Circula a través de las redes sociales de Internet un aviso en el que se pide a «Stedile vivo o muerto». Presentándolo como líder del MST y «enemigo de la Patria», el autor ofrece una recompensa de 10.000 reales para quien atienda su pedido. En otras palabras, está incentivando y prometiendo pagar para matar a […]
Circula a través de las redes sociales de Internet un aviso en el que se pide a «Stedile vivo o muerto». Presentándolo como líder del MST y «enemigo de la Patria», el autor ofrece una recompensa de 10.000 reales para quien atienda su pedido. En otras palabras, está incentivando y prometiendo pagar para matar a una persona, en este caso a João Pedro Stedile, de la coordinación nacional del MST.
Hay indicios de que la acción delictiva comenzó en la cuenta personal de Facebook de Paulo Mendonça, guardia municipal Macaé (RJ). Y fue reproducida inmediatamente por la mayoría de las redes sociales que diariamente destilan odio contra los movimientos populares, migrantes, petistas y ahora, especialmente, contra la presidenta Dilma Rousseff. Son las mismas redes sociales que, en su mayoría, están llamando a la población a los movilizaciones del día 15/3, para exigir la salida de Dilma del cargo de Presidenta de la República, legítimamente electa en 2014.
Ya han sido tomadas las providencias, junto a las autoridades, para que el autor del anuncio y todos aquellos que están haciendo su divulgación, con el mismo propósito, sean investigados y llevados ante la justicia, ya que son responsables del delito de incitación al cometimiento de un asesinato.
Pero la amenaza es sólo un reflejo de sectores de la elite brasileña que están dispuestos a promover una ola de violencia y odio, con el fin de desestabilizar al gobierno y retomar el poder, del que fueron apartados con la victoria del PT en las urnas en 2002.
Para estos sectores no hay límites, ni siquiera el sentido común. Se niegan a aceptar la voluntad del pueblo expresada en el proceso democrático de elegir a sus gobernantes.
Ellos se dejan llevar por los instintos golpistas, contando con el apoyo y la complicidad de los medios de comunicación conservadores y anti-democráticos. Ellos usan la retórica de la lucha contra la corrupción y la necesidad de eliminar a aquellos que creen están destruyendo el país, para a coquetear con la ruptura democrática. Dicen ser democráticos olvidando que los gobiernos de la dictadura militar también decían serlo.
Son los mismos que cometieron, impunemente, el crimen de lesa patria con la política de las privatizaciones, en la década de 1990.
El panfleto, y lo que se ve en las calles y las redes sociales, es consecuencia principalmente, de unos medios de comunicación partidarizados, que manipulan, distorsionan y ocultan informaciones al mismo tiempo que promueven el odio y los prejuicios contra los que piensan diferente. El teólogo Leonardo Boff tiene razón cuando responsabiliza a los medios de comunicación, conservadores, golpistas, que nunca respetaron a un gobierno popular, del drama de la crisis política instalada en el país. Y valientemente nombra a los promotores del caos al quieren llevar al país: el diario O Globo, la TV Globo, Folha de Sao Paulo, Estado de Sao Paulo y la perversa y mentirosa revista Veja.
Un poder mediático que tiene la capacidad de secuestrar partidos y sectores de los poderes republicanos.
Estos medios de comunicación, huérfanos de ética y de responsabilidad social, son los que forman a sus lectores con la mentalidad del autor que hizo el criminal aviso contra Stedile. Es que alimentan las redes sociales con los valores más antisociales e incivilizados.
Los tucanos, traicionando su origen socialdemócrata, se oponen al gobierno alimentando un odio colectivo inicialmente restringido a la clase alta, pero ahora en expansión a todos los segmentos de la sociedad, en contra de un partido político y la presidenta electa. Creen que serán beneficiados del caos que quieren instalar, avergonzando, con esta política rastrera, a aquellos que los antecedieron.
Un monstruo están creando los tucanos por la forma que han escogido para hacer oposición al gobierno del PT y la irresponsabilidad de los medios de comunicación empresariales. La violencia y el odio se están naturalizando en las calles. Esta criatura ya ha escogido sus primeras víctimas: las parejas homosexuales y sus hijos, los inmigrantes, los pobres de los suburbios, dirigentes de movimientos populares y militantes de izquierda. Pero a menudo, esas criaturas, siempre hambrientas de violencia e intolerancia, ni siquiera salvan a sus creadores y a los que hoy los acompañan.
Se requerirá un largo camino para superar las dificultades creadas por aquellos que se oponen a la construcción de un país socialmente justo, democrático e igualitario.
Debemos comenzar por una profunda reforma política que nos lleve a una nueva Asamblea Nacional Constituyente, exclusiva y soberana. Es necesario gravar las grandes fortunas y enfrentar el poder de los rentistas y el sistema financiero. Batallas tan urgentes y necesarias como las de enfrentar el reto de la democratización de la comunicación para garantizar también la libertad de expresión y el derecho a la información, derechos bloqueados por el monopolio de la comunicación existente en el país.
Solamente así, los nostálgicos de los gobiernos dictatoriales serán derrotados, y el pueblo tendrá consciencia de que defender el país es luchar por la democracia, y no al revés, como hoy piensa el autor del aviso criminal.
(Traducción ALAI)