M.H.: Antes de comenzar a hablar de tu libro, me gustaría conocer tu opinión sobre el tema que hoy en día es abarcativo de la situación política no solo de América Latina sino del mundo que es la actualidad de Venezuela. A.W.: Precisamente en el libro, que ya tiene un año de editado, yo sostuve […]
M.H.: Antes de comenzar a hablar de tu libro, me gustaría conocer tu opinión sobre el tema que hoy en día es abarcativo de la situación política no solo de América Latina sino del mundo que es la actualidad de Venezuela.
A.W.: Precisamente en el libro, que ya tiene un año de editado, yo sostuve que el futuro de los gobiernos por llamarlos de buena manera «progresistas» se iba a dirimir en Venezuela. De manera que en alguna medida me adelanté a los hechos. De cualquier forma mi opinión es que no hay ninguna duda que el ataque del imperialismo se ha acrecentado sobre todo en los últimos tiempos, en el caso de EE UU tiene en la mira a Cuba y a Venezuela, de esto no hay dudas y se ha demostrado con los ataques económicos y políticos que han tenido, sobre todo Venezuela.
Yo creo que la situación de Venezuela es bastante endeble por muchos aspectos, económicamente porque depende básicamente y solamente casi del petróleo. Esa es una situación bastante compleja. Y su principal cliente es EE UU. De manera que ese va a ser un tema difícil de resolver. Socialmente me parece que es muy importante el desabastecimiento que está sufriendo sobre todo la clase trabajadora, a mí me hizo recordar a lo que le pasó a Salvador Allende en Chile. En una conversación en Santiago, donde estuve por trabajo una vez, un muchacho joven me contaba que cuando era muy chico la madre lo mandaba a comprar pan en la época de Allende y hacía dos o tres horas de cola. Ese es un problema muy serio, porque el sector al que el gobierno de Maduro quiere representar es el más golpeado por esta crisis. Los sectores de la alta burguesía no tienen ese problema.
M.H.: Este libro es inabordable en tan poco tiempo, vamos a tratar de ir al hueso como decía David Viñas. Estamos atravesando una crisis, desde el año 2008. Diez años de crisis sistémica del capitalismo y se me ocurre preguntarte para empezar ¿qué tiene de parecido y de diferente esta crisis respecto de aquella otra que siempre se recuerda de 1929?
A.W.: El capitalismo atraviesa cíclicamente crisis pero no todas son iguales. Son cíclicas, unas que en poco tiempo el capitalismo se reencuentra con el crecimiento y, por otro lado, están las crisis estructurales. Esta es la tercera de estas últimas en la historia del capitalismo, la primera fue la de 1873, la segunda en 1929 y esta yo la sitúo un poco antes de 2008 para ser más exactos en la década del ´70.
El tema central es que tanto la de 1873 como la de 1929 terminaron en dos guerras mundiales. Que en el caso de la crisis de 1929, la destrucción que produjo esa guerra permitió la reconstrucción del sistema y los 25 años posteriores de crecimiento hasta mediados de la década del ´70.
Hay diferencias grandes en cuanto a cómo se encaró por parte de la burguesía la crisis del `29 y la actual. En la del ´29 quebraron 9.000 bancos en EE UU y los gobiernos de la época no hicieron nada para salvarlos. Esa es la diferencia fundamental con este período en donde los bancos centrales de los países desarrollados invirtieron enormes sumas para solventar el sistema bancario. Ese fue el primer paso que diferencia. Lo que no quiere decir que esta crisis esté resuelta, porque si bien empezó a manifestarse en la década del ´70, hizo una eclosión impresionante en 2008 con la crisis de las hipotecas sub prime en EE UU que después se volcó hacia la UE. De manera que es un proceso que ya lleva muchos años y tengo la sensación que todavía no le ha encontrado la vuelta, si es que se la van a poder encontrar.
M.H.: Estamos hablando con Alberto Wiñazky y presentando su libro La crisis capitalista y el capital ficticio. En EE UU, como señalás en tu libro, los actores financieros manipulan un volumen 50 veces superior a la economía real. Los activos financieros representan 10 veces el PBI planetario. ¿Cómo se sostiene esto?
