El presidente del Comité para la Abolición de la Deuda Externa del Tercer Mundo, Eric Toussaint, visitó recientemente Paraguay invitado por el presidente Fernando Lugo, quien le pidió su asesoría en temas importantes como la revisión del Tratado de Itaipú, la crisis económica mundial, la revisión de la deuda externa y los procesos de integración. […]
El presidente del Comité para la Abolición de la Deuda Externa del Tercer Mundo, Eric Toussaint, visitó recientemente Paraguay invitado por el presidente Fernando Lugo, quien le pidió su asesoría en temas importantes como la revisión del Tratado de Itaipú, la crisis económica mundial, la revisión de la deuda externa y los procesos de integración. El analista belga sostiene que el Paraguay, de no conseguir la renegociación, podría pedir la nulidad del Tratado de Itaipú invocando la Convención de Viena, que regula todos los tratados internacionales.
-¿Cómo ve los reclamos paraguayos al Brasil en relación a Itaipú?
-Yo estudié el Tratado de Itaipú de 1973, y para mí, podría ser declarado nulo por las dos partes, o solo por Paraguay si Brasil no está de acuerdo. En el derecho internacional, un Estado puede tomar un acto soberano de repudio o de arrogación de un tratado. Digo esto como una opción que no implica llegar a un enfrentamiento con Brasil, sino para renegociar otro tratado justo y que respete el derecho internacional. Paraguay tiene este derecho, pero lo importante es primero lograr una solución amigable.
-¿Cómo se puede lograr esta nulidad?
-Este es un tratado firmado entre dos dictaduras y tiene varios artículos que no respetan la Convención de Viena, pacto que todos los países deben respetar y que fue firmado en el año 1963 para regular los tratados internacionales. El respeto a la igualdad de partes, entre otros aspectos, son argumentos.
-¿Qué plantea en relación a las deudas del Paraguay?
-Hablamos con el presidente Fernando Lugo del tema de auditar de manera integral las deudas reclamadas al Paraguay, las deudas binacionales con Itaipú y Yacyretá, la deuda externa pública que alcanza unos dos mil millones y la deuda pública interna. Esa es mi recomendación que viene de varias experiencias, entre ellas la del Ecuador.
-¿Cómo fue esta experiencia en Ecuador?
-Ecuador organizó, desde la Presidencia de la República, una comisión nacional e internacional, dos equipos en la primera y 6 en la segunda. También participaron cuatro órganos del Estado: la Contraloría, la Fiscalía, la Comisión Anticorrupción y el Ministerio de Economía y Finanzas.
-¿Usted participó?
-Yo formé parte de esa comisión, y durante 14 meses hemos estudiado todos los contratos para identificar las deudas legítimas y las ilegítimas, de manera a dar las recomendaciones al gobierno que tomó las decisiones.
-¿Qué podría darse aquí?
-Paraguay podría utilizar la experiencia de Ecuador y adaptarla a su situación y sus necesidades e instituir una comisión. En este caso, yo estaría dispuesto a brindar mi apoyo técnico.
-Venezuela y Bolivia también anunciaron esta medida, ¿se está volviendo una tendencia regional?
-Es una tendencia, incluso en Brasil hace quince días se instituyó en el Congreso una comisión parlamentaria de investigación de la deuda. La auditoría tiene raíces históricas, ya que en la década de los 30 el gobierno de Getulio Vargas en Brasil realizó una auditoría que detectó muchas ilegalidades y logró una reducción de más del 50% de las deudas de Brasil como resultado.
-¿Cómo ve el proceso de integración en la región?
-En la conversación con el presidente Lugo hablamos del papel de Paraguay, y la observación que yo hice es que sería muy interesante construir un eje común entre los pequeños socios que hacen parte de la integración, me refiero a Bolivia, Ecuador y Uruguay.
-¿Cuál es el objetivo?
-Hay varias iniciativas de integración regional y el proyecto de constituir un Banco del Sur con 7 países, y la voz de los pequeños no es suficientemente audible frente a los grandes como Brasil, Venezuela y Argentina. Paraguay precisa buscar un camino para determinar criterios comunes entre los pequeños para tener una correlación de fuerzas al interior del bloque de integración y se respeten los intereses de los pequeños países.
-¿Cuáles son las amenazas de los grandes países?
-Las grandes potencias regionales tienen una tendencia a privilegiar sus intereses comerciales y económicos, y eso a costo de los pequeños socios. Es el caso de Itaipú, Yacyretá. Entonces, para que funcione una integración tienen que haber mecanismos para reducir las asimetrías entre los países que hacen parte del bloque.
-¿Cómo fue la experiencia europea en ese sentido?
-En la construcción europea, los países más fuertes como Inglaterra, Alemania y Francia, transfirieron finanzas hacia Grecia, Portugal, España y otros socios con economías más frágiles, de manera a lograr una integración reduciendo esas asimetrías.
-¿Qué debe priorizarse en este proceso?
-Es fundamental en cualquier experiencia de integración tener mecanismos de transferencias, dotar a la región de una arquitectura común, un Banco del Sur para financiar proyectos que favorezcan la integración. En mi opinión, creo que tendrían que ser proyectos de soberanía alimentaria, reforma agraria, dotar a la región de una industria farmacéutica para producir genéricos de alta calidad, mejorar la conexión ferroviaria entre los países, y también proyectos comunes en cuanto a enseñanza, comunicación, vivienda y medio ambiente.
