Son muy pocos los países en desarrollo o del llamado Tercer Mundo que después de padecer una de las más violentas crisis económicas por la aplicación de políticas neoliberales y de libre comercio, la hayan superado al adoptar sus dirigentes políticas sociales más realistas a favor del desarrollo del pueblo como lo ha hecho Argentina. […]
Son muy pocos los países en desarrollo o del llamado Tercer Mundo que después de padecer una de las más violentas crisis económicas por la aplicación de políticas neoliberales y de libre comercio, la hayan superado al adoptar sus dirigentes políticas sociales más realistas a favor del desarrollo del pueblo como lo ha hecho Argentina.
Esa nación sudamericana se convirtió en la década de 1990 en la meca de la aplicación del libre mercado y las privatizaciones llevadas a cabo por el ex presidente Carlos Ménem quien siguió ciegamente las orientaciones de Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
En ese período se abrieron los servicios y las industrias al capital extranjero y se permitió la importación indiscriminada de mercancías, lo cual llevó al país a una debacle económica sin precedentes en su historia.
Enormes déficit comercial y público comenzaron a ahogar a la nación con graves consecuencias para la población pues las mercancías importadas resultaban más baratas que las producidas en el país lo que disminuyeron las exportaciones.
En un principio el déficit comercial se remediaba con la venta de entidades productivas y de servicios públicos, pero al agotarse las empresas a privatizar, disminuyó la entrada de capitales y la nación se vio envuelta en una profunda crisis económica.
Los bancos decretaron la quiebra, se congelaron todas las transacciones, la deuda externa se elevó a más de 50 000 millones de dólares, el desempleo sobrepasó el 35 % de la población, el hambre y la miseria afectó a la mitad de sus 38 millones de habitantes, mientras las manifestaciones y las huelgas se extendían por el país.
Tras la renuncia del también neoliberal ex presidente Fernando de la Rúa, llegó provisionalmente al poder Eduardo Duhaldé en enero de 2002 y en mayo de 2003 ganaba las presidenciales Néstor Kirchner, quien fue seguido cuatro años después, por el triunfo de Cristina Fernández.
Néstor y Cristina llevaron a buen término una nueva política económica que revertió la profunda crisis y lograron que Argentina se convirtiera en uno principales países en desarrollo de América Latina.
Néstor Kirchner (fallecido en 2010), junto a sus colegas de Venezuela, Hugo Chávez y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, fueron los ejes fundamentares para derrotar en 2005, en la reunión de Mar del Plata, el proyecto estadounidense de crear el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA) mediante la cual Washington proyectaba controlar política y económicamente toda región.
El Producto Interno Bruto (PIB) de Argentina creció 9,5 % en 2010, el tercero mayor del mundo debido al buen desempeño de la económica impulsada por los Kirchner.
La nación sudamericana pasó en 2010 a ocupar el lugar 28 a nivel mundial en cuanto al PIB con 354 000 millones de dólares según el FMI.
Desde 2001 a la fecha, se ha reducido la pobreza al 12 % y el desempleo bajó al 18 % según organismos oficiales.
Los avances económicos y sociales han permitido a la población aumentar los consumos, rubro principal del crecimiento nacional.
Los analistas señalan que en 2011, Argentina tiene el tercer mejor intercambio comercial de sus 200 años de historia debido a que los precios de sus exportaciones son más bajos que los importados.
Para este años se estiman cosechas record en cereales, granos y oleaginosas con más de 100 millones de toneladas que representan alrededor de 30 000 millones de dólares en exportaciones, situación que ocurre en momentos en que el mundo se debate en una profunda crisis alimentaria.
La soya y sus derivados, así como el trigo y sorgo son los principales productos a colocar en el mercado internacional que además cuentan con buenos precios mundiales. A esto se unen las producciones de carnes bovinas, porcinas y avícolas.
Por su parte, la industria continuó su crecimiento en febrero y cerró el primer trimestre con un positivo 9,7 %.
En comparación con el primer período de 2010, el aumento fue de 8,9 %.
Se destacaron la industria automotriz con un 22,1 %; la producción de acero crudo, 11,2 % y neumáticos, 10,8 %. Otros sectores que aumentaron por encima del promedio fueron el Cemento con el 13,4 %, Agroquímicos 10,8 por ciento; la industria textil en su conjunto, con el 18,5 %.
El Estimador Mensual Industrial (EMI) registró también durante febrero una subida del 1,4 % en comparación a enero, y acumuló un alza del 9,7 % en el primer bimestre del año.
En un reciente informe, la Unión Industrial Argentina, afirmó, que con los aumentos logrados durante el 2010 se alcanzaron los niveles de producción previos a la crisis económica del 2009, la cual ha sido evadida por Argentina por la positiva política económica desarrollada por la presidenta.
Para alentar la inversión, el Gobierno prorrogó el régimen de incentivo para los fabricantes locales de bienes de capital, el cual durante el año pasado alentó inversiones por más de 8 500 millones de pesos.
Esa medida ha beneficiado a 3 100 empresas que están inscriptas, que producen por un valor de 3.300 millones de dólares y representa el 6 % del PBI.
En conclusiones, Argentina ha demostrado que con una política nacionalista, sin neoliberalismo ni privatizaciones a ultranzas, se puede alcanzar un desarrollo social a favor de las mayorías.
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