Mientras todos los países de Latinoamérica están endeudándose a ritmos acelerados para financiar sus desequilibrios externos, provocados por la caída de los precios de los commodities, el bloqueo financiero sobre Venezuela la ha obligado a desendeudarse a pasos agigantados. A contracorriente, Venezuela ha tenido que cancelar obligaciones por más de 70.000 millones de dólares en […]
Mientras todos los países de Latinoamérica están endeudándose a ritmos acelerados para financiar sus desequilibrios externos, provocados por la caída de los precios de los commodities, el bloqueo financiero sobre Venezuela la ha obligado a desendeudarse a pasos agigantados. A contracorriente, Venezuela ha tenido que cancelar obligaciones por más de 70.000 millones de dólares en pocos años, lo que sin duda explica la escasez de dólares, la inflación y los problemas de desabastecimiento. La crisis de Venezuela, que escandaliza al cartel de Lima y que EE. UU. pretende usar para justificar una invasión militar, es una creación de Estados Unidos y sus satélites diplomáticos que la provocan. Esta impostura pasará a la historia como otro acto de injerencia y rapiña sobre Latinoamérica, porque, en definitiva, el acoso sobre Venezuela -que despuntó al día siguiente del primer triunfo electoral de Chávez- no es más que una disputa para apropiarse de sus recursos naturales. El mensaje extorsivo para los ciudadanos latinoamericanos es claro: solo podremos tener una «democracia de corsé», porque si queremos despuntar eligiendo un gobernante a nuestra medida comenzará el boicot de las transnacionales, las finanzas y los medios de comunicación globales.
En este entorno de acoso financiero y económico, que pronto cumplirá la mayoría de edad con más de 17 años de resistencia al boicot, Venezuela mueve una vez más una pieza estratégica del tablero y toma la iniciativa lanzando el Petro, la primera criptomoneda emitida por un Estado.
La emisión del Petro satisface varios objetivos de Venezuela. Por un lado, crea una moneda que se podrá utilizar como medio de pago internacional para saltar el bloqueo financiero que hoy en día está restringiendo el abastecimiento de bienes esenciales como medicinas y alimentos. Por supuesto, también se aspira a conseguir recursos frescos para el país. Pero el Petro también tiene el propósito de crear una moneda fuerte, en la que los venezolanos puedan ahorrar sin tener que recurrir al mercado negro del dólar. De hecho, el Petro explica que se haya intensificado el acoso sobre Venezuela, porque siempre ha sucedido así con todas las iniciativas que pretendieron desafiar la hegemonía del dólar.
El Petro es atractivo para el mercado global. A diferencia de otras emisiones de criptos, no puede haber fraude en la emisión porque tiene el respaldo del Estado. Otra diferencia con cualquier criptomoneda es que el Estado la utilizará como medio de pago internacional, por lo tanto, tiene una usabilidad garantizada. Además, el Estado aceptará Petros para cobrar impuestos y regalías, e incluso, las empresas públicas venezolanas como el gigante PDVSA podrían aceptarlo para cobrar sus exportaciones. Otra enorme diferencia es la estabilidad, algo que el mercado de criptoactivos necesita para diversificar el valor de las carteras y cubrirse frente a las grandes oscilaciones de precios. El valor del Petro será más estable que el de otras monedas porque está atado al valor de la cesta venezolana de petróleo. Por lo tanto, el valor del Petro tendrá un piso cierto, pero su techo estará dado por la usabilidad del criptodinero, que será alta debido a todos los factores señalados. El Petro tiene atractivos en el mundo de los criptoactivos, especialmente ahora cuando se experimentan grandes oscilaciones de precios.
El Petro no aspirará a competir con el bolívar, sino todo lo contrario, contribuirá a sostenerlo porque competirá con el dólar como reserva de valor. En este sentido nos acerca al objetivo de lograr una política monetaria soberana, porque es una moneda propia y fuerte.
El respaldo del Petro no solo es el Yacimiento Ayacucho de la cuenca del Orinoco, sino la garantía de que se lo aceptará como medio de pago de impuestos, regalías y servicios, es decir, de un Estado dispuesto a mantener su valor mínimo en torno al de la cesta venezolana.
Desde el punto de vista de la protección jurídica, los inversores tienen garantías que lo hacen atractivo. En primer lugar, el Petro es básicamente una emisión monetaria y ningún país puede prohibir a otro emitir moneda, como lo están haciendo ahora con el decreto Trump que afecta a la emisión y refinanciación de deuda. Desde otro ángulo, la emisión limitada a un millón de Petros, garantiza un comportamiento monetario prudencial, es decir, una moneda deflacionaria como el bitcoin según la jerga del mundo de los criptoactivos.
Para los ciudadanos de a pie, el Petro representará una moneda fuerte que usarán para guardar sus ahorros, hacer transacciones de alto valor y para minar datos. Además, el aporte financiero aliviará las insuficiencias de bienes esenciales y contribuirá a contener la inflación.
Venezuela está dando pasos para convertirse en el país que más intensamente utilice las criptomonedas para beneficio de sus ciudadanos. Esta es otra innovación venezolana, una nueva faceta que consiste en poner la blockchain al servicio de los ciudadanos porque, hasta ahora, el mundo de las criptos parecía reservado a los criptomaníacos. De todos modos, las ventajas y aplicaciones de la tecnología blockchain son enormes y, a medida que continúe extendiéndose su uso se comenzarán a utilizar aplicaciones que van mucho más allá de su utilización monetaria, por ejemplo, en la asignación de subsidios directos y el control del abastecimiento.
Decíamos en informes previos[1] que las criptomonedas eran una tecnología con gran potencial. Advertíamos que tenía muchas de las características de una economía de Casino y que su valor dependía de las regulaciones que tarde o temprano le aplicarían los bancos centrales del planeta. También advertimos que la emisión estatal de criptomoneda tenía un gran potencial, en particular para los países en desarrollo, que podían usar sus activos naturales para respaldar el valor de estos activos, por lo que podrían crear las monedas fuertes que necesita el sistema monetario global. El Petro tiene potencial para ser una herramienta monetaria al alcance de los países en desarrollo, una que les permita sortear las dificultades que implica el actual sistema monetario, catalogado por muchos como un no-sistema al servicio del dólar. Pero el principal atributo del Petro no es lo que el Petro puede hacer por nosotros sino lo que nosotros podremos hacer con el Petro.
[1] Oglietti, G. y Kucher, F. (2016). Criptomonedas, criptomoda y criptofuturo (Partes I y II) http://www.celag.org/criptofuturo-parte-i/ y http://www.celag.org/criptomonedas-criptomoda-criptofuturo-parte-ii/
Fuente: http://www.celag.org/ante-bloqueo-financiero-cripto-petromania/