A estas alturas creo saber algunas cosas. Pues habiendo estado modestamente toda la vida adulta ligado al trabajo revolucionario, he logrado ir perfilando unas cuantas certezas.
No son muchas, pero algunas de ellas sustantivamente importantes las quiero compartir hoy con mis lectoras y lectores.
Digamos, estas cosas que sé.
La primera es con respecto a la administración de las diferencias en el seno de un proyecto como el nuestro. Y lo que sé es que no hay contradicción entre la diversidad de pareceres en sí misma, sobre lo que sea, sobre la economía, por ejemplo, y la unidad de los revolucionarios tan necesaria. Y, por lo tanto, me permito decir con el comandante Hugo Chávez: ¡Que viva el debate!
Otra cosa que también sé, es que muy poco sé de economía política. Y que en consecuencia, a partir de mi precario manejo del tema, no me es dado rechazar por principio ninguna solución a los problemas que la economía presenta. Sin embargo, lo que sí sé también es que nunca, nunca, jamás, bajo ninguna condición, debemos permitir que los dueños del capital tengan acceso al poder político en el seno de la Revolución. Y que hay
que cuidarse de ello.
En tercer lugar, sé que con el pueblo todo es posible. Y sin el pueblo nada. Él es el soberano. A él nos debemos.
Sé también que para garantizar esa supremacía, así como la unidad del poder del pueblo, es que existe el partido, en nuestro caso el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al mando de todas las estrategias revolucionarias. Entendiendo al partido como la mejor expresión del pueblo organizado.
En quinto y último lugar, sé también (y esto lo digo por si alguien se desanima un poco, a veces) que todo esto que hemos vivido y estamos viviendo ha valido la pena. Todas las dificultades. Todos los esfuerzos. Incluso la pérdida de algunas batallas, siempre que nos mantengamos firmes en la decisión de ser libres.
Para quienes emprendimos este camino, todo esto hay que darlo por bueno, teniendo en cuenta los grandes objetivos que nos planteamos. Nadie debe lamentar haberse metido voluntariamente en la tormenta revolucionaria, contribuyendo a que se desaten las contradicciones emancipadoras.
¡Nadie debe arrepentirse de haber amado tanto!
* Farruco Sesto es arquitecto, escritor y político, fue sucesivamente Ministro de Cultura y de la Vivienda y Hábitat de Venezuela, así como director de la Oficina de Planes y Proyectos Especiales de la Presidencia y Ministro del Poder Popular para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas.
Fuente: https://www.resumenlatinoamericano.org/2021/09/22/venezuela-algunas-cosas-que-se/