El proceso indígena popular que rige los destinos de Bolivia desde principios del 2006 ha realizado conquistas históricas como la nacionalización de los hidrocarburos, relaciones con Venezuela Bolivariana, Lula y su socialismo tropical sui-géneris, militares e intelectuales de izquierda nacional e internacional, ahora se necesita una evaluación genuina para avanzar más en objetivos que desea […]
El proceso indígena popular que rige los destinos de Bolivia desde principios del 2006 ha realizado conquistas históricas como la nacionalización de los hidrocarburos, relaciones con Venezuela Bolivariana, Lula y su socialismo tropical sui-géneris, militares e intelectuales de izquierda nacional e internacional, ahora se necesita una evaluación genuina para avanzar más en objetivos que desea la gente local y del mundo a favor de Evo y Bolivia. El proceso liderado por el MAS necesita aliados y alianzas que potencialmente lo apoyan, pero cuyos objetivos no están considerados todavía en planes del Gobierno Nacional o de la Asamblea Constituyente. El proceso adquiere por dentro cierto fundamentalismo indígena que en lugar de aumentar aliados no los incorpora. Esto está referido a clase media intelectual y revolucionaria, obreros mineros y fabriles, sindicatos, empresarios y nacionalistas de izquierda, soldados y clases, sacerdotes y monjas progresistas, amas de casa desocupadas, juventud, estudiantes, universitarios, adultos desocupados, socialistas y marxistas.
Unir Bolivia y Sudamérica como intentó Simón Bolívar no es lo mismo que desunirla como pretenden actualmente latifundistas y agropecuarios. Es más fácil desunir la patria que procurar su desarrollo integral y avance hacia una civilización social. Es fácil incentivar el chauvinismo localista que unir a todos en base a un programa de transformaciones económicas, sociales, históricas y culturales. La respuesta entonces por parte de aliados – no sólo del MAS, Evo y Constituyente – es hacer conocer programa y medidas que pueden convencer a la gente de luchar en forma unida por un objetivo mayor que no puede ser otro que construir la patria social y solidaria, moderna e industrializada, justa y tecno-inteligente.
Este programa debe construirse en base a ciencia y tecnología, investigación de realidad y hechos de acuerdo al método científico, solidaridad en compartir tierras y anhelos, unidad de pobres y oprimidos, lucha histórica de trabajadores en Bolivia y mundo, proceso combinado que debería usar logros de situación científica-tecnológica mundial y local. Es algo parecido a cuando Evo llama a luchar por la humanidad.
La raza humana ha encontrado en Latinoamérica el continente del mestizaje racial, cultural, económico e histórico. Es el lugar del mundo donde lo normal es la revolución y no el statu quo. No de otra manera se puede interpretar que Simón Bolívar, un mestizo y militar antiimperialista, haya liberado esclavos y en Potosí decretado libre de mita minera y rural a indígenas y campesinos.
Los fundamentalistas endógenos no reconocen el rol de Bolívar y Sucre, tampoco latifundistas y localistas, porque se trata de una misión con programa y valores universales a favor de la gente oprimida. Si Bolivia debe refundarse en la Asamblea Constituyente, debería hacerlo nuevamente sobre la base del pensamiento bolivariano y sucrense que era también bolivariano. Pero esta vez para cumplirlo desde las bases.
Así como Marx marcó diferencia en historia europea y universal al plantear que es posible construir socialismo con apoyo y lucha de pobres y explotados, Bolívar marcó diferencia para Latinoamérica y el tercer mundo en general – que nacía a la vida política a principios del siglo XIX – al considerar que es posible que los países del sur terráqueo puedan aspirar también a ser vanguardia intelectual, cultural, científica e industrial del planeta tierra. Y esto es más vigente hoy que nunca antes.
Marx comenzó por Europa y con el naciente capitalismo industrial y sus obreros explotados, Bolívar inició por el tercer mundo y Gran Colombia en particular. Marx no pudo comprender que también el tercer mundo podría liderar algún día el comportamiento justo y solidario de la civilización humana mundial. Como hoy en gran parte sí lo hacen en forma heroica países del tercer mundo, salidos del atraso y opresión, como Cuba, Venezuela Bolivariana, Brasil de Lula, China Continental, India, Irán, Viet-Nam, Nicaragua, Ecuador, Uruguay, Chile y también Bolivia. Esta última necesita aliados para estos objetivos de modernización y solidaridad.
El proceso actual en Bolivia no puede estar en manos de sectarios que no comprenden el rumbo mundial de los procesos humanos y sociales. Por eso la convención social paralela o Cumbre Social de los Pueblos en Cochabamba elaboró programa y medidas a tomarse en Latinoamérica que han sido entregados en propias manos a Chávez, Evo y Correa. Son temas y problemas que preocupan a la gente y que en forma pálida fueron reflejados también en la convención oficial llamada Cumbre Sudamericana de Naciones. La integración latinoamericana es con todos y para todos, sin exclusiones. Pero ante todo debe ser popular, científica y de modernización como quiere la gente de acuerdo al nivel de conciencia histórica alcanzada hasta hoy.
El trípode que sustentará la integración regional, continental y nacional en referencia a Bolivia, es planificación energética, transferencia de tecnologías e industrialización top en parques industriales y agro. Plena ocupación debe ser como parte de la producción de alimentos, construcción de viviendas y mejoramiento de hábitats, infraestructura y transporte, bio-combustibles y energías renovables, empleo de ingeniería genética y biotecnologías, polos planificados de desarrollo industrial, ciudades modernas en investigación integral para juventud científica, comercio y trueque tecnológico sur-sur, proyectos comunes como mecatrónica, robótica, electrónica, chips, agricultura orgánica de cereales proteínicos tipo quinua, granjas de piscicultura, telecomunicaciones y viajes espaciales, entre otros.
Tawantinsuyu fue germen para abarcar cultura andina-amazónica a cuatro puntos cardinales, fue y es un proyecto de universalización. Pero en el camino – como sucede con todo y todos – se entrecruzan otros proyectos universales y culturas. Tecno-inteligencia consiste en sumar inteligencias, culturas y ciencia de todas partes para conformar una nueva civilización social en el continente y también de nivel planetario.
El siglo XXI muestra que todo se combina necesariamente en forma positiva. El mundo gusta de la cultura andina-amazónica, es diferente y no la conocen. A nosotros debería gustarnos también las culturas universales. En esta simbiosis radica el futuro.