El ministro Rafael Ramírez en su intervención señaló que un modelo sostenible debe incluir políticas de integración y solidaridad que permitan paliar las asimetrías. «El modelo actual de consumo de energía es asimétrico, no sólo en la distribución desproporcionada del consumo sino, peor aún, en la forma injusta en que los incrementos en el precio […]
El ministro Rafael Ramírez en su intervención señaló que un modelo sostenible debe incluir políticas de integración y solidaridad que permitan paliar las asimetrías.
«El modelo actual de consumo de energía es asimétrico, no sólo en la distribución desproporcionada del consumo sino, peor aún, en la forma injusta en que los incrementos en el precio del petróleo afectan a los países pobres no productores», destacó el ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, durante su intervención en la sesión «Acceso a la Energía Sustentable», que se realizó en el marco del X Foro Internacional de Energía, en la capital qatarí.
Ramírez se refirió a las estadísticas que demuestran que entre el 70% y 80% de toda la energía que se consume en el planeta está concentrada en los pocos países con economías industrializadas; mientras que en las naciones pobres existen «millones de seres humanos que no tienen acceso ni posibilidad económica alguna de acceder a los medios básicos de subsistencia».
El X Foro Internacional de Energía en Qatar congregó a 65 ministros de energía del mundo, y a seis grandes organizaciones, con el objetivo de continuar el diálogo entre países productores y consumidores de hidrocarburos.
En este sentido, destacó que un modelo sostenible debe incluir políticas de integración y solidaridad que permitan paliar estas asimetrías; al tiempo subrayó que «no puede basarse en un modelo económico insostenible por lo voraz e ineficiente del consumo».
Conscientes de esta responsabilidad, Venezuela ha establecido mecanismos como Petrocaribe y los Acuerdos de Cooperación Energética de Caracas. «Tenemos un programa de suministro de más de 200 mil barriles por día en condiciones especiales de financiamiento a más de veinte países de Latinoamérica y el Caribe con las economías más pequeñas y vulnerables», puntualizó el ministro Ramírez.
Ambos tipos de acuerdos se establecieron para disminuir las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos, por la vía de un nuevo esquema de intercambio equitativo y justo entre las naciones de la región que promueva la eliminación de las desigualdades sociales, fomente la calidad de vida y una participación efectiva de los pueblos en la conformación de su propio destino.
Indicó que existen principios y condiciones soberanas no negociables, tales como el derecho que tienen los países productores de valorizar de manera justa su recurso natural no renovable y a la vez «razonable, para quien consume».
Soberanía petrolera
Asimismo, la regulación de la tasa de explotación de ese recurso y las exigencias de optimización del proceso de extracción y de asignación de áreas, forma parte de la soberanía petrolera, «facilitando la conservación de dicho recurso en beneficio del desarrollo de sus propios pueblos y generaciones futuras, tanto de países consumidores como de productores», dijo Ramírez.
Durante las discusiones en el marco de la sesión, el ministro Ramírez lamentó que los países consumidores pequeños, «que son la mayoría», no estuviesen representados en el X Foro Internacional de Energía.
Además del ministro Ramírez, en el panel del segmento de «Acceso Sustentable a la Energía» estuvieron los ministros de energía de Austria, Martin Bartenstein; Nigeria, Edmund Daukoru; y Rusia, Víctor Khristenko.
El X Foro Internacional de Energía, realizado en Doha, capital de Qatar, fue el espacio donde 65 ministros de energía del mundo, y seis grandes organizaciones, se dieron cita para continuar el diálogo entre países productores y consumidores de hidrocarburos.
¿Acceso sustentable o acceso irrestricto?
«El título de esta ronda de discusión, ‘Acceso a la Energía Sustentable’, señaló el ministro Rafael Ramírez, tiene significados distintos según se vea desde el punto de vista del productor o del consumidor. Considerando que este foro es un diálogo entre estos dos puntos de vista, me permitiré centrar mi intervención en dos posibles interpretaciones-siempre desde el punto de vista de un país productor-, y las consecuencias que, a nuestro juicio, dichas interpretaciones conllevan.
