En medio de la enorme cantidad de seres humanos muertos en Iraq, es fácil olvidar que, para los animales, también es difícil sobrevivir allí. «Nadie se preocupa por los pobres animales. Es natural: nadie parece preocuparse tampoco por los seres humanos bajo la ocupación», dijo a IPS el veterinario Sammy Hashim, que vive y trabaja […]
En medio de la enorme cantidad de seres humanos muertos en Iraq, es fácil olvidar que, para los animales, también es difícil sobrevivir allí.
«Nadie se preocupa por los pobres animales. Es natural: nadie parece preocuparse tampoco por los seres humanos bajo la ocupación», dijo a IPS el veterinario Sammy Hashim, que vive y trabaja al occidente de Bagdad.
Hashim agregó que los animales no pueden satisfacer sus necesidades básicas, como «agua potable de buena calidad, una buena alimentación, atención veterinaria y medicinas, que no están disponibles en Iraq desde que comenzó la ocupación estadounidense, en 2003.»
«El gobierno se queja cuando nos quejamos. Dice que los humanos son la prioridad», expresó.
Los agricultores parecen haber perdido la esperanza.
«Tratamos a los animales como a nuestros propios hijos. Fuimos criados para tratar a los animales de la mejor manera posible, pero ahora se está poniendo muy difícil», señaló Hamdiya Alwan, de 50 años, viuda de un agricultor en Abu Ghraib, al occidente de Bagdad.
«Cuesta mucho mantener una vaca o unas pocas ovejas con los precios tan altos de los alimentos y la agricultura en tan mala forma. De las seis vacas y 30 ovejas que teníamos antes del asesinato de mi esposo en 2004, solo me quedan una vaca y cuatro ovejas», enumeró.
Hajji Jassim, avicultor del área de Saqlawiya, unos 60 kilómetros al occidente de Bagdad, dijo a IPS que su actividad «fue un buen negocio en los tiempos de las sanciones» económicas impuestas por la Organización de las Naciones Unidas contra Iraq entre 1990 y 2003.
«Los subsidios que recibíamos de nuestro gobierno legítimo se reflejaba en los precios de la carne de pollo», señaló. Jassim se refiere al régimen del presidente Saddam Hussein (1979-2003), ejecutado en diciembre de 2006.
«Ahora es imposible trabajar, sin electricidad ni apoyo de ninguna clase. Esta situación simplemente puso fin a nuestro negocio, y el gobierno parece no preocuparse en absoluto por esa pérdida tan grande», agregó.
Algunos líderes políticos también ven esto como parte de un plan para arruinar la economía iraquí.
«La ocupación estadounidense destruyó todo en Iraq, y esto es parte de un plan exhaustivo de demolición», dijo a IPS un miembro del concejo provincial de Al-Anbar en Faluya, que habló a condición de no revelar su identidad debido al temor reinante.
«Los estadounidenses podrían haber mantenido el apoyo a los agricultores del régimen anterior para mantener en funcionamiento la agroindustria, pero lo interrumpieron deliberadamente y por completo con el fin de destruirla, igual que hicieron con nuestro ejército y todas las cosas buenas que teníamos», añadió.
Youssif Hussein, profesor de economía de la Universidad de Al-Anbar, expresó a IPS que «matar la agricultura y la cría de animales es una gran pérdida para la economía de Iraq».
«Considerando que el petróleo iraquí enriquecerá a las corporaciones estadounidenses, los iraquíes deberían pensar seriamente en depender de la agricultura y la ganadería por mucho tiempo», sostuvo.
En su libro «The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism» («La doctrina del shock: El auge del capitalismo del desastre»), la periodista canadiense Naomi Klein escribió que Estados Unidos siguió su campaña de «conmoción y sobrecogimiento» con una «terapia de shock».
La receta, según Klein, consistió en «privatizaciones masivas, un comercio completamente liberalizado, 15 por ciento de arancel único, un gobierno drásticamente reducido».
Esta política se cobró entre sus víctimas al negocio agrícola y ganadero.
El Ministerio de Recursos Hídricos anunció el 22 de mayo que lo peor está por venir, pues el país sufre una escasez de agua que podría conducir a una sequía de gran alcance.
«La lluvia en el invierno (boreal) pasado equivalió a 30 por ciento de años anteriores. La sequía tuvo un impacto evidente en los niveles de los ríos Tigris y Éufrates y en sus tributarios», dijo el Ministerio.
La cantidad total de agua almacenada en reservas y lagos iraquíes actualmente asciende a 22.070 millones de metros cúbicos, 9.190 millones menos que el año anterior, calculó.
Igual que los humanos, los animales sufrirán las consecuencias.
(*Alí al-Fadhily, corresponsal de IPS en Bagdad, trabaja en estrecha colaboración con Dahr Jamail, experto de la agencia en Iraq radicado en Estados Unidos).(FIN/2008)