Los gobiernos progresistas y de izquierda de América Latina «deberían retirarse del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y promover una nueva arquitectura regional, potenciando entre otras, iniciativas como la del Banco del Sur y un Centro Internacional de Arreglo de Diferencias del Sur (CIADI) como alternativa al del Banco Mundial», planteó el presidente del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo con sede en Bruselas, Éric Toussaint.
Este historiador y politólogo belga muy vinculado con la investigación socioeconómica de América Latina, sostiene que las organizaciones multilaterales como el BID han perdido su legitimidad tras la crisis económica global que han generado.
Toussaint considera prioritario y de gran trascendencia para los países latinoamericanos, si quieren lograr quitarse los amarres de Washington y salirse al mismo tiempo de los esquemas de especulación y de beneficio al gran capital que imponen organismos multilaterales como el BID, no desmayar en la concreción del Banco del Sur; «crear una moneda, una universidad, una industria farmacéutica comunes, así como fortalecer medios de comunicación como el canal de televisión Telesur y generar al mismo tiempo, una política para el campo en todo el hemisferio «para favorecer la soberanía alimentaria y la reforma agraria».
En diálogo con www.cronicon.net, este investigador social europeo que participó en Medellín de la Asamblea de los Pueblos, hizo un análisis de la actual crisis económica global.
– ¿En estos 50 años del BID cuál cree que ha sido el papel de este banco en América Latina?
– El balance es muy malo. El BID es un instrumento financiero propuesto en una primera fase por los Estados Unidos que cuenta con el 30% de los derechos de voto y del cual hacen parte también algunos países europeos.. Es un instrumento para implementar en América Latina políticas dentro del contexto del modelo capitalista de extracción de los recursos naturales del continente para ser exportados. Es decir, extraer los recursos naturales de cada uno de los países para exportarlos al mercado mundial en beneficio de las grandes transnacionales. El papel fundamental del BID, entonces, es mantener la subordinación y la dependencia del continente latinoamericano y del Caribe. El BID, por otra parte, no ha intentado favorecer una integración de América Latina para fomentar un desarrollo alternativo basado en el fortalecimiento del mercado interno. Diría también que el balance de esta institución en sus 50 años es de más desigualdad y más pobreza para los países latinoamericanos. En realidad tanto el número de pobres que está bajo la línea de pobreza absoluta como el número de pobres en general no ha disminuido y, por el contrario, ha aumentado. Sobre todo, la desigualdad, que es lo que caracteriza a America Latina, que es el continente donde la brecha entre ricos y pobres es la más alta del mundo. Y otro punto de la crítica es que los proyectos que financia este banco contribuyen a destruir el medio ambiente, lo que constituye un irrespeto total a la naturaleza, a la riqueza biológica y humana del continente. Añadiría también que el BID apoyó todas las dictaduras del continente. Nunca el BID retiró su apoyo financiero a una dictadura. Al contrario, aumentó su financiamiento. Dictaduras como la brasilera de 1964, la dictadura de Pinochet en Chile y otras dictaduras del Cono Sur tuvieron su respaldo, no obstante que destruían el movimiento sindical, los sectores de izquierda, el movimiento social y violaban derechos humanos.
– A través del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) que usted preside, se elaboró en 2007 el estudio titulado «La deuda ilegitima de Ecuador, un paradigma de América Latina» el cual sirvió de sustento para el monitoreo que se ha hecho del pago de la deuda externa en este país andino.
¿Qué significado tiene para la organización que usted dirige el hecho de que el gobierno del presidente Rafael Correa haya tenido en cuenta varias de sus conclusiones y recomendaciones?
– Ha sido un ejercicio democrático muy importante porque el gobierno de Ecuador integró una Comisión de auditoria integral del crédito público interno y externo, con gran capacidad de investigación. Yo hice parte de esa comisión de auditoria entre julio del 2007 y septiembre de 2008 cuando concluimos nuestro trabajo. Y hemos podido identificar, a través de nuestra investigación, que la mayor parte de esta deuda es fraudulenta. Yo diría que casi el 90% de los créditos que hemos estudiado pueden caracterizarse como ilegítimos y fraudulentos. Sobre la base de nuestro informe final, que hemos entregado en septiembre del 2008, es que el gobierno, de manera pública, ha suspendido el pago de una parte de la deuda comercial, los llamados bonos 2012 y 2030. Y eso me parece muy importante..
– ¿La actual crisis mundial que enfrenta el capitalismo usted la considera sistémica o cíclica?
– Es una crisis sistémica que va a durar, al menos, una década. Es una crisis que tiene varios aspectos: crisis financiera, económica, productiva, pero también alimentaria y de gobernabilidad para el sistema capitalista y las instituciones a su servicio, como el G8, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el BID. Todas estas instituciones van a estar en crisis y ya han perdido buena parte de su credibilidad. No quiere decir sin embargo que es la muerte del capitalismo, por que el capitalismo ha atravesado en su historia varias crisis sistémicas. Si no hay profundas luchas sociales, y no solamente en el sur del planeta, sino también en los Estados Unidos, para darle una salida anticapitalista a esta crisis sistémica, el capitalismo logrará, tras años y años de crisis, de destrucción del empleo, de cierre de empresas, volver a consolidarse. Entonces tendremos una salida capitalista a la crisis o una salida anticapitalista.
– ¿Y cuál sería la salida anticapitalista?
– Para tener una salida anticapitalista, para ir hacia otro tipo de sistema, que podríamos llamar el Socialismo del siglo XXI, se van a necesitar muchas luchas sociales, fortalecimiento del movimiento sindical, que ha sido debilitado a través de las últimas décadas de neoliberalismo, más unidad a nivel mundial, más capacidad en la actuación de los movimientos, y no hay ninguna certeza de tener éxito. Tenemos que luchar para encontrar esa salida.
– ¿Se hace necesario entonces la configuración de un sujeto político-histórico en el mundo para presionar los cambios socioeconómicos y políticos que se requieren con miras a derribar el sistema capitalista?
– Hay sujetos con sus tradiciones a nivel de la izquierda, los movimientos indígenas, de ambientalistas, de mujeres y de jóvenes que se han fortalecido en los últimos años, especialmente en América Latina. El problema es el de dotar de los elementos necesarios para concretar un proyecto socialista integrando la dimensión de la democracia con las voces ecológicas y feministas en un nuevo paradigma del Socialismo del siglo XXI. Creo que es posible, pero requiere esfuerzos de coordinación y discusión para ponerse de acuerdo entre todos estos sujetos políticos que permita generar ese nuevo paradigma.