El precio de la gasolina sube por día: los alemanes pagan ya más de 1,4 euros por litro y los expertos pronostican que se superarán los 1,5 euros. Ante tales cifras, muchos temen que estalle una nueva crisis energética.
Katrina se deja sentir, y no sólo en Estados Unidos. La economía mundial vive a la expectativa de la repercusión que el devastador huracán tenga en los mercados. Los estadounidenses temen una recesión del consumo, mortal para una economía que se nutre de la poca tendencia al ahorro de sus ciudadanos. En Alemania, las predicciones de crecimiento se han corregido a la baja. Y de momento, la catástrofe se sufre en las gasolineras.
El porqué de los precios La demanda energética de China y la India, naciones en plena expansión económica, ha crecido considerablemente en los últimos años. Crisis políticas como la de Irak desestabilizan los mercados y crean inseguridad, del mismo modo que lo hacen las catástrofes naturales como la del huracán Katrina. Estas son las principales razones, enumeradas a DW-WORLD por el experto en energía Robert Bardt, del Instituto de Economía Alemana, por las que el precio del petróleo lleva años al alza. ‘En Alemania, además, desde el cambio de gobierno hace 10 años, los impuestos que gravan al combustible no han dejado de subir. Dos tercios del precio de la gasolina son impuestos’, dijo Brandt.
Pero el problema actual parece no residir exclusivamente en el valor del crudo, que tras dispararse los primeros días que siguieron al huracán se encuentra en condiciones de estabilizarse. La gasolina, así como el diesel y el gas, son caros porque la demanda no baja y porque Katrina ha dañado gravemente las instalaciones de las refinerías estadounidenses.
‘Los estadounidenses consumen mucha gasolina y ahora compran más a las refinerías europeas, haciendo subir los precios’, explicó Brandt, ‘y por otra parte, la demanda mundial no baja sino que incluso aumenta, con China y la India a la cabeza’, añadió.
Crisis sí, crisis no
Como medida de emergencia, la petrolera estadounidense Chevron ha decidido racionar el carburante que lanza al mercado. Imágenes de colas en las gasolineras de EE. UU, que recuerdan a la crisis de los años setenta, han hecho saltar la alarma y ya hay quien habla de un nuevo periodo de turbulencias en el mundo de la energía.
Sin embargo, los expertos anuncian que no hay motivo para la alarma. Desde 1973 hasta hoy nos hemos vuelto más ahorradores y más independientes del crudo. La Agencia Internacional de Energía, que se creó durante la crisis de los setenta, se encarga de velar por que las reservas estén garantizadas y el desastre no pueda repetirse. ‘No falta petróleo, sólo hay una pequeña escasez. No se trata de una crisis energética. En los setenta, el precio subió mucho más en mucho menos tiempo’, dijo Brandt.
Los expertos anuncian también, que la puesta en circulación de las llamadas ‘reservas estratégicas’, anunciada por el canciller alemán Gerhard Schröder, no hará bajar los precios. Petróleo hay, porque los mayores productores no se encuentran en Estados Unidos sino en Oriente Próximo. Hacer uso de las reservas no reducirá los precios, pero puede servir para transmitir confianza y reactivar el consumo.