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Entrevista a María Beatriz Muñoz Ruiz, poeta, narradora y ensayista española

«Amo España y sobre todo mi ciudad, Granada, la ciudad de la Alhambra de la que jamás podré separarme»

Fuentes: Rebelión

María Beatriz Muñoz Ruiz (Granada, España, 1977-) es poeta, narradora (novelas, cuentos y microrrelatos) y ensayista. Muñoz Ruiz tiene estudios formales en Psicología y Educación infantiles, como también en Administración Comunitaria con concentración en Mercadeo digital y Técnicas de Consumo. Dirige la revista digital One Stop, y es autora de unos 19 libros (11 novelas, 6 poemarios, 1 cuento y 1 historias o relatos). Su más reciente poemario se intitula Historias de un alma vieja (2022). A partir de éste, María Beatriz ha dado respuesta a nuestras preguntas. Todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Recientemente publicasteis Historias de un alma vieja (2022). ¿De qué trata o tratas en este poemario y cómo recorres entre la literatura y la realidad o no ficción? ¿Cómo surgió la oportunidad de trabajarle?

– María Beatriz Muñoz Ruiz (MBMR, en adelante) – Historias de un alma vieja surgió de una regresión a una de mis vidas pasadas. Lo cierto es que no sé exactamente si fue una regresión, un sueño, una historia que apareció en mi mente mientras meditaba o fue mi subconsciente diciéndome que me pusiera en el lugar de los demás.

Aquella noche, estaba viendo YouTube y di con un video que te hacía regresar a una de tus vidas pasadas, en ese instante no tenía nada mejor que hacer, así que me tumbé en el sofá y comencé a seguir las instrucciones que se me decía en el vídeo, de repente me transportó a un tiempo pasado, a otro país, creo que era Inglaterra. Yo era una sirvienta en un gran castillo, y me sentía feliz. Las imágenes no tardaban demasiado en difuminarse y aparecer distintas escenas. En la siguiente escena, descubrí la razón de mi felicidad; el amor, un amor puro entre el señor de la casa y yo, un amor oculto y sin futuro, ya que él tenía esposa e hijo, pero sentí que tan solo vivía el día a día, no sentía ansiedad por saber qué ocurrirá mañana.

Descubrí a otra persona totalmente opuesta a mí, yo jamás hubiera sido la otra en una relación, pero esta yo del pasado era feliz, bueno, hasta que las escenas se volvieron a difuminar y ocurrió algo que no entendí bien, una persecución, una guerra o algo que hizo que nuestros caminos se separasen.

Cuando todo terminó, y yo estaba de vuelta en la realidad, sentí su pérdida, sentí el dolor de ese amor imposible, pero sentía que ella, bueno, yo, había vivido el momento sabiendo que en cualquier instante todo podía terminar.

Me extrañó lo diferente que se puede llegar a pensar y a vivir en vidas anteriores, y me sentí mal por juzgar a los demás, porque cuando la situación se vive desde dentro, se ve muy distinta. Aquella yo del pasado, no tenía nada bajo control, pero tampoco le hacía falta, aquella yo del pasado era más libre que mi yo actual, no esperaba nada del futuro ni lamentaba nada del pasado.

Después de aquello, comencé a escribir este poemario, Historias de un alma vieja, porque pienso que todos hemos pasado por muchas vidas anteriores, pienso que mi alma es vieja, que he recorrido demasiadas vidas, y por eso no entiendo en muchas ocasiones al mundo, creo que mis anteriores vidas, aunque olvidadas, me han dejado un pedacito de melancolía, de incomprensión hacia la humanidad, de amor, de admiración por esas pequeñas maravillas del mundo que pocas veces nos detenemos a contemplar.

Quizás la mayoría de las historias sean ficticias, pero en cada una de ellas dejo escondidas reflexiones que, espero hayan sido producto de mi alma vieja.

– WRS –¿Qué relación tiene Historias de un alma vieja con vuestro trabajo creativo anterior y hoy? Si compara su crecimiento y madurez como persona y escritora, ¿qué diferencias observa en su trabajo creativo o no inicial con el de hoy?

