El pasado 1 de enero volvió a entrar en vigor el Pacto de Estabilidad y Crecimiento tras la moratoria para el despliegue de las políticas europeas contra las consecuencias económicas y sociales de la epidemia de Covid-19. Esa moratoria permitió, frente a las políticas de ajuste neoliberal, la aplicación de un giro neokeynesiano impulsado por la Comisión, con el apoyo del BCE y sus inyecciones monetarias mediante la “flexibilización cuantitativa”. Los resultados se han podido ver claramente: lo que fue una experiencia de un pequeño grupo de países (PB, FIN, FR, SUE) se ha transformado en una orientación general, sostenida por el Plan de Resilencia y Reconstrucción, el programa SURE y los fondos New Generation.
Ajuste fiscal y gasto social: sobre lo que nos jugamos en las elecciones europeas
Fuentes: Sin permiso