Las mujeres indígenas, como estas pequeñas horticultoras periurbanas de Sucre, la capital oficial de Bolivia, son parte del grupo con más dificultades para superar la pobreza extrema en América Latina, y por ello requieren políticas específicas para darles igualdad de oportunidades. Crédito: Franz Chávez/IPS SANTIAGO, 27 ago 2017 (IPS) – «Hay 33 millones de habitantes […]
Las mujeres indígenas, como estas pequeñas horticultoras periurbanas de Sucre, la capital oficial de Bolivia, son parte del grupo con más dificultades para superar la pobreza extrema en América Latina, y por ello requieren políticas específicas para darles igualdad de oportunidades. Crédito: Franz Chávez/IPS
SANTIAGO, 27 ago 2017 (IPS) – «Hay 33 millones de habitantes rurales en América Latina que siguen viviendo en condiciones de indigencia y a quienes no les alcanza para comer, vestirse o educarse, y no los vamos a ayudar a salir de la pobreza si usamos las mismas estrategias que servían hace 20 años», dijo a IPS el representante regional de la FAO, Julio Berdergué.
Desde 1990, la pobreza general pasó de afectar a 65 por ciento de la población rural a 46 por ciento, mientras en el caso de la pobreza extrema, cayó de 40 por ciento a menos de 27 por ciento.
Pero mientras entre 1997 y 2007 esa extrema pobreza rural se redujo en un punto porcentual por año, entre 2007 y 2014 el ritmo de descenso fue de apenas 0,2 por ciento anual.
Para quebrar ese comportamiento en el grupo rural más vulnerable, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida) lanzan en la última semana de agosto en Santiago de Chile la «Alianza para la eliminación de la pobreza rural en América Latina».
«Hay una desaceleración muy fuerte, cinco veces más lento de lo que veníamos, apenas 0,2 puntos por año», indicó con preocupación Berdegué, quien atribuyó el fenómeno, entre otras causas, a una desaceleración económica regional que impacta sobre el empleo y los ingresos.
«La solución fuerte, sustentable, maciza de la pobreza rural es el desarrollo económico en las zonas rurales. Empleo de buena calidad, mejores salarios, esa es la mejor estrategia de la disminución de la pobreza rural», dijo el también subdirector general de la FAO, en la oficina regional del organismo en la capital chilena.
Para Berdergué, «la política social compensa los efectos del desarrollo económico, pero lo que nosotros queremos es que las personas dejen de ser pobres porque tienen mejores empleos y no que dejen de ser pobres porque son bien atendidos por los programas sociales…eso es una segunda mejor opción».
En su entrevista con IPS, el alto funcionario de las Naciones Unidas, de origen mexicano, sostuvo que la región ya redujo mucha pobreza y extrema pobreza por lo que ahora resta la parte de la pobreza más difícil, más dura de combatir por lo estructural.
Puso como ejemplo a Chile donde hay menos del tres por ciento de extrema pobreza rural, pero las personas afectadas son mujeres e indígenas que viven en zonas muy apartadas, lo que hace que la tarea de rescatarlas de la pobreza sea especialmente complicada.
Según Berdegué, las políticas y programas creados y desplegados en América Latina para superar la pobreza cumplieron exitosamente su propósito «pero no necesariamente las mismas estrategias y los mismos programas son los que nos sirven para el empujón final» de poner fin a la pobreza dura.
Luiz Carlos Beduschi, académico brasileño y oficial de Políticas en la oficina regional de FAO, ejemplificó a IPS que uno de los programas más significativos de combate a la pobreza en Nicaragua consistió en dar gallinas, cerdos o vacas preñadas junto con asistencia técnica a personas indigentes.
«A una señora del Distrito 7, en la zona periurbana de Managua, se le despertó un potencial emprendedor que estaba dormido. Recibió la vaca y hoy, después de ocho años, ya tiene 17 vacas. Su hija mayor se fue a estudiar y se graduó de odontóloga. La señora vendió tres vacas para financiar la clínica (de su hija) en el territorio. Ella está involucrada ahora en el tejido económico y social del territorio», contó.
Beduschi agregó que los beneficiarios de ese programa no necesitan asesoramiento físico, sino otros elementos como crédito con una tasa de interés que no sea de 20 a 30 por ciento de un prestamista local, sino un instrumento que le permita seguir formando una segunda hija que estudia medicina.
«Hay que diseñar entonces un nuevo paso para un nuevo momento», resumió.
Lanzamiento de la nueva Alianza
Para buscar nuevas estrategias e instrumentos de combate a la pobreza rural, más de 25 expertos, investigadores y tomadores naciones de decisión se reúnen el lunes 28 y el martes 29 en Santiago, convocados por la FAO y el Fida.
En ese Taller de Lanzamiento de la nueva Alianza, los participants identificarán y difundirán un conjunto de propuestas políticamente viables y técnicamente factibles de implementar por los gobiernos latinoamericanos a fin que cada país enfrente el desafío de eliminar la pobreza rural desde una perspectiva innovada.
La iniciativa desarrollará sus actividades desde ahora hasta julio del 2019 y cuenta con recursos de la FAO para sus actividades iniciales.
Berdegué afirmó que el primer resultado exitoso de la Alianza es el reunir a este grupo de expertos con el compromiso de «ponerle el hombro» a la tarea de buscar soluciones innovadoras para poner fin a la pobreza rural.
«Queremos sacar la versión 1.0 de una propuesta que vamos a ofrecer a los países. Más de lo mismo no, porque nos tiene con cinco veces menos de velocidad. Y queremos sacar las primeras ideas, las mejores que podamos, pero no queremos pasarnos los próximos seis meses escribiendo documentos. Lo mejor que podamos, pronto, y con esos instrumentos ir a los países», aseveró.
«La reunión será exitosa si salimos con un plan de trabajo muy concreto, detallado de tal manera que la siguiente semana estemos yendo a los países, como ya empezamos en Ecuador y en Nicaragua», planteó.
«Tenemos una agenda concreta de trabajo de colaboración para poner estas ideas en práctica, con programas y políticas públicas», añadió.
Entre las nuevas herramientas que se están discutiendo en el mundo y en América Latina, Berdegué indicó el ingreso universal garantizado, sobre el cual hay pros y contras pero que es fuertemente debatido.
También se suma el tema de los mercados laborales rurales «que en general son un verdadero desastre, con grandes niveles de informalidad y bajísimas tasas de participación de las mujeres, entre ellas jóvenes que han recibido 10 o 12 años de escolaridad y que no tienen ofertas de trabajo adecuadas a este capital humano que ellas han adquirido».
Y un tema crucial en la nueva agenda, ausente en las décadas pasadas, es el de la desigualdad.
«Muchos de estos 33 millones de pobres son pobres porque son primero víctimas de la desigualdad. Una mujer rural indígena, en un territorio rezagado, es víctima de más de cuatro desigualdades: de género, de etnia, rural y territorial. Y, además económica, de clase social», planteó Berdergué como ejemplo.
«Empleo de buena calidad, mejores salarios, esa es la mejor estrategia de la disminución de la pobreza rural Entonces, tenemos un cúmulo de desigualdades que si no las resolvemos, va a ser muy difícil recuperar esta marcha de un punto porcentual de reducción de la extrema pobreza rural», concluyó.
En la reunión de la FAO y el Fida participarán académicos e intelectuales, así como dirigentes con experiencia de gobierno y representantes de organizaciones sociales para todos juntos pensar cómo debe seguir el combate a la pobreza rural para lograr su derrota.
Editado por Estrella Gutiérrez