Gaza ya ha quedado completamente demolida y lista para parcelar, edificar y vender. En Cisjordania las perspectivas lucen óptimas. Malos tiempos para la justicia internacional, buenos tiempos para la promoción inmobiliaria Internacional
Esto va como un tiro, presidente. En Egipto esta semana se reúnen entusiasmados los líderes del mundo libre para certificar el final del viejo orden. La fuerza y los negocios rigen el planeta. No es que antes tuvieran mucho espacio los principios o el Derecho Internacional, pero ahora les queda nada. Lo que es bueno para los negocios, es bueno para la paz mundial. Es el nuevo orden. Y tú eres el arquitecto.
Gaza ya ha quedado completamente demolida y lista para parcelar, edificar y vender. En Cisjordania las perspectivas lucen óptimas. Malos tiempos para la justicia internacional, buenos tiempos para la promoción inmobiliaria Internacional. La máquina de propaganda bélica ya se ha puesto en marcha para convencernos de que Hamás y Pedro Sánchez son los verdaderos ganadores de tu mal llamado pero brillante plan de paz; esto no se ha acabado.
Los palestinos vuelven a casa para buscar a sus muertos entre las ruinas y las familias de los rehenes ven el final de la terrible espera. Tiene su mérito, aunque todo sea provisional. Pero hace tiempo que, ni unos ni otros, importan mucho más que las piezas de un juego con recambios de sobra.
No tenemos presupuesto federal, el crecimiento se contrae y China se erige en el último defensor del libre comercio. Pero da igual. Los demócratas te han dejado cerrar el gobierno federal y la noticia a celebrar hoy son tus despidos masivos. La economía norteamericana va con andarín, pero tu éxito impulsando la economía española resulta innegable. Y decían que no eras un genio de los negocios; sólo un vendedor de crecepelo. Perdedores.
Presidiendo una de las administraciones más incompetentes y corruptas que hayan caminado sobre la faz de la Tierra, has tenido la fortuna de coincidir con otras aún más incompetentes o corruptas o ambas. Ahí tiene usted a nuestro buen amigo Benjamín Netanyahu, incapaz de bombardear Qatar como era debido y poniendo en peligro tus prósperos negocios familiares en el golfo Pérsico. Ya no se puede confiar ni en el Mossad. Qué decir de nuestro añorado Vladímir Putin, al frente de una máquina bélica tan imponente como corrompida, bloqueado por el poderoso general invierno. De la Unión Europea ya ni hablamos porque ya se autodestruyen ellos solos. Más perdedores.
No te han dado el premio Nobel porque la fuerza de lo woke es aún poderosa, pero se lo han otorgado a lo más próximo que encontraron. Alguien tan parecido a ti que se va de mitin con toda la ultraderecha europea en nombre de la libertad. Ni siquiera tú te has atrevido —de momento, nunca pierdo mi fe en ti— a desatar tu temible furia. La gente se ríe cuando proclamas que, en realidad, te lo han dado a ti. Pero tú y yo sabemos que tienes toda la razón.
Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/animo-donald_129_12677806.html