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Alimentación: Reservas mundiales al límite

Fuentes: IPS

El mundo consume más alimentos de los que los agricultores producen, lo que ha llevado a las reservas internacionales de granos a su nivel más bajo en los últimos 30 años. El aumento poblacional, la escasez de agua, el cambio climático y los crecientes costos de los fertilizantes a base de combustible fósil derivarán en […]

El mundo consume más alimentos de los que los agricultores producen, lo que ha llevado a las reservas internacionales de granos a su nivel más bajo en los últimos 30 años.

El aumento poblacional, la escasez de agua, el cambio climático y los crecientes costos de los fertilizantes a base de combustible fósil derivarán en una calamitosa falta de provisiones de cereales en el futuro cercano, alertó la Unión Nacional de Agricultores de Canadá (NFU, por sus siglas en inglés).

En cinco de los últimos seis años, la población mundial consumió mucho más cereales de los que produjo.

Ante la dificultad de los agricultores para incrementar su producción, los líderes políticos deben afrontar los «grandes desafíos que se ciernen sobre la capacidad de la humanidad para seguir alimentando a sus crecientes poblaciones», dijo el presidente de la NFU, Stewart Wells.

No quedan muchas tierras en el planeta que puedan ser convertidas en áreas para la producción de alimentos, señaló por su parte Lester Brown, presidente de la organización no gubernamental Earth Policy Institute (Instituto de Políticas para la Tierra), con sede en Washington.

Y las que quedan son por lo general de tan mala calidad que podrían volverse desérticas si son explotadas con intensidad, dijo Brown a IPS.

A diferencia de la llamada «revolución verde» en los años 60, cuando variedades mejoradas de trigo, arroz, maíz y otros cereales impulsaron la producción mundial de alimentos, ahora no parece haber ninguna carta tecnológica en la manga.

«La biotecnología ha hecho poca diferencia hasta ahora», señaló Brown.

Aun cuando los largamente prometidos avances biotecnológicos en la creación de semillas resistentes a las sequías, el frío y las enfermedades se alcancen en la próxima década, podrán impulsar las cosechas apenas poco más de cinco por ciento en todo el mundo, sostuvo.

«No existe una suficiente discusión sobre cómo se alimentará a la población mundial en los próximos 20 años», añadió.

El hambre es ya una dolorosa realidad para más de 850 millones de personas, 300 millones de ellas niños y niñas.

El sistema global de alimentación necesita ser corregido lo antes posible, afirmó el director de investigaciones de la NFU, Darrin Qualman.

«Muchos agricultores canadienses y estadounidenses están abandonando el negocio debido a que los precios de las cosechas están en el nivel más bajo en casi 100 años. A los agricultores se les dice que la superproducción es la causa de los bajos precios que se han visto obligados a aceptar en estos años», indicó Qualman.

Sin embargo, la mayoría de las corporaciones agrícolas de América del Norte registraron ingresos sin precedentes en 2004.

El investigador señaló que existe un gran desequilibrio de poder, ya que sólo cinco grandes empresas controlan el mercado mundial de cereales.

«El sistema de producción de alimentos está diseñado para generar ingresos, no comida para beneficio de la población. Es un sistema que está feliz en dejar a cientos de millones de personas sin comer», dijo a IPS.

La desigualdad y la pobreza están en el centro del problema del hambre, según varios expertos, incluyendo los de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La disparidad económica se propaga cada vez más, permitiendo que el hambre y la malnutrición se conviertan en un problema crónico para los pobres tanto del Sur en desarrollo como del Norte industrializado, dijo Brown.

Y es muy probable que la situación empeore a causa del cambio climático.

Solo en África, unas 184 millones de personas podrían morir a causa de inundaciones, hambrunas, sequías y conflictos derivados del recalentamiento planetario para fines de este siglo, según un nuevo informe de la organización humanitaria Christian Aid, con sede en Gran Bretaña.

La mayoría de los científicos atribuyen el cambio climático a la acción humana, en especial a la generación de los llamados «gases invernadero» por la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón en procesos industriales, de transporte y domésticos.

Millones más en otras partes del planeta también perecerán, y los últimos logros en materia de reducción de la pobreza podrían revertirse en próximas décadas, añade el trabajo, titulado «El clima de la pobreza: hechos, temores y esperanzas».

«Esta es una grave crisis para la sociedad mundial, y necesitamos soluciones globales», señaló Andrew Pendleton, analista de clima y desarrollo de Christian Aid.

En el documento, el grupo imagina a las regiones pobres del planeta usando energía renovable.

Otras ideas nuevas ya están haciendo la diferencia en aldeas de 10 países africanos.

Con algún dinero para comprar mejores semillas, fertilizantes, una parte de los recursos del agua protegidos y redes para evitar el ataque de los mosquitos que contagian la malaria, cientos de miles de personas beneficiadas por el proyecto Aldeas del Milenio ahora pueden producir alimento suficiente y vender los excedentes.

Se trata de un plan desarrollado por el economista Jeffrey Sachs, máximo responsable de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio, y otros expertos del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, de Estados Unidos.

Cada proyecto de Aldeas del Milenio es liderado por la propia comunidad local usando tecnologías prácticas y efectivas a bajo costo.

Los Objetivos de la ONU incluyen reducir en 50 por ciento la proporción de personas que padecen indigencia y hambre, lograr la educación primaria universal, disminuir dos tercios la mortalidad infantil y tres cuartos la maternal, promover la igualdad de género, revertir la expansión del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y otras enfermedades y concretar una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.

Una cumbre de 189 líderes celebrada en septiembre de 2000 se comprometió a cumplir todos estos objetivos para 2015. Pero su implementación ha dependido principalmente del incremento de la asistencia al desarrollo brindada por donantes de los países industriales.