Traducido del inglés para Rebelión por J. M.
Una declaración de Gilad Atzmon en el Babylon Theater de Berlin
En los últimos días, antes de la ceremonia de entrega de los premios humanitarios de la Nueva Gaceta Renana, como a Ken (FM) Jebsen y otros, he estado sometido a una campaña de difamación insana. Nada de eso fue comprobado. Eran citas fabricadas: me llamaron «negador del Holocausto» y «relativista del Holocausto«. Sin embargo ni una sola referencia genuina se hizo a mis escritos o charlas. En mi trabajo critico la reducción del Holocausto a una religión cruda, un dogma intolerante. En mi escrito protesto contra todas las leyes de la historia (las leyes de la Nakba, leyes del genocidio armenio, leyes del Holocausto, etc.) La historia para mí es el intento de narrar el pasado a medida que avanzamos. Como tal, debe mantenerse como un discurso dinámico, sujeto a cambios y revisiones constantes, incluso si este cambio resulta ligeramente incómodo. Para mí la historia es un mensaje ético: solo cuando revisemos el pasado podremos, una vez más, reconsiderar nuestro futuro y nuestro destino.
En los últimos días algunos de los medios de comunicación alemanes me llamaron «antisemita». ¿Lo soy? ¿Alguna vez he criticado a alguien, incluidos los judíos, como «pueblo», como «raza», como «biología» o como «etnia»? Nunca. Mi trabajo es antirracista. He dedicado toda mi vida adulta a luchar contra el racismo a través de mi música, mis escritos y mis actuaciones. Me opongo a todas las formas de política con orientación biológica: blanca, negra, de género y judía. En cambio estoy buscando lo que une a los humanos. En mis escritos y conferencias hago una clara distinción entre los judíos (las personas) a quienes nunca critico, el judaísmo (la religión) que raramente trato y el judaísmo Estado (la ideología, la política y la cultura). En mi trabajo me enfoco en el último: la ideología, la política y la cultura, asumiendo que todos estamos de acuerdo en que esto (ideología, política y cultura) debe ser susceptible de crítica.
Pero si quieren hablar sobre la negación del Holocausto diré algo sobre la negación. Negar a los intelectuales, autores y artistas el derecho de expresar sus puntos de vista abiertamente es donde comienza el fascismo. Lo que vi en Alemania en los últimos días me sugiere que algunos segmentos dentro de su sociedad realmente no aprendieron nada de la historia de su país. Negar el Holocausto es negar su significado, apartar los ojos cuando ves el mal, dejar que tu corazón se enfríe cuando tú mismo participas en el mal o celebras el odio. Negar el Holocausto es no abordar su propia incapacidad para tolerar a los demás y la «otredad». Es más doloroso para mí ver a Alemania yendo ciegamente a la misma trampa solo siete décadas después de la liberación de Auschwitz.
Pero me gustaría agregar una línea más sobre Palestina. Algunos alemanes dicen estar atormentados por su pasado, por las atrocidades del Tercer Reich. Si este es realmente el caso, permítanme recordarles un hecho simple pero embarazoso: los palestinos son las últimas víctimas de Hitler.
Fue el alcance de la Shoah que brindó apoyo al sionismo y condujo a la formación del Estado judío en Palestina. Pero son los inocentes palestinos quienes, durante las últimas siete décadas, han estado pagando el precio de los crímenes cometidos por los europeos.
¡Si te sientes culpable por Hitler, representa a Palestina y los palestinos!
Fuente: http://www.gilad.co.uk/writings/2017/12/16/antisemitism-the-holocaust-and-palestine
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.