Como país productor, permitir el acceso a los recursos naturales no renovables que se encuentran en su subsuelo debe ajustarse a un grupo de principios y condiciones soberanas no negociables, entre las que se encuentran:
• Valorizar el recurso de manera justa para quien produce y razonable para quien consume, considerando que el precio actual nominal que paga el consumidor, no refleja el valor real que recibe el productor.
• Regular la tasa de explotación del recurso no renovable, exigiendo que se optimice el proceso de extracción y de asignación de áreas, facilitando la conservación de dicho recurso en beneficio de generaciones futuras tanto de países consumidores como de productores.
• Hacer entender a los consumidores que el petróleo no es un commodity sujeto a las reglas de libre mercado, más aún en un mercado plagado de extraordinarias asimetrías e imperfecciones como es el mercado de la energía. El petróleo es un recurso natural no renovable, por lo cual los países productores debemos ejercer el derecho soberano de administrar la tasa de explotación del mismo en beneficio del desarrollo de nuestros propios pueblos y de las generaciones futuras.
Por otra parte, para un productor estos principios, y como consecuencia sus niveles de producción, son sustentables sólo si existe estabilidad política, económica y particularmente social. Y esta estabilidad es sólo posible en un clima de no intervención y de respeto a los principios y decisiones soberanas.
Como consumidor, vale la pena preguntarse: ¿Para quién es la sustentabilidad? ¿Para qué? Durante el desarrollo de este foro y en otros similares surge siempre la pregunta: ¿Están los países industrializados usando de manera eficiente la energía que consumen?
Las estadísticas demuestran que entre el 70% y 80% de toda la energía que se consume en el planeta está concentrada en los pocos países con economías industrializadas. Millones de seres humanos no tienen acceso ni posibilidad económica alguna de acceder a los medios básicos de subsistencia, tal como lo demuestra la fotografía satelital utilizada de fondo durante la instalación de este foro, que muestra un norte iluminado y el sur sumido en la oscuridad.
Habría que agregar que las reservas existentes de hidrocarburos en el mundo no son suficientes para sostener, no sólo el enorme consumo actual de los países industrializados, sino su proyección de crecimiento a futuro.
El modelo actual de consumo de la energía es asimétrico, no sólo en la distribución desproporcionada del consumo sino, peor aún, en la forma injusta en que los incrementos en el precio del petróleo afectan a los países pobres no productores. Mientras que es difícil demostrar que un aumento de diez dólares en el precio del crudo tenga efecto alguno sobre las economías industrializadas, las estadísticas muestran que estos aumentos tienen un efecto devastador y retrógrado en las mínimas condiciones de vida de los habitantes de países pobres. Un modelo verdaderamente sostenible debe incluir políticas de integración y solidaridad que permitan paliar estas asimetrías.
Conscientes de esta responsabilidad, Venezuela tiene un programa de suministro de más de 200 mil barriles por día en condiciones especiales de financiamiento a más de veinte países de Latinoamérica y el Caribe con las economías más pequeñas y vulnerables.
En consecuencia, y para concluir: el acceso irrestricto a la energía no es lo mismo que el acceso sustentable a la energía.
En el primer caso, los consumidores exigen acceso sin restricciones a recursos naturales que son el único medio de sus dueños para mejorar las condiciones socio-económicas de sus pueblos. En este modelo, se sugiere además que son los propios productores los causantes de los cuellos de botella en la infraestructura, producto de décadas de sub-inversión, principalmente en los tiempos en que las transnacionales tenían, justamente, acceso irrestricto a las reservas.
En el segundo caso, está muy claro que la sustentabilidad de acceso debe referirse también al derecho que tienen los pobladores de países pobres de acceder a la energía. Un modelo de acceso sostenible no puede basarse en un modelo económico insostenible por lo voraz e ineficiente del consumo, las asimetrías económicas y sociales, así como por el enorme daño que produce a las economías de otros países y al medio ambiente».