Las actividades de la FUNAG muestran que está más preocupada por combatir una supuesta amenaza comunista que por promover nuestros intereses internacionales.
Un componente vital de la política exterior de un país es la promoción de los asuntos internacionales a nivel interno, sobre todo a través de la cooperación y la participación en espacios bilaterales y multilaterales. Pero en Brasil, las actividades de la Fundación Alexandre Gusmão, (FUNAG) sugieren que la agencia actualmente considera obsoleta la promoción de valores tan cosmopolitas. Lo que se puede asumir a la luz de las actividades recientes de la FUNAG es, de hecho, su compromiso de defender a la sociedad brasileña de una supuesta amenaza comunista.
FUNAG es una fundación vinculada al Ministerio de Relaciones Exteriores y trabaja para formar la opinión pública ciudadana en relación con la política exterior. Desde la elección de Jair Bolsonaro, ha sido evidente que los dos órganos deben alinearse ciegamente con la ideología de extrema derecha de su política exterior, como la lucha contra el ‘globalismo’. Pero lo expresado por las acciones de FUNAG va más allá.
En vista de la decreciente credibilidad de Brasil en la arena internacional, la FUNAG parece abrazar una nueva misión. Ya no comparte información con la ciudadanía sobre la proyección internacional del país ni fomenta el compromiso popular en temas internacionales. Por el contrario, su contenido presenta características claras del populismo bolsonarista: llegar a su audiencia a través de discursos sensacionalistas, en una continua campaña electoral. Después de décadas de política exterior pragmática y autodeterminada, Brasil está rezagado en una política exterior pro-americanista y electoral.
Además, una de las piezas centrales de la ‘continua campaña electoral’ es promover una distinción continua entre el «yo» y el «otro», dividiendo a la sociedad entre aliados y enemigos. Como buena herramienta bolsonarista, este es también el discurso que impulsa la FUNAG.
En medio de las crecientes hostilidades contra China por parte de las autoridades brasileñas, incluidos ministros de alto perfil, la FUNAG abraza el americanismo incondicional de Bolsonaro. El 11 de agosto, la Fundación promovió la conferencia ‘El Rescate de la relación Brasil-Estados Unidos y sus beneficios‘. El presentador de la charla no era otro que el hijo de Jair Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro, quien discutió el «sesgo ideológico de los gobiernos del PT [Partido de los Trabajadores]» y criticó el «tema de los médicos cubanos«.
Esta postura pro estadounidense, sin embargo, es la característica bolsonarista menos radical promovida por la FUNAG. La Fundación parece estar actualmente especializada en combatir el comunismo y defender una agenda de valores morales conservadores. Estos temas son los más aclamados por la audiencia bolsonarista, que asocia erróneamente el comunismo con los gobiernos anteriores del Partido de los Trabajadores. En agosto, la FUNAG promovió el seminario ‘Cómo destruir un país: una aventura socialista en Venezuela‘. Exactamente un mes antes, FUNAG también llevó a cabo la conferencia ‘Globalismo y Comunismo‘.
Vale la pena recordar que globalismo es el término utilizado por Bolsonaro y otros líderes como Donald Trump para condenar la configuración actual de la política internacional y el orden liberal internacional, incluido el sistema de Naciones Unidas. De manera incorrecta, el canciller brasileño Ernesto Araújo vincula con frecuencia el globalismo con el marxismo cultural.
La agenda anticomunista de FUNAG es demasiado amplia para ser explorada completamente aquí. Pero uno puede hacerse una idea de su profundidad a partir del contenido sugerido por títulos sesgados como ‘Castro-chavismo: crimen organizado en las Américas‘; ‘Un siglo de escombros: pensar en el futuro con los valores morales de la derecha‘ y ‘Memoria del comunismo y el virus actual de la mentira‘. Todos estos eventos fueron promovidos por FUNAG entre los últimos meses de julio y agosto.
Para completar la ecuación bolsonarista, el 4 de agosto, la FUNAG realizó un evento alineado con los valores conservadores-cristianos: una conferencia antiaborto titulada ‘La importancia de promover políticas internacionales en defensa de la vida‘, presentada por la diputada federal conservadora Chris Tonietto quien, como Eduardo Bolsonaro, es miembro del Partido Social Liberal (PSL), ex partido del presidente Bolsonaro.
El contenido de política exterior promovido por la FUNAG no está relacionado con las prácticas de relaciones internacionales descritas por la constitución brasileña, entre las que se encuentran la promoción de la cooperación para el progreso humano, la defensa de los derechos humanos y la defensa continua de la integración latinoamericana. En cambio, la FUNAG se dedica actualmente a complacer a las bases bolsonaristas repitiendo la misma jerga de extrema derecha de su campaña presidencial.
La FUNAG no tiene poder de decisión en la política exterior brasileña, pero sus discursos muestran la pérdida de credibilidad internacional del país. Después del declive de su estatus internacional, la política exterior brasileña se dirige a la audiencia nacional en busca de credibilidad: esta es la política exterior electoral brasileña.
Las acciones de la FUNAG también pueden contribuir a depreciar la proyección internacional construida por Brasil en sus gobiernos anteriores. La opinión pública es un componente necesario en la construcción de la política exterior. En las democracias, la necesidad de rendición de cuentas por parte de los gobiernos contribuye a tomar acciones en línea con la opinión de la mayoría. Sin embargo, cuando una agencia como la FUNAG impulsiona las perspectivas nacionales hacia el anticomunismo radical, existe un proceso similar de participación de la población en la defensa de tales valores. Y la promoción de temas vitales, como la cooperación internacional y la integración regional, quedan atrás.
En detrimento de la anterior política exterior ‘orgullosa y activa’, la FUNAG no parece interesada en discutir el futuro del MERCOSUR y otros foros regionales, o la integración regional para mitigar los impactos de la Covid-19 en América Latina. Pero su público puede quedarse tranquilo, con la certeza de estar protegido de la amenaza comunista.