– MBMR – En todas mis obras soy yo, pero no soy la misma, la gente cambia, es lo que debemos hacer, cambiar, evolucionar, retroceder, errar, acertar, caernos y volvernos a levantar, quedarnos sentados todo el tiempo que necesitemos para coger impulso y seguir luchando. Mi vida, mis sentimientos, mis sueños, mis amistades, mis triunfos y decepciones, todo evoluciona, y eso se nota en mis obras, pero siempre soy yo; la romántica, melancólica, inconformista, pasiva, luchadora… yo y mis mil caras que cambian cada día y en cada situación.

– WRS – María Beatriz, ¿cómo visualiza su trabajo creativo con el de su núcleo generacional de escritores con los que comparte o ha compartido en España y fuera?

– MBMR – Nunca me comparo con nadie, no me gusta, yo amo escribir y no deseo seguir las líneas de nadie. Cuando la novela romántica no estaba de moda, hubo alguna persona que me sugirió que escribiera algo que fuera más comercial, ya que en este mundo lo que interesa es vender, pero si escribiese para ganar dinero, entonces dejaría de escribir, la escritura perdería todo interés para mí, se convertiría en un trabajo, y todo lo que se define como trabajo, cuesta, por lo tanto, no tengo ni idea de si tengo algo en común con mi generación.

Entre otras cosas, también he de reconocer que me gusta la literatura inglesa clásica.

– WRS – ¿Cómo concibes la recepción a su trabajo creativo dentro de España, y la de sus pares, bien sean escritores de poesía u otro género?

– MBMR – Se dice que nadie es profeta en su tierra, y eso es lo que me sucede a mí, aquí en España el mundo editorial es muy complicado, siempre están los mismos autores que son los que monopolizan el mercado; o te gastas una cantidad de dinero desmesurada, o no tienes nada que hacer.

Gracias a Carlos Javier Jarquín, se me han abierto muchísimas puertas en Latinoamérica, siempre le estaré agradecida por su apoyo, sin él no hubiera podido acceder a los periódicos de los que hoy en día soy columnista, también gracias al excelente prólogo que realizó para mi poemario Historias de un alma vieja, y gracias a los traductores que han dedicado su valioso tiempo a traducirlo, mi poemario ha recorrido el mundo y he podido llegar con esos fragmentos de mis poemas a todos esos rincones a los que en el pasado, mi alma vieja pudo haber disfrutado. Dicho prólogo ha sido traducido al inglés, italiano, griego, chino mandarín, albanés, coreano, japonés, serbio, indonesio, ruso, uzbeko, árabe, neerlandés, rumano, portugués y francés. Mil gracias a todos ellos, porque sin la ayuda de Carlos y de todos esos maravillosos traductores mi obra no habría trascendido tanto. Las personas somos pequeñitas, tan solo nos hacemos grandes cuando los demás nos impulsan hacia arriba, por eso no me siento como una gran escritora, me siento como una pequeña escritora rodeada de grandes personas que me hacen grande con su ayuda.

– WRS – Sé que vos es de España. ¿Se considera una autora española o no? O, más bien, una autora de literatura, sea esta española o no. ¿Por qué? José Luis González se sentía ser un universitario mexicano. ¿Cómo se siente vos?

– MBMR – Amo España, y sobre todo mi ciudad; Granada, la ciudad de la Alhambra, aquella de la que jamás podré separarme. Amo el sol de Andalucía, me encanta tomarme con las amigas una buena cervecita al sol, me encanta bailar sevillanas, y me encanta recorrer las calles de la última ciudad que conquistaron los Reyes Católicos y que tanto tiene aún de sultana. Me encanta soñar con el romanticismo de aquella época en la que no se corría tanto como ahora.

Pienso que cada autor es influido por su entorno, da igual el país del que sea, la mente del autor viaja a cualquier lugar del mundo, pero sus raíces más profundas siempre se hayan en su hogar, por eso quizás soy romántica, porque he nacido mirando hacia el palacio de la Alhambra, hermosa sultana que observa majestuosa la ciudad. Mi corazón, como en mis poemas y novelas, puede ser cálido como el sol que baña las playas de mi ciudad, y frío como la nieve de Sierra Nevada que nos saluda cada invierno desde lo más alto.

Así son mis obras, de sangre caliente y fría. Son españolas porque soy española, pero siempre he considerado que mi romanticismo nace de Granada, la ciudad del atardecer más hermoso del mundo, según dijo un expresidente estadounidense, Bill Clinton.

– WRS – ¿Cómo integra su identidad étnica y de género y su ideología política con o en su trabajo creativo?

