La cooperación financiera regional en el mundo en desarrollo puede resguardar a estos países de las crisis que se avecinan en esa actividad, alentó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). El secretario general de la Unctad, Supachai Panitchpakdi, describió que la amenaza proviene de los cuantiosos flujos de capitales especulativos […]
La cooperación financiera regional en el mundo en desarrollo puede resguardar a estos países de las crisis que se avecinan en esa actividad, alentó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
El secretario general de la Unctad, Supachai Panitchpakdi, describió que la amenaza proviene de los cuantiosos flujos de capitales especulativos que distorsionan los tipos de cambio y perpetúan los enormes déficit de cuenta corriente, la parte de la balanza de pagos que incluye transacciones de bienes y servicios y otras operaciones unilaterales.
Teniendo en cuenta la importancia crucial de los tipos de cambio para la competitividad internacional y las relaciones comerciales, cualquier alteración de esas tasas deberá ser efectuada en un marco multilateral, previno Supachai.
En ese sentido, la cooperación financiera regional de los países en desarrollo puede ser el fundamento de un orden monetario internacional perfeccionado, sostuvo.
Supachai transmitió esas prevenciones durante la presentación de la edición de 2007 del Informe sobre el Comercio y el Desarrollo que la Unctad, que elabora cada año y que esta vez fue dedicado a «la cooperación regional para el desarrollo».
El estudio publicado el 5 de septiembre recomienda a los países en desarrollo que actúen con cautela ante los llamados acuerdos de libre comercio Norte-Sur.
En lugar de formalizar esa clase de entendimientos, las naciones del Sur deberían aspirar a una integración regional más estrecha con los países vecinos que tienen niveles aproximadamente similares de desarrollo, dijo Supachai.
El documento comienza con una nota de complacencia, pues contiene «otra confirmación del período de esplendor que estamos viviendo», expuso el secretario de la Unctad al referirse a las proyecciones de la economía mundial de que mantendrá su impulso y expansión por quinto año consecutivo, con un crecimiento previsto de 3,4 por ciento para este 2007.
Sin embargo, Supachai aceptó que los vaticinios están condicionados por las consecuencias de los sacudones de las últimas semanas en los mercados financieros internacionales, que «podrían expandirse y crear algunas crisis en otros lugares y exacerbar los efectos que ya producen los movimientos de fondos especulativos por el mundo».
Por ese motivo, tal vez sea necesaria alguna revisión a la baja de las estimaciones del crecimiento, dependiendo del grado de estancamiento que registre la economía de Estados Unidos, explicó.
Hasta ahora los estremecimientos financieros provenían de las falencias en el mercado inmobiliario de Estados Unidos y ese fenómeno no se trasladó en demasía a los tipos de cambio, dijeron investigadores de la Unctad.
Pero en adelante, «tarde o temprano» algunos países de Europa oriental y de otras regiones se verán afectados por los torbellinos financieros que se originarán en sus exagerados déficit de cuenta corriente, concluyen los estudios efectuados por la institución, dijo a IPS el alemán Heiner Flassbeck, economista en jefe de la Unctad.
Esto significa que el endeudamiento de esos países respecto del resto del mundo crece de manera dramática, insistió Flassbeck, director de la división de globalización y estrategias de desarrollo de la organización.
Por supuesto, la amenaza alcanza a Estados Unidos, el mayor deudor del mundo. En una existencia normal, nadie puede vivir con deudas elevadas y en acumulación, dijo Flassbeck. Tiene que haber una mutación, que sólo puede venir a través de una variación del tipo de cambio con una depreciación del dólar respecto a las otras divisas, estimó.
Flassbeck mencionó también a IPS el caso de Brasil, que tiene una moneda, el real, extremadamente fuerte.
La paridad del real, de alrededor de 1,9 unidades por cada dólar, es demasiado alta para muchos exportadores brasileños, insistió. Por eso deben bajarla, aunque «esperamos» que lo hagan evitando una gran crisis, apuntó.
El experto de la Unctad mostró igualmente preocupación por los casos de los países de Europa oriental, con elevados déficit de cuenta corriente, como algunas de las naciones bálticas, Rumania y Bulgaria.
Es muy difícil imaginar como esos países pueden desembarazarse de tales déficit. Sólo puedo ocurrir a través de una profunda variación de los precios y de una devaluación de sus monedas, diagnosticó.
Pero, pese a la aprensión que inspiran los nubarrones financieros, Supachai entiende que, si pueden evitarse las secuelas de la crisis causada por la insolvencia de las hipotecas de nuevas viviendas en Estados Unidos, los países en desarrollo continuarán beneficiándose de la fuerte demanda de sus exportaciones
El informe de la Unctad anticipa que África mantendrá al finalizar este año un crecimiento promedio en torno a seis por ciento, mientras América latina y Asia occidental bajará, aunque sólo levemente, a una tasa de cinco por ciento.
Supachai recordó a IPS que el comportamiento de esas regiones en los últimos cinco años alimentó esperanzas de alcanzar verdaderos progresos significativos en el esfuerzo por concretar los Objetivos de Desarrollo para el Milenio establecidos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En las ocho grandes metas de la ONU para 2015 está la de reducir a la mitad la proporción de población indigente y hambrienta, con base en los indicadores de 1990, así como lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, bajar a dos tercios la mortalidad infantil y tres cuartos la materna.
Los gobiernos reunidos en 2000 en Nueva York también se propusieron combatir la expansión del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y crear una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
Empero, en algunos países, en especial de la región de África subsahariana, los incrementos del ingreso por habitante resultan escasos para poder abatir la pobreza extrema.
Flassbeck cree que el auge de los precios de los productos básicos persistirá en el mismo «escenario, que ha tenido enormes efectos positivos» para los países en desarrollo.