Fue una especie de apagón informático. Los problemas empezaron a media mañana y persistieron hasta pasadas las seis de la tarde. Durante buena parte de ese lapso fue imposible el acceso a los dominios .com.ar o a los correos electrónicos. La caída se produjo por una falla en un servidor de Cancillería, donde están registrados […]
Fue una especie de apagón informático. Los problemas empezaron a media mañana y persistieron hasta pasadas las seis de la tarde. Durante buena parte de ese lapso fue imposible el acceso a los dominios .com.ar o a los correos electrónicos. La caída se produjo por una falla en un servidor de Cancillería, donde están registrados los sitios locales. Según los expertos, el país no tiene un plan de contingencia para evitar este tipo de problemas.
Un error en uno de los seis servidores de Cancillería para los dominios «com.ar» dejó fuera de servicio a la mayoría de los sitios comerciales argentinos -entre 700 y 800 mil- desde mediados de la mañana de ayer hasta pasadas las seis de la tarde. En ese lapso, fue imposible entrar a los sitios locales o enviar y recibir correos electrónicos. Semejante debacle durante tantas horas ocurrió por primera vez en 17 años, desde que existe Internet en el país. A las 17.30, la Cancillería -de la que depende la administración de todos los sitios locales- anunció que los desperfectos estaban resueltos, pero los problemas persistieron al menos hasta las 18.30. La falla en el acceso a los dominios «punto com» nacionales demostró que el país «no tiene planes de contingencia» para resolver emergencias cibernéticas, según uno de los expertos consultados por Página/12.
Un especialista en sistemas explicó de este modo lo ocurrido: «Fue como si de pronto desaparecieran todos los nombres de una guía de teléfonos». Sin los nombres, los usuarios deberían recordar cada número de teléfono para hacer un llamado: lo mismo sucedió con Internet. A las tres de la tarde, sólo los expertos o los programadores eran capaces de acceder a la mayoría de los sitios comerciales del país. Para entrar a Página/12, por ejemplo, debían reemplazar el habitual www.pagina12. com.ar o DNS por el llamado número IP: http//200.61.159.98.
El problema ocurrió en Cancillería. Desde 1987, el organismo administra en una especie de base de datos de los registros de todos los dominios argentinos (.ar), entre ellos los registros comerciales o .com. Los domain name system o DNS se archivan en una suerte de tabla capaz de contener los nombres de los entre 700 y 800 mil sitios comerciales. Esa información no está alojada en un único lugar: está replicada en seis servidores, como si contase con seis copias de seguridad. La falla se propagó (o «contagió») en los seis.
Los seis servidores están ubicados en puntos físicos distintos. Para las «punto com», Cancillería tiene cuatro servidores en Argentina, uno en Estados Unidos y otro en Suiza. Uno de los argentinos está en el Ministerio de Economía, otro en la sede de la Fundación Ciencia Hoy y los otros dos en Cancillería: uno de estos últimos se llama ATHEA y fue el causante del problema.
Según le explicó a Página/12 uno de los creadores del registro made in Argentina, ATHEA es el master server: el servidor que recibe la «tabla» con la información actualizada. La información pasa de allí al resto de los servidores en un proceso que demora apenas unos minutos. Según la fuente, ese procedimiento es el que habría fallado ayer, y no por un error tecnológico sino por un problema que comenzó con una falla humana y se fue agravando con el paso de las horas.
A media mañana, el responsable de cargar la nueva «tabla» del día en ATHEA con los datos de altas y bajas presuntamente lo ingresó con un error. En la jerga, introdujo una «tabla truncada». «Aparentemente hubo un error en la copia de los datos y en lugar de revisarlos y además chequearlos como debería suceder, se comenzó con el proceso de actualización y reproducción: el cáncer se extendió así al resto de las máquinas», explicó el experto, uno de los creadores del sistema y puntilloso conocedor del manejo y control de los archivos desde sus comienzos.
Cuando los empleados de Cancillería tomaron conciencia de los problemas eran las tres de la tarde: a esa hora la mayoría de los usuarios de la red no podían enviar ni recibir e-mails, los servicios de home banking registrados en el país estaban cortados, lo mismo que el acceso a la mayoría de los sitios comerciales locales. Hacia afuera, la Cancillería no dio ninguna información hasta las 17.30. En un escueto comunicado de prensa, indicaron que el problema se había ocasionado por un «desperfecto técnico» que había sido resuelto.
Hacia dentro, las cosas fueron distintas. A las tres de la tarde, cuando se advirtió la falla en la tabla de actualización, interrumpieron el proceso. Y rápidamente reemplazaron esa tabla por un back up anterior; por eso el «cáncer» no alcanzó la totalidad de los sitios sino una parte. Pero, según una de las fuentes consultadas, en lugar de sincronizar los seis servidores para corregir la falla lo hicieron sólo en dos: en uno de los dos de Cancillería y en el del Ministerio de Economía. Como si se tratara de un virus, los otros cuatro servidores seguían «infectados».
Recién a las seis de la tarde, según una fuente confiable, los técnicos de Cancillería pudieron comenzar a resolver el problema que a esa altura generaba una ola de críticas y quejas de usuarios de todo el país. Oscar Masaro, segundo en la Cámara de Proveedores de Servicios de Internet, no recordaba algo parecido: «¿Si para nosotros fue grave? Todo el país se quedó sin Internet», reconoció. Los técnicos intentaban entender y resolver el problema a través de un teléfono: «Llamé a las seis de la tarde e hice que me pongan en línea con uno de los técnicos para explicarles», le reveló a Página/12 el ingeniero Oscar Sznagder, coordinador general hasta agosto del año pasado de Nic.Ar, el departamento de registros de dominios de Cancillería. «Lo que no existió es el conocimiento técnico para diagnosticar lo que estaba pasando», evaluó anoche, luego de dar las instrucciones que, finalmente, a las 18.30 permitieron la reactualización de los seis servidores comerciales. Y el reestablecimiento del servicio.
En principio, no habría indicios de ataques o fallas hechas por algún hacker. Y aunque la hipótesis de la «tabla truncada» es un dato de quienes estuvieron en contacto con los problemas, existen otras hipótesis. Ricardo Patasis es director del Departamento de Ingeniería de la Universidad de CEMA. No recuerda una falla como la de ayer en el país, admite que los DNS son registros delicados. «Puede ser que la tabla haya estado mal configurada, lo que personalmente no entiendo -se preguntó- es por qué si un servidor manifiesta la falla no existen mecanismos de seguridad redundantes que impidan la propagación del error.» Y consideró que, si el problema fue ése, debería haber mecanismos automáticos que permitieran que el resto de los servidores continuaran trabajando con la información anterior