– MBMR – El ser columnista internacional me da la libertad de expresar mi disconformidad y mis ideas con respecto a cualquier tema. En ese aspecto, he de decir que estoy agradecida de ser española y tener la libertad de expresar mi opinión libremente, a pesar de ser muchas veces políticamente correcta con un toque de cinismo habitual ya en mis escritos.

Con respecto a ideología política se podría decir que actualmente no tengo ninguna, ya que ninguno de los políticos o partidos que existen hoy en día en España son considerados dignos de mi voto.

Todos los partidos tienen algo bueno y algo malo, y si alguno hace algo que no me parece bien lo digo, al igual que si aciertan con alguna decisión.

Con respecto a mis obras, siempre pongo en boca de mis protagonistas ideas o pensamientos míos, pero casi nunca hablo de política, muestro a esa mujer fuerte en determinados momentos y a esa mujer débil en otros. Soy feminista, pero eso no quiere decir que las mujeres no necesitemos nunca un abrazo. El ser feminista no quiere decir que no necesitemos el amor de un hombre, su comprensión y su apoyo. Ser feminista es desear la igualdad, no es creernos invencibles.

Las mujeres, al igual que los hombres, somos muchas personas según el momento por el que se pase, y eso es lo que reflejo en mis protagonistas y lo que reflejo en mis poemarios.

También tengo que contarte que, para alguna de mis obras, como yo digo “raras” uso el seudónimo de La Dama Oscura. Bajo ese seudónimo dejo de ser la escritora romántica para convertirme en alguien más crítica y descarada, alguien llena de misterio.

– WRS – ¿Cómo se integra su trabajo creativo a su experiencia de vida? ¿Cómo integra esas experiencias de vida en su propio quehacer de escritora hoy?

– MBMR – Mis poemas son palabras del alma que jamás contaría a nadie y que, como un suspiro melancólico, plasmo en cada verso. Mis poemas son sentimientos que no engañan a nadie porque son vírgenes y sinceros, son secretos que no desean ser leídos, pero necesitan ser trasmitidos al mundo para que viajen hasta el corazón de las personas que se sientan igual y las ayude.

Cada vez que saco un poemario, siento vergüenza de ser leída, porque cada poema es como un diario de mis sentimientos, por eso no suelo releer mi obra, a veces mi tristeza en alguno de mis poemas es tan grande que me gustaría ocultarla para que nadie la conociese.

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a su trabajo creativo y a la temática del mismo? ¿Cómo ha variado?

– MBMR – Mi trabajo ha variado obligatoriamente por la falta de tiempo. Me encanta escribir novelas románticas, pero requieren mucho tiempo, y eso es lo que me falta; tiempo, me encantaría tener el poder de detener el reloj que poder hacer todo lo que tengo pendiente.

Pero también sé que, si no hubiese sido por esa falta de tiempo, jamás me habría aventurado a publicar mis poemas, hecho que fue un acierto, ya que al lector le gustan incluso más que mis novelas.

Siempre he escrito poesía, pero nunca me he considerado digna de publicar mis poemas porque nunca me sentía a la altura de los autores que leía, y de repente un día, pensé que no deseaba que se perdieran en el olvido, probé a sacar mi primer poemario y gustó bastante, así que durante el confinamiento que sufrimos por la pandemia, escribí mi segundo poemario: Silencio, un poemario que aún me conmueve al leerlo, ya que lo pasé bastante mal, luego publiqué Amanecer Amargo, y bajo el seudónimo de La Dama Oscura, publiqué Hechicera y Cuando Hécate me inspiró, hasta que llegué a Historias de un alma vieja.

– WRS – ¿Qué otros proyectos creativos tienes recientes y pendientes?

– MBMR – Tengo muchos proyectos a medias que quiero terminar y nuevos proyectos pendientes que quería haber hecho ya.

Tengo, por ejemplo, una novela casi terminada que la dejé pendiente hace casi un año, un cuento que me falta terminar de maquetar, una antología de artículos y un nuevo poemario que comencé y abandoné por falta de tiempo. En realidad, tengo tantas cosas pendientes, que sería feliz pudiendo terminarlas, pero, como bien dice mi amigo Carlos Jarquín, para todo hay un momento, y, por lo tanto, debo ser paciente e ir poco a poco avanzando en cada cosa con calma.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.