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Algo huele mal en la banca internacional

Fuentes: Znet

Desde una perspectiva de capitalización bursátil, Citigroup (243.000 millones de dólares a mediados de junio de 2004), es el mayor grupo de servicios financieros del mundo. Con activos de 1.264.000 millones de dólares, el banco con base en EE.UU. no es sólo un banco grande sino que suministra servicios financieros bien diversificados que van desde […]

Desde una perspectiva de capitalización bursátil, Citigroup (243.000 millones de dólares a mediados de junio de 2004), es el mayor grupo de servicios financieros del mundo. Con activos de 1.264.000 millones de dólares, el banco con base en EE.UU. no es sólo un banco grande sino que suministra servicios financieros bien diversificados que van desde la banca de inversión a los seguros en más de 100 países. Según The Banker, Citigroup obtuvo beneficios antes de impuestos de 26.300 millones de dólares en 2003, un aumento de un 15 por ciento desde el año anterior.

A pesar de su espectacular crecimiento y desempeño, Citigroup ha llegado a las noticias por sus fechorías. Ante la dimensión de los escándalos financieros y las manipulaciones de mercado en los que ha Citigroup ha estado implicado recientemente, nada parece más adecuado que su popular eslogan publicitario: «El CITI nunca duerme». Echemos una mirada a algunos escándalos financieros recientes que han afectado a Citigroup en diferentes partes del mundo:

Las autoridades reguladoras alemanas y del Reino Unido realizan separadamente una investigación formal del presunto papel de Citigroup en la manipulación del mercado de futuros de bonos gubernamentales en Euros. El 2 de agosto de 2004, operadores de Citigroup vendieron bonos gubernamentales denominados en Euros por 12.400 millones de Euros en menos de dos minutos, sólo para volver a comprar bonos por 3.700 millones de Euros a precios inferiores unos pocos minutos más tarde. Al hacerlo, los operadores de Citigroup hicieron un lindo beneficio de 13 millones de Euros pero provocaron bruscos movimientos e inseguridad en el mercado de futuros de bonos. ¡Un ejemplo clásico de capitalismo de casino! En enero de 2005, BaFin, el organismo de control del mercado financiero alemán, encontró evidencia de la participación de Citigroup en la manipulación de futuros en bonos gubernamentales y pidió a los fiscales que lanzaran una investigación criminal del caso. El 1 de febrero de 2005, Financial Times (FT) afirmó que había obtenido un memorando interno intitulado: «Desafiando la dominación de futuros Eurex», escrito aparentemente por un miembro de la sección de comercio con bonos gubernamentales europeos de Citigroup en Londres, en el que se detallaba un plan para aprovechar indebidamente las diferencias de liquidez entre los futuros en bonos del gobierno alemán y los bonos en efectivo [cash bonds] vendidos a través de la plataforma electrónica Euro MTS. Lo interesante es que el memorando fue escrito el 20 de julio de 2004, sólo dos semanas antes que Citigroup realizara la operación. El FT citó el memorando como diciendo: «Cuando hay un desequilibrio de la liquidez… hacemos subir el futuro del Bund (y) luego lanzamos todo el efectivo (las ofertas) en MTS… deberíamos poder explotar esta situación de un modo muy rentable». Si MTS concluye? que Citigroup manipuló las reglas del mercado, podría imponer una prohibición total de las operaciones bursátiles del banco. Este memorando potencialmente dañino ha puesto en una situación aún más embarazosa a la dirección máxima de Citigroup que ya confesó su tremendo error. El presidente de Citigroup, Charles Prince, describió públicamente la operación como «completamente estúpida» y prometió cambiar la «cultura» del banco.

A mediados de 2004, las autoridades reguladoras japonesas descubrieron una serie de irregularidades en la unidad de banca privada de Citigroup, el negocio más lucrativo que sirve exclusivamente a clientes de elevado valor neto en el país. En particular, las autoridades vieron que el banco no impidió el lavado de dinero y ofreció préstamos a clientes implicados en actividades condenables que iban desde la evasión de impuestos a manipulación del mercado bursátil. Además, las autoridades también afirmaron que el banco engañó a clientes locales sobre los riesgos de inversión y cobró de más por diversos servicios financieros. La amplitud de la participación de Citigroup en semejantes actividades escandalosas fue tan dominante que las autoridades japonesas decidieron clausurar su unidad de banca privada. Además, prohibieron que Citigroup participara en subastas de bonos del gobierno en Japón. Embarazado por el escándalo, Citigroup no sólo despidió a sus máximos ejecutivos en la unidad de banca privada sino que tampoco disputó las conclusiones de las autoridades reguladoras.

