El Fondo Monetaria Internacional (FMI), hermano siamés del Banco Mundial e hijo del Tratado de Bretton Woods (1944), convenio que dio origen a la nueva arquitectura financiera internacional y que finiquitó el patrón oro, que de una manera u otra había garantizado la estabilidad monetaria internacional, por el dólar norteamericano que se posicionó desde […]
El Fondo Monetaria Internacional (FMI), hermano siamés del Banco Mundial e hijo del Tratado de Bretton Woods (1944), convenio que dio origen a la nueva arquitectura financiera internacional y que finiquitó el patrón oro, que de una manera u otra había garantizado la estabilidad monetaria internacional, por el dólar norteamericano que se posicionó desde entonces como la divisa mundial; ha decidido en directorio ejecutivo darle el visto bueno al otorgamiento de un rol más importante en la toma de decisiones a los países en vías de desarrollo. Tal como se muestra en declaraciones publicadas por BBCMUNDO en http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/business/newsid_7320000/7320005.stm, el Director Gerente del FMI, Dominique Strauss-Khan, señala que están «creando un sistema más flexible para las cuotas y el poder de voto«.
No están leyendo mal amigas lectoras y amigos, ni se trata de una broma del día de los inocentes. Les estoy hablando del mismo organismo multilateral soberbio, con ínfulas de omnipotente y que impuso con chantajes sus recetas económicas infalibles (los mal llamados «paquetes de ajustes») en los pueblos de Suramérica, Asia y África, trayendo como resultados fatalidades sobre los pueblos y excelentes ganancias a las transnacionales. Quienes pudieron comprar, aunque el verbo más adecuado sería arrebatar, a precios de gallina flaca empresas estatales de servicios públicos, de minería, de telecomunicaciones, del sector financiero, de manufactura, de agricultura, entre otras; es decir, adquirir total o parcialmente el aparato económico productivo nacional sin realizar inversiones que justifiquen tal adquisición. Sí, e insisto, estoy hablando del mismo FMI.
Ahora fíjense muy bien en tres datos sumamente importantes respecto al FMI, tomados de la página web del fondo y comentados por mi para que puedan entender la real naturaleza de este organismo multilateral: (1) el número de países miembros es 185 y (2) posee aproximadamente 2.635 funcionarios que proceden de 143 países; no obstante, todos los Directores Generales (Presidentes) han sido desde su creación europeos, ligados a las grandes corporaciones financieras internacionales: Camille Gutt (Bélgica, 1946-51), Ivar Rooth (Suecia, 1951-56), Per Jacobsson (Suecia, 1956-63), Pierre-Paul Schweitzer (Francia, 1963-73), H. Johannes Witteveen (Países Bajos, 1973-78) y Jacques de Larosière (Francia, 1978-87), Michel Camdessus (Francia, 1987-2000), Horst Köhler (Alemania, 2000-2004), Rodrigo Rato (España, 2004-2007) y Dominique Strauss-Kahn (Francia, 2007-Hoy); y (3) un total de cuotas de US$ 338.000 millones al 30 de septiembre de 2007 que determinan a su vez el número de votos por país, en consecuencia por ser Estados Unidos de Norteamérica el «principal accionista»(o dueño, a decir verdad) cuenta con el 371.743 votos (16,79% del total), mientras que Palau, por ejemplo, tiene 281 votos (0,01% del total). Así las cosas, realmente lo que existe es un Fondo Financiero Norteamericano, el cual es manejado por los europeos con el fin de darle una apariencia de pluralidad a los abusos cometidos por los países «poderosos» sobre los «débiles».
En este sentido, cabría preguntarse por qué un organismo como el FMI, poseedor de un capital tan cuantioso, está interesado en cambiar sus esquemas cuasi coloniales que han mantenido prácticamente inalterados durante más de sesenta años, los cuales han servido para mantener el status quo que beneficia a su amo (el Gobierno de EEUU) y a sus Gerentes (los Gobiernos Europeos). Aquí tienen cuatro razones:
Porque la fulana ampliación y flexibilización del sistema de cuotas y el poder de voto no existirá. Según el mismo artículo publicado en BBCMUNDO al que hacemos referencia en el primer párrafo, el FMI sólo estaría redistribuyendo un 5,4% del poder del voto por lo que no puede hablarse de ningún cambio verdadero y real en las relaciones del fondo con los países del mal llamado tercer mundo; asimismo, los «sacrificados» serían Reino Unido, Francia, Canadá, Rusia y Arabia Saudita pero nunca los dueños del circo (EEUU).
