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Archivos secretos de Brasil sobre el caso Lava Jato (Parte 1)

Fuentes: El Correo

Traducción del francés Susana Merino

Cómo y porqué The Intercept informa sobre numerosos documentos relacionados con la Operación Lava Jato en Brasil y el ministro de Justicia Aldo Moro. The Intercept Brasil ha publicado hoy tres artículos explosivos que reflejan las discusiones internas, muy controvertidas, politizadas y jurídicamente dudosas, y acciones secretas llevadas a cabo por un grupo de tareas anticorrupción encargado de la investigación Lava Jato, dirigida por el fiscal general Deltan Dallagnol y Sergio Moro, entonces juez y ahora poderoso Ministro de Justicia de Jair Bolsonaro celebrado internacionalmente.

Estas historias se basan en numerosos documentos que no se habían divulgado aún – incluidas discusiones privadas, grabaciones de audios, videos, fotos, procedimientos judiciales y otros documentos – que nos proporcionó una fuente anónima. Revelan actos reprensibles, graves, conductas contrarias a la ética y engaños sistemáticos de los que tanto el público brasileño como el internacional tienen derecho a estar informado.

Estos tres artículos se publicaron el 9 de junio en The Intercept Brasil en portugués y nosotros los hemos sintetizado en dos artículos en inglés para The Intercept. Habida cuenta del tamaño y de la influencia mundial de Brasil bajo el nuevo gobierno de Bolsonaro, estas historias revisten una gran importancia para el público internacional.

Esto no es más que el principio de lo que estimamos es una investigación periodística en curso, que utiliza muchos archivos, sobre la investigación de corrupción del caso Lava Jato, la actuación de Moro cuando era juez y la del fiscal Dallagnol, y la conducta de muchas personas que continúan ejerciendo un gran poder político y económico tanto en Brasil como en otros países.

Más allá de la importancia política, económica y ambiental inherente de Brasil bajo la presidencia de Bolsonaro, la importancia de estas revelaciones se deriva de las acciones incomparablemente consecuentes de la larga investigación llamada Lava Jato. Este escándalo de gran magnitud ha implicado en la investigación por corrupción a muchas personalidades políticas de primer nivel, a oligarcas, al predecesor de Bolsonaro en la presidencia e incluso a dirigentes extranjeros.

Lo que es aún más importante, el caso Lava Jato ha sido la saga que llevó al encarcelamiento del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva el año pasado. La condena de Lula por Moro, una vez que fue confirmada rápidamente por una corte de apelación, le impidió presentarse como candidato a la presidencia en un momento en que todos los sondeos señalaban que Lula (dos veces elegido presidente por una gran mayoría en 2002 y en 2006, antes de que la limitación a dos mandatos consecutivos lo obligara a dejar la presidencia en el 2010 cuando contaba con el 87% de adhesiones) estaba a la cabeza de la intención de voto en los sondeos realizados durante la campaña electoral para las presidenciales de 2018. La exclusión de Lula de las elecciones, fundamentada en el veredicto de su culpabilidad de Moro, fue un episodio clave que llevó a la victoria a Bolsonaro.

Lo que puede que sea más notable es que luego de ganar la presidencia Bolsonaro creó un nuevo cargo de autoridad sin precedentes, que los brasileños llaman «superministro de Justicia», con el objeto de supervisar un organismo dotado de poderes consolidados para la aplicación de la ley, la vigilancia y las investigaciones, que anteriormente estaban repartidos en varios ministerios. Bolsonaro creó este cargo a beneficio del juez que declaró culpable a Lula, Sergio Moro, y es el cargo que Moro tiene actualmente. Es decir, Moro ejerce hoy en día inmensos poderes de policía y de vigilancia en Brasil, gracias a un presidente que solo fue elegido luego de que Moro, cuando era juez, impidiera que su principal adversario fuera candidato a la elección presidencial.

Los fiscales de la investigación Lava Jato y Moro han sido muy controvertidos en Brasil y a nivel internacional – festejados por muchos como héroes de la lucha anticorrupción y acusados por otros de ser ideólogos clandestinos de derecha disfrazados de agentes apolíticos de la ley. Sus detractores insistieron en el hecho de que abusaron y explotaron sus poderes represivos con el objetivo politizado de impedir a Lula volvier a la presidencia y de destruir su Partido de los Trabajadores de izquierda, el PT. Con igual vehemencia Moro y los fiscales negaron haber tenido lealtades u objetivos políticos y han declarado que simplemente trataban de eliminar la corrupción en Brasil.