A.W.: Es muy difícil que pueda sostenerse en el largo plazo. Lo que sucede en esta etapa esencialmente es que la producción de ganancias del capital productivo, ante la imposibilidad de volcarlo hacia nuevas formas productivas en nuevos tipos de productos, se vuelca al capital financiero.
El capital financiero recicla la utilidad obtenida en el capitalismo real, o sea, en la producción de bienes y se vuelca al capital financiero que funciona en todos los países y también en las guaridas fiscales, donde va a parar todo aquel capital ficticio producido como renta financiera, gente que elude impuestos, capital negro, infinidad de cuestiones que van a terminar en estas guaridas que operan en un Estado de EE UU, Delaware y, por supuesto, en Suiza, Bahamas, Islas Caimán, etc. Hay una cantidad enorme de guaridas fiscales que algunos llaman «paraísos fiscales» en donde se reciclan las utilidades financieras producidas por este movimiento económico.
M.H.: Uno de los temas centrales de la economía mundial es el enfrentamiento entre EE UU y China.
A.W.: Desde la caída del muro de Berlín y posteriormente de la URSS, EE UU había asegurado establecer un orden mundial unipolar. O sea que se había constituido sin rivales a la vista en el que manejaba el destino de la humanidad. La convulsión de 2008 interrumpió este proceso y produjo diez años de crecimiento muy endeble, si bien el dólar continuó siendo reconocido en su carácter internacional y como moneda de reserva. Pero esta crisis fue dando lugar al crecimiento casi inusitado de la República Popular China, donde en los primeros años estuvo al 10% anual, hoy está todavía en el 6,5% anual. Se constituyó lo que podemos llamar la fábrica del mundo, primero con productos de baja calidad pero a medida que transcurrían los años fabrica productos de primera calidad, de manera que compite en el mundo entero con las principales fábricas de Occidente.
El crecimiento ha sido tremendo, el déficit de EE UU con China está en los 300.000 millones de dólares anuales. Precisamente uno de los motivos por los que Trump pretende disminuir o eliminar ese déficit, cosa que creo muy difícil porque no solamente lo tiene con China sino con México, porque la deslocalización de las empresas hacia países periféricos de bajo costo de mano de obra, ha hecho que la industria en EE UU genere una cantidad enorme de desocupados, que lo votaron a Trump que prometió la relocalización de esas industrias dentro del territorio norteamericano; para eso bajó los impuestos y aplicó una cantidad de medidas, tema que por ahora no se ha verificado.
De manera que China es un competidor de primerísima línea y tengo la sensación y está mundialmente aceptado que en el 2025 va a superar totalmente a EE UU en PBI por habitante, en producción y financieramente también está en primera línea.
M.H.: Un tema de actualidad fuerte tiene que ver con la crisis en la Unión Europea, particularmente en Gran Bretaña, con la situación generada a partir del Brexit y Francia, donde el gobierno de Macron enfrenta una movilización profunda.
A.W.: La resistencia de los trabajadores y la clase media. El tema de Gran Bretaña es complejo, es un país cuya industria es un tanto obsoleta y su competencia a nivel mundial no es importante. Evidentemente el Brexit es consecuencia de las divisiones internas que existen en ese país, que todavía no se ha resuelto, porque nadie sabe cómo, teniendo en cuenta que las propuestas que había firmado Teresa May en la UE fueron ampliamente rechazadas por el Parlamento, y estuvo a punto de caer el gobierno por una moción de censura del laborismo.
De manera que esa es una situación compleja que no se ha resuelto todavía y veo que va a ser de larga data, sobre todo teniendo en cuenta que la fecha de salida será el 26 de marzo y que en mayo hay elecciones parlamentarias europeas.
En cuanto a Francia, el gobierno conservador de Macron tomó medidas insólitas, no solamente no tocó el salario mínimo ni los salarios en general, sino que incrementó los impuestos de los trabajadores, bajando los impuestos a las grandes empresas. Esto ocasionó el rechazo de los que conocemos como «chalecos amarillos» que desde hace más de tres meses vienen todos los sábados enfrentando severamente al gobierno en protestas que han llevado a la destrucción de una cantidad de bienes que ha sido muy importante y que no ha sido posible de controlar por el gobierno. Esto no se da solo en París, se está replicando en el interior. Yo creo que es parte de la crisis global del sistema de la que hablábamos en el libro, de la que no han podido salir y yo dudo que eso se produzca en el corto plazo.
