierno destina importantes esfuerzos a consolidar el sistema de asistencia y seguridad social en todo el país, en un trabajo conjunto que direccionan los ministerios del Poder Popular para el Trabajo y para las Comunas.
La meta: garantizar los derechos laborales, económicos, sociales y culturales de las adultas y adultos mayores en función de promover y lograr su inclusión integral.