1. Porque está enfrentando una severa crisis de credibilidad a nivel internacional que pone en riesgo su sobrevivencia a largo plazo. La cual se expresa en fuertes críticas a las políticas recomendadas por el FMI que fueron implementadas en los países pobres, por parte de connotados Economistas, activistas e intelectuales como el ex premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz y los ex premios Nobel de la Paz Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel, sólo por mencionar algunos de los más reconocidos. Igualmente, se siente un crecimiento generalizado del sentimiento anti FMI y sus similares por parte de los pueblos del mundo, manifestado en constantes rechazos por los movimientos sociales y la sociedad en general en los países donde se realizan las reuniones de líderes del G7, la OMC, el BM y el FMI; donde se repite el credo neoliberal y se hacen recomendaciones a los países subdesarrollados y en vías de desarrollo basadas en el capitalismo salvaje, el libre comercio, la globalización, la privatización de todo el sector productivo y los servicios públicos, así como la reducción del rol del Estado en todos los sectores.
Porque sus políticas han demostrado ineficacia y que sólo sirven para apretarle el cinturón al pueblo y hacer más ricos a los ricos. Latinoamérica es una de las regiones del mundo que tiene más ejemplos que mostrar, siendo el efecto tequila mejicano, la crisis del real brasileño y el corralito argentino los más notables. No obstante, fue en Venezuela donde se originó el primer estallido social en contra de los paquetes de ajuste recomendados por el FMI y el BM (Banco Mundial), el llamado CARACAZO durante el 27 de febrero de 1989. Tan grave es el asunto que algunos de sus voceros más destacados, como los ex Directores Generales Horst Köhler y Rodrigo Rato, han manifestado en reiteradas ocasiones que el fondo ya no tiene lecciones que dar a América Latina y que es necesario transformarlo en un FMI de carácter más social
Porque está enfrentando problemas financieros y la situación económica de EEUU (recordemos: su dueño) no le augura un buen futuro al mediano plazo, a menos que logre sumar los recursos China, India y de la unión suramericana encabezada por Brasil. Estos problemas se hicieron más evidentes durante el 2006 cuando el fondo vio mermados sus ingresos operacionales en 40% (US$ 411 millones) con relación al año 2005, pasando de US$ 1012 millones a US$ 601 millones, continuando similar situación en 2007 por la decisión de los deudores del FMI de cancelar antes de la fecha de vencimiento de sus deudas. Los Estados Unidos de Norteamérica han soportado desde sus inicios la carga que significa el FMI, pero en la actualidad enfrenta severos problemas económicos expresados en la devaluación de su símbolo monetario frente al EURO; las crisis en el Wall Street por causa de los subprime; el financiamiento de las irracionales e inmorales guerras que libra en Irak y Afganistán. Bajo este panorama de posible recesión, han surgido dos potencias asiáticas, China e India, y una sudamericana, Brasil, que están motorizando la economía mundial y se encuentran entre los diez primeros lugares de los principales tenedores de reservas internacionales del mundo al 31 de diciembre de 2007, encontrándose China en el puesto N° 1 con US$ 1.493.000.000.000, India en el N° 6 con US$ 239.400.000.000 y Brasil en el N° 7 con US$ 178.000.000.000; así como entre las economías con más altas perspectivas a nivel mundial por lo que resultaría bastante conveniente para el FMI sumar su apoyo y evitar así su extinción. Máxime, cuando existen iniciativas tan interesantes como el Banco del Sur y el Fondo Monetario del Sur que podrían tener eco en otras regiones del mundo.
Entonces, como pueden ver, al FMI no le quedan muchas opciones corren o se encaraman, es decir, este «cambio» de concepción del que habla el señor Dominique Strauss-Khan se debe a razones de mera subsitencia. Por lo tanto, es el momento de impulsar con más fervor iniciativas realmente integracionistas como el Banco del Sur para que sirvan de verdadero contrapeso para las pretensiones EEUU y sus aliados de Europa.
*: Economista y profesor universitario