M.H.: Este es un libro relativamente corto, 150 páginas, sencillo, recomendable para ubicarnos en la problemática de la crisis mundial capitalista y qué papel juega en esa crisis el capital ficticio.
A.W.: Para redondear podemos decir que las características del capitalismo actual incluyen exclusión social, explotación económica o presión política, alienación individual y colectiva; corresponde a los sectores subalternos cuestionar las relaciones de explotación capitalistas, caso contrario la crisis proseguirá y, por lo tanto, será cada vez más grave. En este sentido es muy importante el desarrollo de la conciencia crítica de los asalariados, más el crecimiento de los instrumentos políticos que permitirían abrir las posibilidades emancipadoras de los sectores subalternos.
El capitalismo ha dado pruebas suficientes en esta etapa de su incapacidad estructural para resolver las graves contradicciones que tiene como los conflictos económicos y sociales y poder garantizar el desarrollo y la supervivencia de franjas muy importantes de la población mundial.
La fase expansiva del capitalismo mundial a través de la reconocida globalización parece que va a decaer inexorablemente más allá de algunos signos parciales y contradictorios de recuperación, sobre todo en la economía de los EE UU. Pero hay un factor del cual no habíamos hablado que es el endeudamiento, tanto público como privado. El endeudamiento de los EE UU supera el 100% de su PBI, en algunos casos graves como el de Japón supera el 240%, en el caso de España es el 110/115%. Ese tema es gravísimo y va a conspirar en contra de cualquier recuperación posible del sistema.
M.H.: Nosotros vamos por ese camino.
A.W.: La Argentina se ha agregado a este proceso porque en los últimos años los países que más se endeudaban eran Turquía, Brasil y México; pero la Argentina se ha sumado y el nivel de endeudamiento está llegando al 100% del PBI que, por otro lado, ha caído bastante. De manera que el incremento del capital ficticio, la súper explotación de la fuerza de trabajo, y también hay que decir que la OIT informó que en 2016 ya había 1.200 millones de desocupados en el mundo. Esto hace suponer que el capitalismo ha encontrado límites que le va a costar mucho superar, porque en la actualidad continúa habiendo una súper producción y sobre acumulación de mercancías que es la consecuencia del capital a exceder las proporciones de producción. Y los que sufren estas restricciones son los asalariados del mundo entero.
M.H.: Recordábamos a Rosa Luxemburgo a 100 años de su asesinato, aquella famosa frase «Socialismo o barbarie» pero también recordaba que Ernest Mandel, alguna vez supo hablar de «Socialismo o muerte». ¿Qué nos depara este mundo conducido por el capital ficticio?
A.W.: Lo único que va a producir y va a deparar es cada vez más pobreza, más exclusión y desigualdad, que creo es uno de los temas más importantes y del que poco se habla.
Como dije al principio el sistema parece no encontrar solución, pero tampoco sé si tiene interés en encontrarla. Al sistema lo único que le interesa es maximizar la tasa de ganancia bajo cualquier condición social que haya por delante. De manera que si encima se encuentra operando en medio de una crisis sistémica, la perspectiva es más grave y compleja en la medida que no se revierta esta situación.
M.H.: Alberto Wiñazky, economista, miembro del Consejo de redacción de la revista Herramienta, colaborador de Realidad Económica, militante de izquierda desde su juventud. En 1961 como representante del Centro de estudiantes de Derecho de la Universidad de Buenos Aires viajó a Punta del Este para reunirse con el comandante Ernesto Che Guevara. En los ´70 en plena dictadura se unió al Partido Socialista de los Trabajadores en la clandestinidad, después de la guerra de Malvinas fue parte del equipo que legalizó al Movimiento al Socialismo, integrando posteriormente la redacción de su periódico. Ha publicado en la revista Herramienta «El bloque de poder en la Argentina y el proceso inflacionario» y «Los tratados de libre comercio». En la página web de la revista se publicó un adelanto de La crisis mundial capitalista y el capital ficticio libro que recomiendo.
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