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Según el FMI

Agotados los beneficios para México del Tratado de Libre Comercio de Américo del Norte

Fuentes: La Jornada

En sólo tres años, el valor del comercio de México con los otros dos países del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se redujo en un monto equivalente a 10 puntos del producto interno bruto (PIB), un signo de que los beneficios iniciales del acuerdo están tocando a su fin, reveló un […]

En sólo tres años, el valor del comercio de México con los otros dos países del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se redujo en un monto equivalente a 10 puntos del producto interno bruto (PIB), un signo de que los beneficios iniciales del acuerdo están tocando a su fin, reveló un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgado esta semana.

El TLCAN, como está ahora, es insuficiente para seguir impulsando el crecimiento del país, afirmó el organismo. Un punto relevante es que mientras la posibilidad de crecimiento se sustentó en el acuerdo, la fuente interna de dinamismo, la inversión en infraestructura, fue totalmente descuidada.

Desde la entrada en vigor del TLCAN, en enero de 1994, el valor de las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos y Canadá, los otros dos socios del acuerdo, se triplicaron en términos de dólares hasta alcanzar un monto de 188 mil millones de dólares en 2004, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

El análisis del FMI, contenido en el estudio Estabilización y reforma en América Latina, indicó que el auge de los primeros años del acuerdo ha ido perdiendo impulso. Añadió que el crecimiento del comercio perdió impulso a partir de 2000.

Así, el valor del comercio exterior de México -que incluye importaciones y exportaciones- dejó de representar 50 por ciento del producto interno bruto, como ocurrió en 2000, para caer a un monto equivalente a 40 por ciento del PIB, además de que la tendencia es que siga a la baja, de acuerdo con el estudio del FMI.

A la par del comercio exterior, el flujo de inversión extranjera directa (IED) impulsada por el TLCAN, asegura el estudio, pasó de 12 mil millones de dólares durante 1991 y 1993 a 54 mil millones de dólares en el periodo comprendido entre 2000 y 2002, con una participación de los socios del acuerdo como generadores de inversión directa a México que aumentó de 50 por ciento en 1994 a 80 por ciento en 2002.

El organismo destaca en el documento las aportaciones en el crecimiento económico que generó la entrada en vigor del acuerdo, las cuales están dejando de tener su efecto positivo sin que se hayan generado otras condiciones internas para suplirlas.

Establece que la contribución de las exportaciones y de la IED derivada del TLCAN al crecimiento del producto interno bruto de México se incrementó sustancialmente a partir de la entrada en vigor del acuerdo.

En particular, dice, la contribución de la inversión al crecimiento del PIB alcanzó tres puntos porcentuales en el periodo de 1996 a 2002. «Recientes estudios sugieren que el TLCAN indujo un importante incremento en la productividad total de México, ayudando a duplicar el crecimiento del PIB de una tasa promedio de 2 por ciento durante 1980-1993 a 4 por ciento durante 1996-2002».

En la gestión del presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), la principal fuente de crecimiento de la economía fue la actividad externa, en especial el comercio con Estados Unidos al amparo del TLCAN. Esa estrategia se ha mantenido en la actual administración, que no ha modificado esa política económica. El propio estudio del FMI sugiere que con el modelo actual de exportaciones llegando a su límite, las posibilidades de crecimiento futuro lucen limitadas.

Establece el documento: «La experiencia de México en el TLCAN ilustra que reformas estructurales son necesarias para que sean sostenidos en el tiempo los beneficios de acuerdos de libre comercio amplios. En el caso de México es claro que ha habido un considerable avance en lograr estabilidad financiera y macroeconómica, aunque también es clara la necesidad de impulsar la competitividad en varias áreas».

En el reporte se señala que las bases del crecimiento interno, es decir, la inversión en infraestructura, ha sido ampliamente descuidada.

Cita el estudio que el gasto público en infraestructura disminuyó en México en 2.1 puntos del PIB entre 1990 y 2000, una caída que supera al promedio de América Latina, donde la reducción fue de 1.8 puntos del PIB en promedio para el periodo señalado.

La caída de la inversión pública en infraestructura en América Latina está relacionada con la debilidad de los sistemas tributarios y la baja recaudación de impuestos, según el FMI.

De acuerdo con el documento, la debilidad fiscal y las medidas que los gobiernos deben establecer para hacer frente a la falta de recursos generalmente implican recortes en el gasto público en infraestructura, incremento en los impuestos y acotamiento del gasto social. «Estas acciones han ido en detrimento de la capacidad de crecimiento económico de largo plazo y de apoyo popular a las reformas».

En el reporte, el FMI añade que, para el caso de México, la posibilidad de generar mayor crecimiento, una vez que el impulso del TLCAN luce agotado, es con reformas que apuntalen la productividad de la economía.

Así, en este punto, insiste en hacer más flexible el mercado laboral, lo que implica «eliminar rigideces» que aumentan el costo de los empresarios; el sector de la energía, dice, es otro factor de preocupación, por lo que es necesario, apunta, facilitar la inversión y «explotación de nuevas oportunidades»; añade que el de las telecomunicaciones es otro sector que está sobrerregulado, lo que eleva el costo de operación de los negocios.