Pero hasta ahora los fiscales de la investigación Lava Jato y Moro han realizado su trabajo en gran parte en secreto, impidiéndo al público evaluar la validez de las acusaciones contra ellos y la verdad de sus desmentidos. Eso es lo que hace que este nuevo archivo sea tan valioso en el aspecto periodístico: por primera vez el público podrá saber lo que estos jueces y fiscales decían y hacían mientras creían que nadie los escuchaba.

Los artículos de hoy muestran, entre otras cosas, que los fiscales del Lava Jato hablaron abiertamente de su deseo de impedir que el PT ganara las elecciones y tomaron medidas para lograrlo, y Moro, en secreto y sin ética, colaboró con el fiscal del Lava Jato en la confección del expediente contra Lula a pesar de las serias dudas internas sobre las pruebas, para después hacer valer su estatuto de árbitro neutro.

El único papel de The Intercept en la obtención de estos documentos ha sido el de recibirlos de nuestra fuente, que nos contactó hace varias semanas (bastante antes de que el teléfono de Moro fuera presumiblemente pirateado) y nos informó de que ya habían obtenido todos los documentos y se podían entregar a los periodistas.

Informar al público sobre temas de interés público y denunciar los actos reprensibles ha sido nuestro principio rector durante este primer informe sobre los archivos y continuará siéndolo en la medida en que informemos de la gran cantidad de documentos que se nos ha proporcionado.

La cantidad de documentos contenidos en esos archivos, así como el hecho de que muchos documentos incluyan conversaciones privadas entre funcionarios nos obligan a tomar unas decisiones periodísticas respecto a aquellos documentos que se deben publicar y difundir, y a los que no se deben publicar.

Para juzgarlo, utilizamos la norma habitual que rige a los periodistas de las democracias de todo el mundo, es decir, que aquellos documentos que revelan actos reprensible o engaños por parte de actores poderosos se deben difundir, pero que las informaciones que son de naturaleza puramente privada y cuya divulgación puede atentar contra intereses legítimos en materia de vida privada u otros valores sociales no se deben comunicar.

En efecto, en nuestros reportajes sobre este tema nos ha guiado la misma lógica que llevó a una gran parte de la sociedad brasileña (incluidos muchos periodistas, comentadores y activistas) a aplaudir la divulgación por parte de Moro y de varios medios en 2016 de las llamadas de teléfono privadas entre Lula y Dilma Rousseff, en las que ambos dirigentes discutían la posibilidad de que Lula se convirtiese en ministro del gobierno de Dilma. La divulgación de estas llamadas privadas fue crucial para volver a la opinión pública contra el PT y contribuir así a establecer las bases de la destitución de Dilma en 2016 y del encarcelamiento de Lula en 2018. El principio invocado para justificar esta divulgación era el mismo que el principio al que nos adherimos en nuestros reportajes sobre estos documentos: que una democracia es más sana cuando acciones importantes emprendidas en secreto por personalidades poderosas se revelan al público.

Pero contrariamente a lo divulgado por Moro y varios medios sobre las conversaciones privadas entre Lula y Dilma (que no solo incluían temas cuya divulgación era de interés público, sino también comunicaciones privadas de Lula que no tenían ninguna pertinencia pública y que según muchos se divulgaron con intención de poner a Lula personalmente en una situación embarazosa) The Intercept ha decidido silenciar toda comunicación privada, grabación de audio, vídeo u otro material concerniente a Moro, Dallagnol o cualquier otra parte puramente privada y, por lo tanto, no vinculada a cuestiones de interés público.

Hemos tomado medidas para asegurar los archivos y todos sus documentos en el exterior de Brasil, para que muchos periodistas tengan acceso a ellos de modo que ninguna autoridad de ningún país tenga la posibilidad de impedir los reportajes basados en estos documentos. Tenemos intención de publicar artículos basados en dichos archivos y de dar cuenta lo más rápidamente posible, de acuerdo con nuestras normas de exactitud de los hechos y de responsabilidad periodística.

Conforme a la práctica periodística en los países en los que la prensa actúa bajo amenaza de censura y de ordenanzas restrictivas preexistentes, como ha sucedido recientemente en el Brasil gobernado por los Bolsonaros, no hemos solicitado los comentarios de los poderosos responsables jurídicos mencionados en estos artículos antes de su publicación porque no queríamos informarlos de antemano y en cambio sí queríamos que los documentos hablaran por sí mismos. Los contactamos a partir de su publicación y actualizaremos los artículos con sus comentarios si y cuando nos los proporcionen.

Habida cuenta del inmenso poder que ejercen estos actores y del secreto bajo el que hasta ahora han podido operar, la transparencia es crucial para que Brasil y la comunidad internacional comprendan claramente lo que han hecho. La prensa libre existe con el objeto de echar luz sobre lo que las figuras más poderosas de la sociedad hacen en la oscuridad.


Versión francesa: Réseau International