-¿Y cómo se daría seguridad a las inversiones?
-Yo propondría dotar la región de un órgano que sea un CIADI del Sur. El CIADI es el Tribunal del Banco Mundial para sentenciar sobre los litigios entre transnacionales, empresas privadas y gobiernos. El problema allí es que en la mayoría de los casos las sentencias son favorables a las transnacionales que son del Norte, no es un tribunal imparcial, no toma en cuenta las prioridades de los países del sur.
-¿Cómo sería el sistema?
-Los países de América Latina, cuando firman contratos de inversiones con las transnacionales, podrían incluir en los convenios que en caso de litigio la demanda tiene que ser presentada ante un órgano latinoamericano. Para mí esta política sería como volver a un aporte que hizo América Latina a inicios del siglo pasado, que era la doctrina de Carlos Calvo, un jurista argentino especializado en derecho internacional que decía que la jurisdicción para las actividades económicas tenían que ser de la región y no las de Estados Unidos y Gran Bretaña.
-¿Cuál es su visión sobre la actual crisis económica mundial?
-Tenemos una crisis multifacética, es decir, es financiera, económica, climática, energética, alimentaria y también de gobernabilidad mundial, porque no hay un organismo con capacidad y legitimidad para buscar soluciones.
-¿Y el G-20?
-Para mí, el G-20 no es una institución democrática para buscar una solución a nivel de todas las naciones, eso más bien corresponde a las Naciones Unidas.
-¿Cómo afectará esta crisis al Paraguay?
-La cosa es muy clara, hay una caída brutal de los precios de las materias primas; en el caso de Paraguay le afecta el precio de la soja, que va a seguir muy bajo respecto al pico del 2007 y 2008. La consecuencia va a ser una reducción fuerte de los ingresos por concepto de exportación, hecho que también va afectar a los demás países de América Latina.
-¿Y cómo impactará esto en el aspecto financiero?
-El costo de endeudamiento externo aumentará, a pesar de la reducción de las tasas de interés en EEUU y Europa. Esto se da porque los bancos privados y los mercados financieros no quieren otorgar más préstamos al Sur por la caída de los precios de las materias primas y la crisis económica y financiera.
-¿Qué medida más urgente debe tomar América Latina en relación a la crisis económica global?
-América Latina tiene que acelerar el ritmo de la integración, y ya se está perdiendo demasiado tiempo.
-¿Cuáles son los puntos más importantes a delinear en este sentido?
-Seguramente un plan, incluso común, de emergencia para proteger los empleos. Todavía no han habido muchos despidos, pero en los meses que vienen, seguramente en varios países como Brasil y Argentina, van a haber pérdidas de empleos.
-¿Cómo se podría dar protección a este sector?
-Se debe tener un plan concertado y para mí se debe plantear la necesidad de fondos para crear empleos, mantener el poder de compra de los ciudadanos para sostener su consumo. Hay que acelerar el lanzamiento del Banco del Sur para tener un organismo multilateral común para financiar estos proyectos.
-A nivel país, ¿cómo debe prepararse Paraguay?
-Para mí, Paraguay tendría que acelerar la atención al campo, a todos los pequeños productores que no tienen tierras suficientes o no la tienen, y que podrían producir y satisfacer la demanda interna en alimentos, de manera a alcanzar la soberanía alimentaria en el país.
-¿Qué políticas deben aplicarse en este plano?
-Sería crear empleo, producir riquezas, mejorar el abastecimiento interno a partir de los productores locales. En un país como este, donde el campo tiene una importancia muy grande y donde la distribución de la tierra es totalmente desigual, es fundamental avanzar en la reforma agraria.
-¿Cuál es el panorama para los productos del agro?
-Los precios de los alimentos van a seguir bajos porque no veo cómo la cotización del petróleo podría recuperarse, y entonces la producción de agrocombustible no va a ser rentable y la producción de alimentos va a ir al consumo real, que no va a aumentar de manera importante.
-¿Cuál es la verdadera posibilidad de rediseñar el modelo económico mundial?
-La crisis es tan fuerte que obliga a cambios, pero los gobiernos actuales no toman la vía de los cambios necesarios. El equipo económico del nuevo presidente de EEUU Barak Obama está integrado por la gente responsable de la crisis actual, es decir, Lawrence Summers, que desreguló el sistema bancario, y Robert Rubin, director de la Citibank que entró en crisis y recibió una ayuda de 40 mil millones del Gobierno.
-¿Qué va a suceder entonces en el mundo?
-Quizás lo que va a pasar es una crisis todavía más profunda en EEUU que los obligará a dar un viraje real, pero no con ese equipo. Lo mismo se da en Europa y en otros países como Japón.
-¿El Sur seguirá pagando los platos rotos del Norte?
-El Sur tiene la opción de negarse a pagar esos platos rotos y acelerar su integración para que su crecimiento no sea subordinado al Norte. Hay que tener una perspectiva histórica, en la década de los años 40 del siglo pasado, frente a la crisis internacional, los países de América Latina suspendieron el pago de la deuda y empezaron un modelo de industrialización por sustitución de importación y hubo tasas de crecimiento muy fuertes hasta los 60, antes de someterse en los 70 al modelo neoliberal con las dictaduras.