Las autoridades italianas que reestructuran la deuda de Parmalat en bancarrota, solicitan 10.000 millones de dólares en daños de Citigroup en un juicio presentado en Nueva Jersey, por aprovechar la posición financiera de Parmalat. El proceso trata de recuperar dinero en efectivo pagado a diversos bancos antes de que Parmalat entrara en quiebra en diciembre de 2003. Por su parte, Citigroup ha disputado legalmente el plan de reestructuración de Parmalat.

Una multa de 250.000 dólares fue impuesta a la subsidiaria de Citigroup por NASD, por distribuir información y literatura comercial engañosas sobre hedge funds entre 1 de julio de 2002 y 30 de junio de 2003.

Hace poco, Citigroup pagó daños por un total de 2.600 millones de dólares por demandas resultantes de la bancarrota de WorldCom. El banco también hizo provisiones de más de 5.000 millones de dólares para potenciales demandas resultantes de Enron y otros escándalos.

Las autoridades surcoreanas también han lanzado una investigación total de las operaciones de banca privada de Citigroup y algunas transacciones de divisas extranjeras que sospechan están relacionadas con el lavado de dinero y con criminales.

La Banca de Reserva de India, el banco central del país, ha multado a Citigroup por permitir que el embaucador Abdul Karim Telgi y sus socios abrieran cuentas y depositaran su dinero sucio logrado mediante la impresión y venta de sellos falsificados.

Existen muchos ejemplos más en los que multas de organismos reguladores y daños y perjuicios han sido impuestos a Citigroup. Lo que es sorprendente es que Citigroup pretende tener una confianza ciega en diversos códigos corporativos de conducta, y que apoya fervientemente normas y prácticas corporativas de responsabilidad social y de ética comercial en muchas partes del mundo.

La imagen plagada de escándalos de Citigroup revela el estado miserable de los controles internos en el banco. Existe una conciencia creciente dentro de la dirección máxima de Citigroup de que los recientes escándalos han dañado severamente su reputación e imagen. El informe anual de Citigroup (2003) dice: «Es importante que en 2003, hemos continuado nuestro exhaustivo re-examen de la manera en la que realizamos negocios, con la intención de desarrollar estándares que no sean sólo «práctica común en la industria» o «letra de la ley», sino las mejores prácticas en un área específica. Tenemos que ser claros al respecto; por nuestro tamaño y alcance, por nuestra posición de liderazgo empresarial, se nos juzga según estándares más elevados. Aceptamos esta responsabilidad». Queda por ver cómo emergerá Citigroup de su imagen cada vez más plagada de escándalos.

La variedad de escándalos en el sector de la banca internacional (de BCCI a Citigroup) ofrece varias lecciones importantes a los políticos y a las autoridades reguladoras, tanto en el Norte como en el Sur. Primero, los bancos y las instituciones financieras no tienen mejores normas y prácticas de gobierno que el sector corporativo no-financiero. Segundo, ningún banco internacional (no importa cuál sea su tamaño o alcance) está libre de críticas. Tercero, la auto-regulación sin un control estricto es un fiasco. Por último, el sector bancario necesita más (no menos) medidas reguladoras y de supervisión no sólo por su contribución vital al desarrollo económico, sino también para impedir la aparición del capitalismo de casino a escala global. Por lo tanto, es necesario pensar más allá del actual marco neoliberal de desregulación y liberalización del sector financiero impulsado por instituciones internacionales tales como la OMC (bajo el Acuerdo de Servicios Financieros), el Banco Mundial y el FMI.

Kavaljit Singh is director del Public Interest Research Centre, Nueva Delhi. También está asociado con el Proyecto de Diálogo Asia-Europa (www.ased.org).