Las personas necesitadas, envueltas en la miseria o de bajo poder adquisitivo, en países pobres o ricos, y que suman más de 1000 millones en el orbe, están cada día más atormentadas con el constante incremento en los precios de los alimentos. Un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y […]
Las personas necesitadas, envueltas en la miseria o de bajo poder adquisitivo, en países pobres o ricos, y que suman más de 1000 millones en el orbe, están cada día más atormentadas con el constante incremento en los precios de los alimentos.
Un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) señaló que los precios de los alimentos alcanzaron en diciembre de 2010 un nuevo récord, por encima incluso de los máximos históricos registrados durante la crisis alimentaria sufrida en numerosos países del mundo en el segundo semestre de 2008.
La FAO indicó que los 55 productos alimenticios que analiza permanentemente, tuvieron en diciembre un incremento de 214.7 puntos por encima del récord histórico establecido en junio de 2008 que llegó a 213,5 puntos.
Como un cáncer progresivo, los precios de los 55 productos han aumentado consecutivamente en los últimos seis meses.
Sin muchos rodeos, la FAO exhortó a la comunidad internacional a prepararse para tiempos difíciles pues de continuar la carrera alcista, las importaciones podrían costar más de un «billón de dólares en 2011».
Este grave problema ocurre por diferentes situaciones que se observan en todo el planeta y entre sus principales causas inciden la grave crisis económica mundial; el cambio climático; la implantación de agresivas políticas neoliberales; la utilización de alimentos para producir biocombustibles y movimientos especulativos efectuado por compañías intermediarias, entre otros.
La crisis mundial que desde 2008 se inició en Estados Unidos y se extendió por todo el mundo, provocó inflación y aumento de los precios en los alimentos que tuvieron su máximo epicentro a mediados de ese año y que motivaron protestas masivas en numerosos países, principalmente africanos.
La crisis económica junto a la aplicación de políticas neoliberales han impulsado, en conjunto, al abandono de terrenos por parte de agricultores pobres que no pueden obtener el sustento necesario para mantener a sus familiares y emigran hacia las grandes ciudades en busca de algún trabajo.
Los cambios climáticos, estimulados mayormente por países industrializados cuyas industrias envían a la atmósfera enormes cantidades de gases de efecto invernadero causantes del fenómeno, han incidido en grandes inundaciones, en unas regiones o sequías en otras que afectan las producciones agropecuarias.
En este sentido, la FAO puntualizó que contrariamente a las perspectivas iniciales, la producción mundial de cereales se reducirá 2 % debido a las condiciones climáticas adversas, mientras que las reservas cerealeras descenderán de forma importante y agregó que en ese contexto, los consumidores no tendrán otra alternativa que pagar precios más elevados por los alimentos.
Específicamente, el organismo internacional se refería a los precios en el mercado internacional del maíz, la soya, el trigo, azúcar, arroz y la cebada.
Otro de los factores que han actuado en forma negativa ha sido la utilización de alimentos como el maíz, el sorgo y la caña de azúcar en la producción de biocombustibles.
Los dos principales organismos financieros, El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que siempre han favorecido a las naciones ricas en detrimento de las grandes masas desposeídas, han reconocido recientemente que sacrificar alimentos para producir biocombustibles agravará la hambruna.
Un informe conjunto, estos organismos significaron que la situación del hambre se está tornando grave a raíz de que algunas naciones utilizan los alimentos para producir combustibles.
El BM y el FMI advirtieron que miles de personas padecerán de inanición si los precios de los alimentos continúan subiendo y que la crisis social causada por la inflación puede desencadenar en un conflicto de grandes proporciones en regiones de África, Asia y América Latina. Recordaron que en los últimos tiempos hubo disturbios en Haití, Filipinas, Sudán, Mozambique, Burkina Faso, Camerún, Somalia y Egipto. Como era de espera, la gran preocupación de esos organismos financieros no es la de resolver los problemas globales de inequidad, miseria y hambre en el mundo, sino que los altos precios de los alimentos generarán inestabilidad social y económica, lo que avivaría la inflación, el proteccionismo y los disturbios.
A los factores señalados se une el de los movimientos especulativos que ocurren durante esta prolongada crisis económica mundial.
De esa forma, grupos inversores mueven el dinero hacia commodities donde puedan obtener altas rentabilidades a corto plazo. Este terminó en economía es cualquier producto destinado a uso comercial en el mercado internacional. Quien los compra no reconoce su origen, solo elige por precio y no por calidad como por ejemplo, los cereales.
El profesor de Finanzas de Lausanne, Suiza, en relación con este asunto explica que «los mercados tradicionales de deuda y de valores ya no son sitios seguros. El primero porque los tipos de interés están muy bajos, y el segundo, porque no existe confianza. Por eso hay mucho negocio a corto plazo en monedas, al igual que con las commodities , lo cual explica que se haya disparado el precio del oro o del trigo».
Ahora, con la subida en espiral en los costos del petróleo que ya roza los 100 dólares el barril, los precios de los alimentos amenazan con continuar incrementándose.
Ante este panorama, la situación se tornará difícil para decenas de naciones en el mundo que no cuentan con suficiente financiamiento monetario para adquirir los alimentos necesarios, mientras que millones de personas pobres padecerán en este 2011 otro año de penuria y hambruna.
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